¿Una nueva clase media?

Los pobres, los marginados y los sin techo no son mascotas, son tan iguales en dignidad como aquel que vive en un palacio, por más pobres que sean.



El presidente de México, López Obrador, aspira a “construir una nueva clase media”. Ha insistido en describir a la clase media mexicana como “aspiracionista”, partidaria de la corrupción, de las injusticias y los privilegios del pasado.

“Queremos sacar de la pobreza a millones de mexicanos para construir una nueva clase media más humana, más fraterna, más solidaria; eso es lo que buscamos, que mejoren sus condiciones de vida, sus condiciones de trabajo, pero que no dejen de voltear a ver a los desposeídos, a los necesitados, a los marginados, que no se le dé la espalda al que sufre.

Y que, además, estén más conscientes y más politizados para que resistan campañas de manipulación, que no sean presa fácil de la manipulación que orquestan, que llevan a cabo los grupos de intereses creados, [a los] que les conviene mantener el régimen de corrupción, de injusticias, de opresión, de privilegios. Entonces tiene que ser una gente muy despierta, muy inteligente”.

López Obrador ha dicho, en toda su vida pública, muchos disparates, muchas mentiras, mucha, demasiada demagogia, pero nunca había dicho algo tan revelador de su falta de conocimiento de la condición humana y, por lo mismo, del arte de gobernar, como lo que dijo el día 21 de junio.

Vayamos por partes, para desentrañar esta que es una verdadera joya del pensamiento de López Obrador:

1.- Una falta menor, si se puede considerar así, es la expresión, tan repetida por el presidente en los últimos días: “aspiracionista”. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, esta palabra no existe. Existe la palabra aspiración, que tiene varias acepciones. La segunda, según la RAE es 2. “Acción y efecto de pretender o desear algún empleo, dignidad u otra cosa”. También existe la palabra aspirar, que también tiene varias acepciones y que coincide con aspiración en lo básico, pero con el añadido del ejemplo: “aspira a una vida mejor”.

2.- López Obrador aspira a “constituir una clase media más humana, más fraterna (¿será aspiracionista?), más solidaria”. ¿Más humana? Si tan sólo nos dijera el presidente lo que entiende por más humana. No creo que, ni en sueños, haya leído a Nietzche, por aquello del título de su obra: “Humano, demasiado humano”; sin embargo, he encontrado en ella algo que le va muy bien a López O.: “El ideal debe ser juzgado de acuerdo al hombre y no el hombre de acuerdo al ideal”. Es él, el dueño del ideal de lo humano, de la clase media. ¿Más fraterna? ¿Más solidaria con los desposeídos, con el que sufre? López Obrador no ha sido ni fraterno ni solidario con las mujeres maltratadas, ni con los niños con cáncer, ni con las víctimas del narco, etc., ¿cómo quiere instituir una nueva clase media (si es que pudiera hacerlo) con esas virtudes que él no conoce y menos practica? Sí, él es muy solidario, muy fraterno, pero con los hijos y con la mamá de los narcos; con esos que hacen sufrir a miles de familias mexicanas cuando le arrancan la vida o hieren a sus hijos, a sus padres, a sus hermanos.

3.- “Una clase media más consciente, más politizada, que resista campañas de manipulación…”. ¡Vaya, el presidente está describiendo, con precisión, a la clase media que votó contra él! Una clase media, consciente y politizada que resistió la manipulación diaria, desde el púlpito de la mañanera. Y, por otra parte, ¿a quién le interesa mantener el régimen de corrupción, de injusticias, de privilegios? Al Presidente, obviamente. A él, y sólo a él, le interesa mantener las injusticias y los privilegios de su hermano Pío, de su prima, de sus hijos, de Bartlett, del hijo de Bartlett, de Eréndira y de su marido Ackerman, de tantos más y de él mismo, del que nunca se ha sabido de qué vivió durante años sin trabajar.

4.- “Entonces, tiene que ser una gente muy despierta, muy inteligente”. Lamento decir que, en este caso, la descripción del presidente es incorrecta. En todas las clases sociales hay gente inteligente y despierta. Cuando los expertos en demografía electoral segmenten el voto de las pasadas elecciones, se va a descubrir cómo, en los barrios más pobres de México y en el campo, también hubo gente muy despierta, muy inteligente, que votó en contra de Morena.
En todo caso, las clases medias (porque hay varias) más politizadas y más conscientes son el motor del elevador y el ejemplo de las clases menos favorecidas que aspiran a una vida mejor.

Por último, no puedo dejar de mencionar el concepto mismo que ha animado a López a imaginar “instituir” una clase media a su gusto, es decir, feliz, feliz, feliz. Instituir es “Establecer algo nuevo, darle principio” RAE. Es muy lamentable que el presidente ignore conceptos (hay que recordar que las ideas tienen consecuencias) básicos de Ciencias Sociales, por no decir (sería demasiado pedir) de Antropología Social y de Antropología Filosófica. No está en el poder de nadie (ni siquiera de Dios, porque nos ha dado la libertad para elegir) el hacer felices a otros seres humanos en este mundo. Ni siquiera un hombre que ame mucho a una mujer, o viceversa, o una madre a su hijo, pueden hacer feliz al objeto de su amor. Mucho menos un gobierno a la sociedad a la que debe servir. La felicidad es una decisión personal. Lo más que puede y debe hacer alguien que ame a otro (no digo que AMLO ame a alguien) es poner la condiciones para que sea feliz por propia cuenta. Tratándose de política, cuyo fin es el bien común, éste consiste en poner las condiciones y los medios, espirituales y materiales, que permitan a las personas y a las comunidades alcanzar la perfección debida a su naturaleza. Es poner las condiciones y los medios, no otra cosa. Los pobres, los marginados, los sin techo, no son mascotas, son tan iguales en dignidad como aquel que vive en un palacio, por más pobres que sean.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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