CHIPOTE CON SANGRE
Los días recientes han sido de enormes descalabros, desasosiego, ansiedad y agruras en el búnker presidencial. Todo lo intentado: trampas constitucionales, ignorancia jurídica, una bancada legislativa tan dividida como ignorante y extraviada, deficiente manejo de la narrativa en los medios masivos de comunicación y errores garrafales en la entelequia que asegura que “la mejor política exterior es la política interior”, empiezan a marcar el poder menguante del presidente.
Tantas veces en las que el tabasqueño ha insistido en la no intervención ni meterse en asuntos de otros países, que hace unos días, cometió una más de las pifias que le costó el descrédito internacional y la silbatina mundial.
Ciertamente, es una manchita más al tigre, pero que, de tan manchado, se ha desdibujado, alejándose del prócer, líder carismático, caudillo de una transformación que no acaba de nacer y mucho menos cuajar, por la cantidad de damnificados políticos que el mismo presidente ha ido dejando en el camino.
POPULARIDAD O NEBLINA
Estos sucesos parecieran desvinculados de los porcentajes de popularidad presidencial que se mantienen hasta ahora; pero también sucede que las cifras que las agencias encuestadoras le otorgan a su corcholata favorita, le están restando presencia y fortaleza a su proyecto, tanto por el desgaste natural de un poder con fuerte tendencia a la baja, como por la natural “cargada” hacia una jefa de gobierno a la que le urge un milagro para que por sí misma, pueda evidenciar capacidad de gobierno, liderazgo, poder de convocatoria y buenas calificaciones.
En otros términos, la neblina distorsiona el horizonte. Y a ello, habrá que adicionar los papelazos que el mandatario ha evidenciado a nivel mundial: la mañanera en la ONU, el papel de hacedor del trabajo sucio para su “amigo” Trump correteando migrantes, los desaires y la docilidad dl mexicano ante los desplantes del presidente Biden, el feo papel de Esquivel concursando –a sabiendas que no tenía ninguna oportunidad de salir airoso- para la dirección del Banco Interamericano de Desarrollo; y su injerencia en el proceso penal que se sigue a Cristina Fernández, pintan por completo el rarísimo, extraño y absurdo estilo de gobierno.
Y la más reciente, la obsequiosa y rastrera postura para “ir al rescate” del defenestrado –por corrupto- presidente de Perú, por lo que le solicitaron “respetuosamente” al homólogo mexicano que no se meta en los asuntos de Perú; y agreguemos el evento que se canceló en ese mismo país.
El querido maestro Salvador García Soto, en sus “Serpientes y Escaleras” en El Universal, asegura que es “incomprensible” y dibuja de cuerpo entero el estilo utoritario y personalista de gobernar de López Obrador, es su incongruencia e injerencismo.
No lo es tanto, si se considera la locuacidad de las ocurrencias, el imperio veleidoso de la soberbia fruto del poder y la mezcla de una postura “de izquierda” que ha sido criticada por ideólogos como Roger Bartra, precisamente, por no mostrar congruencia con la verdadera izquierda, entonces aflora el modelo autárquico que predomina en México.
EL HASHTAG
Y como consecuencia de los desatinos y desaseados manejos de muchas cosas en materia de gobernanza, a alguien se le ocurrió que, después de la airada y fallida defensa de Pedro Castillo, publicar y hacer viral el #Ahora sigues tú AMLO”
El escribano ignora hasta dónde crecerá el sentimiento y las simpatías por una expresión popular como esa. Lo que es fácilmente previsible es, que pronto, habrá que poner las barbas a remojar, tal y como lo rezaba el antiquísimo refrán de nuestra gente.
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