LA CRISIS LLEGÓ
Es inédita la crisis constitucional que se padece en todo el país, por más de una razón. No es solo un tema de carácter ideológico o de praxis estratégica de una izquierda cada día más radical con todo lo que ello implica.
Sin duda, el ambiente está realmente enrarecido y el tufo tiene condiciones de endurecimiento más intenso, en la medida en que el Legislativo y el Ejecutivo acorralan al Poder Judicial, en la misma medida en que el Legislativo empieza a dar muestras de un poder superior al propio Ejecutivo.
No es solamente, el rompimiento del concepto republicano o la división de poderes como elemento sustantivo de la vida de la República. Va más lejos. Es la fractura de la democracia para la instalación de una autarquía y de un poderío brutal.
En efecto, por parte del oficialismo se señala que la legitimidad la otorgan los muchos obtenidos en la elección federal reciente. Sin embargo, se confunde legitimidad con legalidad. Es decir, en el ambiente se conservará el respaldo de sus muchos votos, pero todo, fuera de la ley aunque se reformen, se modifiquen o se aniquilen los más elementales principios de derecho y los valores ms preciados del constitucionalismo mexicano.
Algunos de los ministros en funciones todavía han señalado que esta crisis jurídica no es una amenaza para un próximo futuro, sino que constituye una condición presente, actual y crítica, porque “…no existe certeza sobre cuál es el derecho vigente, quién es la autoridad encargada de aplicarlo y cuáles son las consecuencias de las decisiones tomadas”, de acuerdo con la declaración recogida por el maestro Silva-Herzog Márquez.
UNA RESPUESTA CIUDADANA
Era de esperarse: políticos, empresarios, artistas e intelectuales de distintas posiciones ideológicas van a impulsar algunas propuestas evitando exclusiones y rencores, con polarizaciones y discursos de odio y separatismos, como remedio inicial para terminar con el predominio de una sola voz autoritaria.
Aducen como razones de su iniciativa: El Gobierno, se comunica y construye con la mentira y la negación de problemas y hay intentos de instaurar un régimen unipersonal que someta a los ciudadanos. La democracia está en riesgo…” Sin duda, el planteamiento es muy rudo. Más aún, porque tienen razón.
Dan soporte a su dicho, poniendo como ejemplo una economía en el piso, la nula contraposición a la pobreza, el clima de violencia incontrolable y creciente además de un estatus de ingobernabilidad galopante, ante niveles sorprendentes de incompetencia en el frágil intento por gobernar provocado por un metaliderazgo del ejecutivo.
Los datos proporcionados en la iniciativa confluyen también en la urgencia de incrementar, eficientar y transparentar el gasto en rubros como salud, educación y seguridad. No es mala idea, amén de la priorización urgente los elefantes blancos construidos en el sexenio anterior y fortalecido en este. El escribano se resiste a proporcionar cifras. Eso llevaría al país a un nivel de productividad común que el oficialismo está muy lejos de visualizar.
La meta es simple: O el país crece o el sexenio de la doctora concluirá con un deterioro –remember Cuba y Venezuela- como jamás se ha visto en estas tierras.
Sin duda, a unos días de cumplir el primer mes de gobierno, el pueblo que gobierna se empieza a unir, pero en su contra. Al tiempo
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