UN LIDERAZGO QUE SIRVA
Cuando se debate y/o se analiza el concepto de liderazgo –ya en el sector público, en el privado, en la empresa, la escuela o la familia- aparecen algunas interpretaciones de lo más variado. Unas se orientan a elevar los índices de productividad; otras, al abatimiento de costos; no pocas en la actualidad, a la idea de elevar los niveles de satisfacción de los clientes y destinatarios finales de los bienes o servicios que una organización genera.
Pero todas esas teorías, desde Frederick Taylor hasta los estudiosos de la neurociencia y el comportamiento humano, coinciden en algo: el liderazgo tiene como misión fundamental el servicio a aquellos que han sido confiados al cuidado de quien ostenta la autoridad o el poder que auspicia el liderazgo.
La clave, pues, es la visión de cómo el líder es capaz de servir mejor a los demás, porque este concepto encierra la idea de que el trabajo diario, va mucho más lejos del aseguramiento de la producción de lo que sea, porque apunta a generar los llamados “bienes relacionales”. Esto es, aquellas acciones, pensamientos y operaciones que proponen una forma más profunda e intensa de entender la fe y la misión en el destino temporal y trascendente de las personas y su vinculación con la vida cotidiana.
EL ENFOQUE
Desde esta perspectiva, el liderazgo adquiere y asume varios elementos sustantivos: Se trata de impulsar y garantizar una Misión de Servicio. Y éste, parte desde el prestigio profesional que va generando diversos bienes relacionales que conforman un modelo de capital social que se produce y consume entre varias personas; y que, usualmente tienen como atributo ser intangibles y son invaluables. Es el caso de la defensa y protección de la vida humana en cualquier circunstancia.
Por ello, también constituyen distintas experiencias humanas que, a partir de la interactuación provocada entre las personas, son producidas y consumidas por todos los involucrados.
En otros términos, el liderazgo preconfigura una misión de servir a los demás, de generación de bienes y servicios relacionales, así como de inspirar y alentar el desarrollo humano integral y solidario entre quienes se han puesto bajo la responsabilidad del líder, condición que encierra la tarea de ayudar a los demás, porque en sí mismo, da pauta para vivenciar una visión más humanista de las relaciones entre las personas.
DE VUELTA A LA REALIDAD.
Es evidente que esta concepción de liderazgo choca frontalmente con muchos escenarios que se viven en nuestro país, donde es frecuente que quienes detentan la autoridad, no sirve, sino que “se sirven” de la sociedad y de su condición jurídica, lo que no legitima el ejercicio de su liderazgo.
Cobra una vigencia especial, porque a partir de las amenazas del presidente estadounidense se desataron varias señales de alerta interesantes. Destacan por supuesto, aquellas han sido dirigidas hacia México por todo lo que implican los niveles de violencia, de criminalidad, de una economía achaparrada, el tema del fentanilo y las armas que han colocado a los mexicas peleando los primeros lugares en el ranking delincuencial internacional.
Es cierto que las armas vienen de Estados Unidos, pero no entran con magia. Por ello, el rol que juegan las aduanas es un foco interesante para su análisis, en particular porque estas dependencias han sido confiadas a equipos castrenses… y alguien les permite el acceso al territorio nacional.
Mucho se alegó que en nuestro país no se producía fentanilo y todo lo que surgió después, le dio la razón a los comunicadores gringos. Sí hay producción “Made in México” Luego, a impulso nuevamente del norte, el combate a los productos chinos que se envían también al país vecino, a pesar de la cosmética retórica que se ejerció con muy poco resultado.
SINALOA EN LA LÍNEA DE FUEGO
Y para redondear los días recientes, en todo el planeta se enteraron del clima de violencia, del uso de armas de guerra, del poderío económico y político de las distintas bandas de narcotraficantes en aquel estado… y de pronto, Rubén Rocha, gobernador de esa entidad, declara esquemas altamente sospechosos. “No hay terrorismo en México ni en ninguna otra parte” fue la nota de portada de El Noroeste, informando además, para tranquilidad de quién sabe quién, que no existe ningún temor de una posible invasión –para estos efectos- de parte de los gringos.
Y por otro lado, la mandataria asegurando que “es complicado” declarar terroristas a los cárteles mexicanos.
Surgen varias preguntas: ¿A quiénes defiende el gobernador Rocha Moya?… ¿Qué recibió de alguien, que el mandatario estatal les propicia ese nivel de lealtad como para exponer su prestigio personal y su liderazgo político?… ¿No han sido suficiente asesinados, secuestros, muertes de inocentes, empresas quebradas y familias enlutadas para seguir con su negativa de considerarlos como terroristas?
Son preguntas para una eterna sospecha.
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