Honestidad doctrinal panista, eso se quiere.
Las coordinaciones de fracciones parlamentarias son muy deseadas, y por buenas razones. Dan poder, imagen, notas en medios, pero, sobre todo, la disponibilidad de millones de pesos y, como decía Cantinflas ¡allí está el detalle! Lo mismo con la presidencia de las diversas comisiones parlamentarias, dan lo semejante a su nivel, y también disponen de millones de pesos. (¿Y la rendición de cuentas, apá?).
Esto no es ninguna novedad, ha pasado siempre y en todos los partidos, y siempre también ha provocado quejas y señalamientos en medios de comunicación y la política, y en las conversaciones de café.
El jaloneo dentro del partido por esos suculentos platillos de coordinaciones y presidencias, es asunto de cada año, y en especial al iniciar las legislaturas. El CEN panista ya ha anunciado reuniones con los senadores el lunes y martes, y con los diputados miércoles y jueves próximos, y será ocasión para tener los nombres de los dueños del “tú serás” coordinador en ambas cámaras federales. Lo mismo deberá suceder en las 32 entidades federales.
Ahora bien, después del gran desastre electoral del 1 de julio, y la lluvia de reclamos en el pasado Consejo Nacional del sábado 11, el CEN, por medio de su presidente, deberá cambiar su forma de selección (no elección, claro) de los nuevos coordinadores. ¿A qué me refiero?
Se trata de que deberán empezar a hacer algo nunca hecho, a justificar ante la militancia y la ciudadanía las razones para que tal y tal sean los coordinadores. Deberá el CEN demostrar con lujo de detalles que cada uno de ellos es realmente la mejor opción. Deberán de dejar de lado el llamado cuatismo, el descarado interés particular de grupo ante el del panismo y de México.
El currículo (ahora “hoja de vida”) y sobre todo la “buena fama pública” de cada aspirante, deberán ser ventilados, y en base a ello nombrar a los coordinadores en el Congreso de la Unión, y lo mismo en los comités estatales. Hay nombres que se manejan de aspirantes cuya trayectoria, difícilmente (por no decir nulamente), podrán justificar la demostración de una recta conducta, limpia trayectoria, apego en sus acciones a la doctrina humanista. Y en particular, tener dicha buena fama pública. Que en consecuencia el CEN sea felicitado en vez de reclamado.
Es una oportunidad dorada para el vapuleado CEN (dentro y fuera del propio partido), para dejar atrás algunas deplorables candidaturas que no sólo dejaban mucho que desear en cuanto a su honestidad, lo dejaban TODO por desear.
¿Serán esta vez nombrados los mejores legisladores panistas para coordinar fracciones parlamentarias, o se mantendrá el cuatismo e intereses de grupo, y que vuelva a quedar en claro que posiblemente, lo más importante, será el manejo casi discrecional de millones de pesos? Lo que siempre ha sido motivo de los reclamos y señalamientos.
Al dar a conocer los nombres de los futuros coordinadores (y después de las presidencias de comisiones que caritativamente reciba el PAN), el CEN (y los comités estatales), deberán hacerlo con orgullo partidario, demostrar que son los mejores en historial honesto, de apego doctrinal, experiencia y calidad probada de liderazgo, o volveremos a lo mismo en demasiados casos anteriores. No todos, por supuesto, pero sí los que descaradamente fueron impresentables.
Honestidad doctrinal panista, eso se quiere.
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