Se carece de amarres, de evaluaciones, esas “benditas evaluaciones” de los órganos colonizados o desaparecidos; de las opiniones que se descalifican a priori, aunque se ofrezcan disculpas carentes de fondo.
Síntomas
No es solo observar las posturas ideológicas, los planteamientos sin sustento, las tesis sin fundamento, los datos incompletos o francamente equivocados; las decisiones tomadas al voleo, cierto, muy populares pero huecas cuando se trata de evaluar su eficacia.
Todo gira en torno a la gran figura del caudillo que siente su espíritu iluminado por los dioses liberales del pasado mexicano.
Su omnisciencia y su bola de cristal solo le permiten conjugar los verbos y las acciones en futuro. Se carece de amarres, de evaluaciones, esas “benditas evaluaciones” de los órganos colonizados o desaparecidos; de las opiniones que se descalifican a priori, aunque se ofrezcan disculpas carentes de fondo.
Los aromas
Todo lo que sucede en el país, con mayor o menor intensidad, empieza a despedir un cierto aroma a imposiciones ideológicas. Por ello, este escribano trae a la memoria de las hermosísimas lectoras y galantes lectores, una frase lapidaria de SS Francisco, pronunciada el 1 de julio de 2015 en Asunción, Paraguay, (https://www.lanacion.com.ar/el-mundo) al asegurar: “Las ideologías terminan mal, no tienen en cuenta al pueblo. Fíjense lo que ocurrió con las ideologías del siglo pasado, terminaron siempre en dictaduras”.
En el camino
Al comentar la posible renuncia de Romo –jefe de la oficina presidencial- al gabinete del presidente López, Raymundo Riva Palacio (https://www.elfinanciero.com.mx) permite atisbar a lo que realmente sucede al interior del equipo del Ejecutivo.
Coincidiendo con el analista, es bien sabido ya que ese “estilo personal de gobernar” es demoledor en los hechos y autoritario en las formas. Riva Palacio lo describe: “El maltrato con Romo no es personal, en abono al presidente. A veces parece hasta inopinada la forma como ni siquiera se da cuenta del daño que le hace a sus colaboradores, al gobierno y a sí mismo. Públicamente ha desautorizado a la secretaria de Energía, Rocío Nahle, al de Comunicaciones, Javier Jiménez Espriú y, de manera sonora, en dos ocasiones muy importantes, porque se trata de inversionistas a quienes envía mensajes contradictorios, al entonces subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, a quien desmintió que se pospondría la cancelación de la refinería en Dos Bocas, y que se estaba evaluando imponer la tenencia a nivel federal”.
Es conocido que tanto Romo como el hoy ex secretario Carlos Urzúa son los funcionarios que presentaban un mayor desgaste. Ambos trabajaban horas extras para enderezar los entuertos de su jefe, en el mismo rol de quien aseguraba con Fox: “Lo que el presidente quiso decir…”
Ecos
Estas tensiones, coincidiendo con el maestro Riva Palacio, son eco de una lucha brutal en el gabinete, entre los “conservadores” y los “radicales”, pero todos, apuntando al fortalecimiento de las entelequias de su jefe, porque puede costarles la chamba si alguien se sostiene en la contradicción.
Por supuesto, la comunicación entre el equipo de alta dirección en la presidencia, se orienta mucho más por el aseguramiento de las simpatías del jefe, que por alcanzar niveles de eficiencia. En el modelo de Harold Lasswell, el objeto de la comunicación del gobierno con la ciudadanía, con los liderazgos de opinión, puede irse por la alcantarilla.
El riesgo de todo ello es al parecer que lo que suceda con México carece de importancia. Si a alguien le resulta excesiva nuestra afirmación, favor de consultar el Plan de Desarrollo, que el único que lo ha podido explicar medianamente, es Mario Delgado, aunque nadie se aleja de considerar que el PND es un catálogo de proclamas y frases políticas sin mayores indicadores, mecanismos de evaluación o estrategias concretas.
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