La prisa de la 4T por hacer cosas al aventón y sacar acuerdos al vapor, no importan los callos que se tengan qué pisar, que ya habrá oportunidad de lanzar un “so sorry” a quien lo requiera.
¿Un triunfo?
En la columna de Yo Influyo, del maestro Antonio Maza, se hace la pregunta formal: ¿el T-MEC fue realmente, un triunfo para México? El rigor intelectual de Maza se advierte en el planteamiento que sigue: “Bien manejado por la Secretaría de Relaciones Exteriores, este nuevo tratado ha sido criticado por varios de los participantes mexicanos. Curiosamente, sin conocer plenamente el contenido final del acuerdo.
Hay críticas en el sentido de que no se consultó a la Secretaría de Economía, que seguramente tendría mucho que aportar al tratado. Quejas también de una buena parte del sector privado, que sintieron que, en los momentos finales de la negociación, probablemente los más críticos, se le hizo a un lado. El llamado “cuarto de junto”, grupo de expertos aportado por el sector privado, no se enteró de los arreglos finales más que por los periódicos.
Lo cual no necesariamente quiere decir que el tratado tenga errores. Lo que si quiere decir es que al sector que tiene que ser el que opere el tratado, al que se trataba de generarle confianza para que haya inversión y creación de empleos, se le ofendió sin necesidad”.
Qué pensar y qué desear
La prisa de siempre. La prisa de la 4T por hacer cosas al aventón y sacar acuerdos al vapor, no importan los callos que se tengan qué pisar, que ya habrá oportunidad de lanzar un “so sorry” a quien lo requiera.
Mis hermosas lectoras y aguantadores lectores coinciden: Hacer cosas como las que vimos en el T-MEC provocar serias cosas en qué pensar y dejan mucho qué desear.
Los que saben quedan o los dejan a un lado, se enteran por los periódicos. Y los que no saben, aprueban documentos que ni tiempo han tenido de leer y mucho menos de entender. Eso significa que, de que hay línea…hay línea.
Lo demás son eufemismos, como el hecho de “haber terminado la guerra contra la violencia organizada”, y nos amanecemos con la nota de la balacera en Villagrán, Guanajuato; la violencia imparable en Cuernavaca, o la muerte del alcalde Lorenzo Baraja en Michoacán.
El héroe “flash” en el Senado
La nota del periodista Misael Zavala en El Heraldo de México https://heraldodemexico.com.mx/pais/fast-track-senado-t-mec) complementa lo que la comentocracia observa e interpreta: De inicio, se trata de un inusitado y asombroso fast track senatorial a validar con 107 votos a favor, el adendum para el T-MEC.
El héroe Flash corre a altas velocidades, pero analizar un documento como el que sustituirá al TLCAN, y hacerlo en 24 horas… eso es milagroso, porque contempló además dos acuerdos adicionales. Hubo un voto en contra, el de Emilio Álvarez Icaza quien calificó al Senado como “Oficialía de partes”, es decir, de esas áreas de las dependencias de gobierno que solo reciben documentos y nada más.
De hecho, al senador le corresponde el cuño de la frase que da origen a esta entrega: “…me pregunto –acota el legislador– qué prisa por arrodillarse”.
La sensatez vino de la senadora guanajuatense Alejandra Reynoso. Acusó y habló fuerte: “…se está aprobando un documento “al vapor”, sin discutirlo con expertos, ni escuchar al empresariado, ni a los sectores afectados por el cambio de reglas”.
Se habló, a propuesta del PAN, de una Comisión Especial para dar seguimiento a los acuerdos del T-MEC. No pasó nada. Héctor Vasconcelos habló de que se deja “a salvo la soberanía nacional”, trayendo a la memoria de los presentes, los lugares comunes de Adolfo López Mateos.
Y en tanto se desgranaban los vítores y eufemísticos aplausos, varios senadores señalaron los impactos y ventiscas, además de varias tormentas, que se abren para México en materia laboral, ambiental, controversias e interacciones sindicales. Bien lo dijo Gina Cruz, senadora panista, al destacar que el T-MEC no es “por sí solo, un salvavidas de la economía”.
La intervención de quien quiere ser émulo de “Don Perpetuidad Velázquez Sánchez”, el senador Gómez Urrutia, hizo una intervención retórica que se quedó en la cúspide de la entelequia y la poesía.
Indudablemente, se genera una bocanada de certidumbre. El quid de todo es que el presidente López sigue con sus narrativas que dividen. Recién, le acaba de dar un par de “sapes” a Gustavo De Hoyos, presidente nacional de la Coparmex, porque de acuerdo con los datos presidenciales, De Hoyos no representa a los empresarios de la Coparmex.
Con ese esquema de trabajo, será muy difícil ser competitivos a nivel global, aunque al presidente mexicano no le haya quedado más remedio que invocar y trabajar en la línea de los neoliberales que tanto desprecia. Ni modo.
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