No sólo México, no sólo el mundo, sino en especial millones de habitantes de Estados Unidos, están en contra de muchas opiniones, políticas ofrecidas y discursos del flamante presidente Donald Trump. ¿Y cómo reaccionan muchas personas? De muchas maneras, unas sagaces, otras intrascendentes y otras absurdas.
Empecemos por lo absurdo, lo inútil. La Internet está llena de insultos y desprecios y hasta amenazas a Donald Trump, en textos o imágenes. ¿Qué utilidad tiene esto? Absolutamente ninguna, sino echar fuera el malestar y la furia personales, pero si algo de ello llega al equipo de Trump o a él mismo, el resultado es el desdén. Pero en general, ¡ni en cuenta!
Las marchas o concentraciones reunidas para agredir oralmente y en pancartas a Trump, tampoco sirven para nada, sobre todo fuera de Estados Unidos. Nada de esto sirve; es más, ni siquiera tranquiliza esa furia (tan justificada) contra Donald Trump, siempre queda una sensación de impotencia ante “el loco”. Al parecer, le importa muy poco lo que digan de él, al menos para su política de gobierno.
Las mismas marchas o concentraciones reunidas para exigir, demandar o solicitar cambios en sus políticas de gobierno, pero propositivas, podrían quizás ser tomadas en cuenta por su equipo y asesores. Además, demuestran a un pueblo educado, conscientes de sus derechos y libertad de manifestación de ideas.
Entonces… ¿qué es útil hacer? Mucho, principalmente exponer de manera correcta, decorosa, las opiniones o divergencias ante Trump, sea en reuniones, escritos, imágenes o declaraciones públicas o por mensajes enviados a la Casa Blanca, por diversas vías, incluidas las diplomáticas y las oficiales, así como a organizaciones internacionales en sus desacuerdos con él.
Respaldar al gobierno en las posiciones tomadas formalmente frente a las políticas inaceptables de Donald Trump, y también las de organizaciones civiles, empresariales y políticas mexicanas. Igualmente las procedentes de otros gobiernos u organizaciones internacionales, así como las de la propia ciudadanía estadounidense y sus organizaciones, que se oponen y manifiestan rechazo a lo ofrecido por Trump en campaña y en la misma toma de posesión.
Es útil también presionar al gobierno mexicano para que tome las medidas diplomáticas y oficiales necesarias para evitar, contrarrestar y buscar el cambio de la oferta de gobierno de Donald Trump.
No está de más manifestar el visto bueno y apoyo a las buenas políticas, que las habrá, del gobierno de Trump, como la defensa de la vida.
Y para quienes son creyentes, orar para que el Señor ilumine la mente de Donald Trump, para que haga un mejor gobierno, para bien de su país, de México y del resto del mundo.
¿Nos molesta y mucho Donald Trump, nos desagrada? Con bien ganadas razones. Digámoslo, pero de manera útil, eficiente, y demostrando que no nos vamos a dejar agredir por su gobierno, que nos vamos a defender por todas las vías legales y diplomáticas, nacional e internacionalmente. Y hasta con el apoyo de quienes en su Congreso y sociedad se oponen a sus locuras.
Una última observación, muy importante: el pleito NO es del pueblo y empresariado de Estados Unidos contra México, es personal de Trump. No hay razón para despreciar, agredir o insultar a la ciudadanía y empresariado de Estados Unidos. Recordemos algo: fue el sistema de votos indirectos lo que le dio el triunfo, en votos ciudadanos perdió. Así que no culpemos a la totalidad de sus ciudadanos, ni siquiera a la mayoría, solamente a los seducidos por su populismo.
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