La aseveración es importante, porque desde el cargo que ocupa, al sostener que la idea del “pensamiento único” es algo propio de los déspotas.
Respiro
Indudablemente, el anuncio de los acuerdos para firmar el tan traído y llevado T-MEC, constituye una bocanada de aire fresco para la causa del presidente López, a quien no le han resultado muy bien las cosas, desde el culiacanazo, pasando por el fracaso con el tema de Ovidio Guzmán y el aval al fraude electoral de Evo Morales, hasta el patético caso del embajador que sustrajo un libro. Bueno, hasta se le inundó Santa Lucía.
Sin embargo, como el mandatario acostumbra siempre, de la chistera saca los datos necesarios para sostener que este país es analogía de Suecia o Finlandia. Su elevadísima opinión de sí mismo, no deja de ser desbordante, aunque para ello deje de lado la autocrítica y el indispensable cuestionamiento de sus decisiones como autoridad.
El pensador contemporáneo sostiene que: “Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad, no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz”. El planteamiento es fuerte, pero certero.
Pensamiento único
Y, en efecto, cuando la autoridad no se cuestiona, no pregunta, no abre espacios a la crítica y la autocrítica; cuando no es suficientemente resiliente como para instrumentar una eficaz estructura de gobernanza democrática, entonces, la tentación del totalitarismo, de la autocracia supina y la dictadura despótica se convierten en la estrategia de la autoridad pública.
La periodista Ariadna García y Juan Arvizu, en el Universal.com.mx atraparon una joya en la narrativa de doña Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente: “Pensamiento único es política de déspotas, Beatriz Gutiérrez, esposa del president,e afirma que el país es plural en la actualidad”.
La aseveración es importante, porque desde el cargo que ocupa, al sostener que la idea del “pensamiento único” es algo propio de los déspotas, les pega a varios personajes públicos de la misma línea ideológica de su esposo.
Por esa razón, este escribano –coincidiendo con algunas de sus preciosérrimas lectoras y amabilísimos lectores– considera que doña Beatriz se quedó corta al asegurar que en la historia nacional existen “dos políticos déspotas con pensamiento único”: Antonio López de Santana y Porfirio Díaz.
Inexacto
A este amanuense le parece que es válido matizar y ampliar la perspectiva, porque se considera necesario distinguir entre la enorme popularidad presidencial y su indudable legitimidad, y la información que da soporte a la bien llamada “terca realidad”.
El periodista Enrique Campos –ecampos@eleconomista.com.mx– al darle un repaso al acontecer nacional, distingue lo que son los indicadores de popularidad y lo que implica el consumo, desarrollo y crecimiento del país. El tema se engarza bien, porque eventualmente, el presidente ve, valora y califica lo que él precisa. Y esto también es pensamiento único.
Benchmarking
El periodista coloca en el centro de su atención, los mecanismos con los que Alfonso Romo, el jefe de la oficina de la presidencia, compara la situación de México. Y al formular este benchmarking, al escribano también le parece sesgado por decir lo menos. El empresario metido a la 4T compara a México con Bolivia o Argentina. Esto es alejado de la realidad.
No vale, sostiene Campos, comparar a México con los países que se encuentran en crisis. No ayuda en nada. “Hay que aspirar –sostiene– a que el punto de referencia sea con países con crecimiento y estabilidad”.
Y esto es relevante, porque muchos mexicanos están conformes con el gobierno del presidente López, aunque la economía esté por el piso; aunque no haya crecimiento y se presagie algo más grave. Esto hace que el escribano recuerde un meme-divisa: ¿Dónde radica el éxito de las ratoneras?… En que el ratón no se explica por qué el queso es gratis.
Por ello, con enorme razón, el periodista insiste en que, ciertamente, el ejercicio del poder ha desgastado fuerte el prestigio del mandatario. Y habrá que estar al pendiente, porque así también, ha bajado la confianza del consumidor. Cada vez, son más mexicanos que consideran prácticamente imposible, adquirir un bien duradero.
Es cierto también: No hay popularidad carismática y caudillaje sensacional que se sostenga sin dar resultados. Al tiempo.
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