A alguien se le ocurrió asegurar que Nick “se burlaba de un hombre que tocaba un pandero indio”. Otro grabó las escenas y los principales medios de comunicación lo publicaron editado y descontextualizado.
Un principio
Dice don Carlos Marín, en su Manual de Periodismo, que existe un principio fundamental en el periodismo: Confirmar la Información. Viene bien el comentario, porque es imperdonable que a una cadena informativa de tanto prestigio como la CNN, se le haya escapado este aspecto fundamental.
Todo comenzó con…
Un estudiante católico llamado Nick Sandmann se encontró en medio de un tumulto. Se ocasionó un mal entendido y a Nick –empezando por la gente de CNN– provocaron, auspiciaron, toleraron o impulsaron, un “linchamiento mediático” de carácter internacional, de pronóstico brutal, que alcanzó a sus amigos y familiares.
Cacería mediática
Esto sucedió hace un año. La cacería mediática para Nick y su familia se viralizó en las redes sociales. Fue nota, porque Nick, junto con centenares de personas, participaban en una Marcha por la Vida en la ciudad de Washington.
Fue entonces, cuando “a alguien” se le ocurrió asegurar que Nick “se burlaba de un hombre que tocaba un pandero indio”.
Otro “alguien” grabó las escenas en su teléfono y los principales medios de comunicación lo publicaron editado y descontextualizado. La lluvia de amenazas, mentadas de madre, reproches, recriminaciones de todo tipo no se hicieron esperar, de boca de los más ardorosos acusadores de los discursos “de odio”. A esta campaña se sumaron varios artistas de Hollywood.
Las amenazas se extendieron a toda la familia de Nick. “La nota” resultaba formidable para los promotores de los verdaderos discursos de odio: Un estudiante católico, matriculado en una escuela católica y en medio de una marcha por la vida, participaba en actos homofóbicos y discriminatorios. Por eso se le fueron a la yugular a Nick y a su familia.
Investigaciones
Comentarios, opinócratas, activistas y difusores de ideologías disolventes se pusieron a investigar “las relaciones tenebrosas” de la familia Sandmann, hasta que un video más amplio y detallado, evidenció que un par de grupos de adultos se acercaban a los jóvenes próvida que esperaba subir a su autobús, para provocarlos.
En el video, que tuvo que transmitirse en varios medios, quedó evidenciado que Nick no hizo absolutamente nada. De hecho, el joven se limitó a rezar en silencio y sonreír.
La demanda
La presión fue brutal. Los ataques y la infamia a todo lo que daban. La familia de Nick tomó la decisión de demandar a los grandes medios por dos conceptos: la difamación y la forma en que se había alentado la cacería de brujas contra el joven. CNN, NBC y el Washington Post fueron demandados.
La indemnización contra CNN solicitada al juzgador por la familia Sandmann fue de 275 millones de dólares por concepto de difamación, daños morales, y la difusión de fake news. Cantidades similares para los otros medios.
Resultante
La cadena CNN se vio obligada a reconocer la gravedad de sus acusaciones y su falta de ética periodística. Por ello buscaron el acuerdo para indemnizar a la familia de Nick.
Sin duda, este hecho ha sido un mensaje claro para los fautores de los discursos, memes, amenazas, bots y acusaciones sin fundamento. De nuestros gallardos lectores surge la pregunta imaginaria: “Sería genial que don Alejandro Junco, director de un prestigiadísimo medio impreso, demandara a quienes los han calumniado desde Palacio Nacional, ¿no?”
Este escribano no puede evitar pensar en que de producirse una demanda de estas características, ya se hubiera nombrado una comisión de la verdad, una fiscalía especial, la contratación de Alejandro González Iñárritu como perito tercero en discordia para la revisión de los videos de las mañaneras; Televisa arrancaría la serie “Los del Palacio también lloran”; y, seguramente, Paco Ignacio Taibo alentaría la publicación de algún comic. Ni modo, es una simple suposición.
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