¿De verdad cree Damián Zepeda que somos idiotas, o es simplemente una muestra de falta grave de principios y dignidad?
A Damián Zepeda no le debemos insultar ni faltar al respeto que, como personas educadas, damos a todos. Pero sí podemos decir lo que pensamos de él y su conducta en Acción Nacional: parece creer que los panistas y el pueblo en general, somos idiotas. Es eso o un increíble nivel de cinismo y desvergüenza. La verdad, lo más probable es que ambas cosas se sumen. Veamos.
Empecemos por algo muy general. Llegó a la presidencia del partido por razones del cargo que le dio en su momento, de secretario general, Ricardo Anaya. A pesar de su trayectoria de cargos políticos, no tenía una trayectoria de apego al humanismo político del PAN. Nada hay ni en su haber, escrito o hablado, que muestre un alma panista. Más bien se le puede legítimamente catalogar como un exitoso oportunista. Los hechos hablan, no se ha visto la doctrina panista en su carrera.
Heredó la presidencia del CEN panista cuando Anaya solicitó licencia, pienso que en una elección interna no lo hubiera logrado solo (llegó en fórmula con Anaya). Y en esa presidencia, ha abusado de su cargo para auto-conferirse privilegios inmerecidos. Inmerecidos porque nunca demostró estar más a favor de los fines del partido que los que ha perseguido el grupo de cuatismo al que pertenece, el de Ricardo Anaya.
A principios de año, pidió una licencia al cargo de presidente por ¡24 horas! para agandallar el número uno en la lista de candidatos plurinominales al senado 2018-2024. En esas horas, el cargo de presidente lo tuvo, por Estatutos, el secretario general. Y claro, se supone que éste lo nombró, alegando así que “no se auto-nombró”. ¿De veras creía Damián que somos idiotas?
Recientemente declaró a los medios, que permanecería en el cargo de presidente por el resto del periodo, es decir hasta que tomara posesión el nuevo presidente electo (en octubre, en principio). Alegó que no había impedimento estatutario para tener ambos cargos simultáneos, de presidente y senador.
De hecho, esta actitud suya, despertó el interés de modificar los Estatutos para hacerlo imposible en el futuro: no poder desempeñar un cargo de dirigencia dentro del PAN y al mismo tiempo algún cargo público.
Y después de haber insistido en que no se auto-designaría coordinador en el Senado, pide de nuevo licencia y resulta que el secretario general ¡lo designa coordinador en el Senado! Y entonces vuelve a decir que NO se auto-designó… lo único que hizo Damián fue sacarle la vuelta a los Estatutos, otra vez.
Así que es muy razonable preguntar, sin falta de respeto, educadamente: ¿de verdad cree Damián Zepeda que somos idiotas, o es simplemente una muestra de falta grave de principios y dignidad?
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