El populismo en su máxima expresión, es como puedo calificar el discurso de Donald Trump al tomar posesión como el 45° presidente de Estados Unidos; mucha demagogia. En el momento le significó muchos aplausos (casi en cada frase o dos) en el recinto y sin duda en hogares y puntos de reunión social. Pero…
… Ofreció demasiado. Sí, un mundo perfecto, en donde las necesidades y deseos de buena vida serán posibles para todos, y desde ¡ya!
Aunque en ese “todos” están los miembros del “establishment” y del gobierno federal, los políticos, a todos estos que vapuleó y los inculpó como ladrones, sin usar esa palabra o similares. Se echó a la bolsa muchos, muchos enemigos, entre quienes de por sí no lo querían.
Mientras tomaba posesión de la presidencia, en otras partes muchos cientos de personas protestaban contra él y mucho de lo que dijo y ofreció en campaña, o de los trapitos suyos que le fueron sacados al sol. Y habrá más, mucho más de esto próximamente. Como dicen “no se la va a acabar”.
Al ofrecer que todos los problemas del país se empezarían a resolver desde ese momento, y eso es imposible, las grandes expectativas creadas y que no serán cumplidas se volverán en su contra. Sobre todo, por sus enemigos que ya lo saben y que insistirán en reclamarle no cumplir sus promesas.
Un populismo como éste tiene enormes costos, y se empiezan a manifestar a corto plazo, en donde sea. La sociedad, sobre todo las clases obrera y pobre, le irán haciendo reclamos, para los que no tendrá respuesta. Esto es historia conocida, caer en la propia trampa de ofrecer lo imposible, lo impagable (no alcanza el dinero).
Ya de por sí, aún antes de tomar posesión, enemigos suyos iniciaron la preparación del llamado “impeachment”, para obligarlo a dejar el poder. Para desgracia de Donald, él mismo les irá dando materia para que insistan.
Tuvo una gran oportunidad de ser prudente, pero no la aprovechó. Su discurso fue populista, agresivo y lleno de ofertas incumplibles, al menos en un corto o mediano plazo, y quizá ni a largo plazo en ciertas materias.
Donald Trump pagará, y pronto, el precio de su soberbia, de su demagogia, por parte de su propio pueblo y de muchos países del mundo, incluyendo gobiernos, organizaciones y personas. Nada malo se le puede desear, pues lo malo incluiría forzosamente a su país, pero hacer pronósticos no es deseo, es advertencia.
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@siredingv
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