Indecisiones maravillosas

Este amanuense empieza a sospechar que la actriz espléndida –Florinda Meza– que hacía el papel de “la Chimoltrufia” en los programas de Chespirito, está convertida, como personaje, en asesora presidencial. Los medios han dado cuenta de que nuestro presidente electo, “como dice una cosa, dice otra”.



O, ¿ENGAÑO PROGRAMADO?

La pregunta, para este escribano, es válida. Como bien señalan nuestras hermosísimas lectoras y gallardos lectores, lo que los mexicanos vemos y escuchamos desde el dos de julio pasado es una letanía tan previsible y pronosticada, como real y presente.

Ya se sabía, y en eso coincidieron muchos analistas, comentócratas y, como dicen los maestros de ceremonias chafas, “público en general”: Una cosa son las ofertas, los contenidos, las narrativas y las promesas de campaña, y otra muy distinta, lo que se tiene que comunicar a la hora de ejercer el poder en la administración pública.

El tema sensible con la presidencia electa es que cuando dice que “no”, es que “sí”; cuando dice que “sí”, suele ser “quién sabe”; y cuando asegura que “quién sabe”, lo más probable es que nadie sepa qué va a suceder.

Pareciera exageración, pero no. El nuevo aeropuerto, no; pero el único que sigue aferrado a Santa Lucía –y no se refiere a la santa martirizada en los tiempos de Diocleciano– es Jiménez Espriú.

Somos ya la “república amorosa”, donde todo se perdona y no hay indicios de venganzas; pero quien no ha leído ese tema es Fernández Noroña, mismo legislador que salió trasquilado al enfrentarse al zorro de Muñoz Ledo.

Esteban Moctezuma aseguró que es necesario hacerle algunos ajustes a la tan traída y llevada Reforma Educativa, al tiempo que Mario Delgado –el “H. Pastor” de la banca morenista–, aseguró que no quedará “ni una coma” de la dichosa reforma de Peña Nieto.

El presidente electo sostenía la ayuda perenne y cuasi eterna a los “ninis” que constituyen el Sindicato Nacional de Zánganos, anexos, conexos y similares de la República Mexicana, y ahora resulta que el apoyo será para los hombres de empresa que puedan generarles algún empleo. Obvio cuestionamiento: ¿Usted se atrevería a contratar para su puesto de tacos, tortería, venta de jugos y licuados, megafusión transnacional y/o empresa de clase mundial… a un sujeto que en su vida, se ha dedicado al maravilloso deporte extremo de no hacer nada? El escribano tampoco.

DOÑA FLORINDA

Este amanuense empieza a sospechar que la actriz espléndida –Florinda Meza– que hacía el papel de “La Chimoltrufia” en los programas de Chespirito, está convertida, como personaje, en asesora presidencial. Los medios han dado cuenta de que nuestro presidente electo, “como dice una cosa, dice otra”

Habrá una rarísima “consulta pública” para el nuevo aeropuerto, pero para la refinería de Tabasco, no, y para la construcción del Tren…tampoco.
Hace apenas unos días –septiembre 05, https://www.hoyestado.com/2018/09– nuestro electo señaló a voz en cuello que, el próximo primero de diciembre, recibirá “un país estable y sin crisis financiera”, luego de seis años de gobierno de Peña Nieto. O sea, los mexicanos vivimos casi, casi, como en Suecia, con todo y problemas de pobreza, inseguridad y violencia, porque hay “esperanza en la gente de que las cosas van a mejorar” y en consecuencia “vamos a estar a la altura de las circunstancias”, con cualquier cosa que la frase llegare a significar.

REVERSA

Y a unos cuantos días, como se destaca en los medios –https://politico.mx/minuta-politica– se abre un frente más para el próximo presidente, al declarar recientemente que el primero de diciembre recibirá “un país en bancarrota”.

La explicación tiene varios vértices. Uno –como decimos en México– “se cura en salud”, para evidenciar desde ahora, que no va a cumplir todo lo que dijo, prometió, ofertó y mercadeó al respetable público que digirió toda la verborrea de campaña. Dos, puede ser también, que adelante a los mexicanos que, para lograr la retahíla de promesas, no va a alcanzar el dinero público, lo que también constituye una profecía: aumentar los impuestos para que alcance a cubrir el gasto.

Tres, volver a la reiterada costumbre política mexicana de echar por la borda todo lo que los electores creyeron como verdad revelada, como oferta del cambio que nos llevaría a la tierra prometida, donde todo se resolverá “acabando con la corrupción” que imperó en el sexenio que concluye, pero a quien igualmente, se dijo que perdonará y no habrá cacería de brujas.

En cualquier caso, se trata, probablemente, de una muy buena vacuna que le facilitará desentenderse de los problemas y culpar, como siempre, a un facto exógeno, no a él. La visión del presidente electo, no deja de ser catastrofista. Visto así, con tantas indecisiones maravillosas, el tan cacareado “cambio”, jamás vendrá. ¿O sí?

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