LOS DÍAS ESTÁN CONTADOS
Ciertamente, como dice Chucho Silva-Herzog Márquez, los días están contados en México, para la libertad, la democracia, la pluralidad, la tolerancia, la libre expresión, libertad de emprender, la de creer y hasta el libre tránsito.
Un adelanto se ha venido dando con enorme fuerza durante los últimos tiempos. Lo que muchos analistas veían como la veleidad desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional, se fue convirtió en caprichos, más tarde en ocurrencias, luego en defensa airada de los atentados a la libertad y el despliegue de toda la fuerza del estado en contra de quienes se atrevían a expresarse en contra de esas peregrinas ideas que llenaron cientos de páginas de periódicos, editoriales y notas en defensa del disenso.
La superficialidad desde la arrogancia del poder se ha ido transformando en la instrumentación de un socialismo nacionalista, para de ahí, pasar al más rancio marxismo leninismo –descafeinado si se quiere- promovido por el Foro de Sao Paul o Grupo Puebla.
Así, se ensalza la más rabiosa intolerancia enarbolando la bandera de la tolerancia. De esta manera, la mente y el alma de las niñas y los niños queda en manos de ideólogos extremistas que queman incienso a las figuras que exterminan al perro del mal capitalista.
Se sataniza a los empresarios, particularmente a aquellos que están fuera del círculo de socios, amistades o consentidos de los poderosos. La corrupción siempre será el fruto bastardo de los gobiernos anteriores para que quede sin mácula el régimen arbitrario.
Los eufemismos campean en cada discurso y en la narrativa construida exprofeso para cada ocasión; por ello se acuñan las voces clásicas que serán el soporte retórico del caudillo y sus corifeos: el pueblo y los conservadores, son elementos infaltables. La presencia de otros datos será material de uso común porque la consigna es, jamás presentarlos ni someterlos a debate. Solo existe la opinión y la evaluación del tlatoani omnisapiente.
Las obras insignia –y las demás- son reinauguradas el número de veces que resulte necesario, porque la idea es doble: llenar de un gran espíritu festivo a la oclocracia que, siempre, bien amaestrada, deberá aplaudir desde que se levanta el telón hasta el momento de recoger los 500 pesos, su torta y el frutsi que son la vianda obligada en estos casos.
Y con tal de que nadie ose hablar o contrariar al caudillo carismático, se tuerce la ley todo lo que sea necesario, incluidas, actuaciones merecedoras de un Oscar; coreografías de cartón y luces de artificio; y los grupos de moda que hacen bailar el esqueleto del respetable.
EL MODELO CORRAL
La escena ya se había presentado exitosamente en el caso de Segalmex, del bodrio ese que es Pemex, del Tren Maya vacío y caro, además de los parientes disfuncionales en la Farmaciota, el INSABI, Mexicana, el Transístmico, la CFE y la larguísima lista que le sigue a ello. Aunque hayan aflorado miles de indicios de corrupción y abuso del poder, mientras sean los propios, los cercanos, los amigos… No hay problema.
Y en el poco probable caso de que a alguien de los amigos y conocidos se le llegue a descubrir algo, el planteamiento es simple. ¡Sígase el Método Corral!… Llamar a quien más confianza se le tenga y más cerca esté del poder supremo, en seguida, un lacayo que cojea de las mismas irregularidades se apersonará; la argumentación será cualquiera si están en territorio del rei no. Luego, le tramitarán un amparo fast track y el culpable quedará inocente persécula-seculorum, hasta que el fuero senatorial lo cobije con su mano.
Así, todo será enviado al archivo para er cubierto por los polvos del olvido. Así sea.
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