VAYA CONFLICTO
En un tremendo lío internacional se encuentra metida la doctora Sheinbaum, se ignora si por gusto propio, por estar mal asesorada o porque, de plano, como decían los antiguos: “Lo que natura no da, Salamanca no lo presta”.
Por si no tuviera suficientes enredos en la casa se ha vuelto “sospechosismo” la forma de entrometerse en el tema del fentanilo, cuando a todas luces es público y notorio que la droga lleva un sello que dice “hecho en casa”.
Es una necedad insistir en el pleito. Que si es una cocina fea; que se requiere tecnología de punta para fabricar fentanilo; que si los trastos no son los apropiados y un largo etcétera; cuando se ha hecho público que la Sedena ha desmantelado muchas veces instalaciones como esas que publicó el diario gringo.
La presidenta intentó desacreditar a quienes realizaron el reportaje, pero lo hizo tan de mala gana y tan folclóricamente que se le olvidó que los medios masivos “tienen la sartén por el mango” y un periódico como el que publicó la nota, no se va a jugar su prestigio. No es un “miserable pasquín” Como se solía clasificar a los diarios en el sexenio anterior.
Obvio, la pregunta brincó para varios analistas: Tanta defensa en el asunto del fentanilo que cabe el planteamiento: ¿A quién está defendiendo la doctora?
ONE MORE TIME
Luego, dos traspiés más: satanizar a los gringos porque “de allá” llegan las armas a México con destino a los narcos. Tampoco le funcionó la ardorosa defensa y gritarle al mundo que para eso tenemos el Himno Nacional, cuando todo mundo tiene claro que, esas armas no caen del cielo sino que entran por las aduanas y no precisamente haciéndolas invisibles.
La otra pregunta: Entonces, ¿en manos de quiénes están las aduanas? Porque de eso, tampoco, se dice nada.
Más tarde, cuando se trató de acusar a Trump de tarado e ignorante por estar pensando que en México todavía gobernaba Calderón y García Luna, aun no desaparecía el mal sabor de boca de esa respuesta “diplomática”, cuando la doctora se pone a contestar las nimiedades del republicano. Considerar llamar a los Estados Unidos como la “América mexicana” porque “se oye bonito, ¿verdad?” da la impresión de que Jesús Ramírez, su principal y edulcorado asesor número uno está –como dicen los campiranos- “papando moscas”.
Y A LA MAÑANA SIGUIENTE
Cuando el país se debate en un clima de violencia generalizada y las autoridades brillan por su ausencia –como si la ausencia pudiese brillar- dos de sus correligionarios salen a abollarle la estrella. Una morenista funcionaria local, le agradece a El Mencho –conocido narcotraficante- los regalos que les mandó a los niños; y a otra más, un plan abiertamente lambiscón –peyorativo del verbo “lamer”- le cambia los nombres a la colonia para poner las frases de cuño macuspanense.
El repudio ciudadano fue brutal como lo consignaron diversos medios. La gente quitó los letreros de la nueva nomenclatura y los pisoteó. Más claro el repudio, imposible.
Y el cuento se cierra con las fotografías de los “cuervos de la nación” invitando un viaje gratis para aplaudirle a la doctora en sus primeros cien días de gobierno. Aunque es necesario agregar que, aunque la presidenta envíe al elevadorista de Palacio a la toma de protesta del bandido Nicolás Maduro, el papelito que México hará ante el concierto internacional es muy delicado. Por ello, nadie le creyó a la mandataria cuando afirmó que México es el país más democrático del mundo.
Eso, es una evidencia clara de que, lamentablemente, la doctora gobierna, pero el que manda en el país es otro.
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