Con todo y sus defectos es posible mirar hacia un futuro que ubica a México en otro nivel de cultura, de desarrollo espiritual y progreso material.
Conflicto existencial
Como siempre, mis extraordinariamente hermosas lectoras y espléndidos lectores, hicieron llegar hasta la mesa de trabajo de este escribano, un par de joyas periodísticas que per se, adquieren un valor extraordinario, pero su amalgama potencia ambos contenidos.
La potenciación, en opinión del amanuense, radica en que de sendos escenarios proyectados puede deducirse una decisión tan importante como la que los mexicanos habremos de formular en los próximos días.
El conflicto existencial se centra en la respuesta a una pregunta: ¿Cuál es el México que queremos vivir, disfrutar, tener, caminar y amar para los siguientes años?
Dos vertientes
Como en toda democracia, los mexicanos deambulamos por la retórica, las estadísticas, las promesas, los chismes y los cebollazos típicos de la política nacional. Pero al momento de encontrarnos en la casilla de votación, tendremos 20 segundos de libertad para votar y responsabilizarnos de esa decisión. El problema se encuentra, como dice el efebo hijo de mis entretelas: “¿Pa’ónde ápá?”
Los mexicanos de nuestro tiempo, ya no podemos comulgar con ruedas de molino; ya no es posible irnos con la finta de las fantasías, las ocurrencias, la demagogia o las promesas de que todo cambiará, para que todo siga exactamente igual.
Primer tiempo
Un primer elemento para decidir está en el análisis de los resultados que hoy tenemos y el lugar a donde llegamos. El aporte de entrada lo ofrece mi querido maestro Don Poncho Zárate -presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario (GCI)- en su obra más reciente “Análisis de un gobierno fallido”.
En el fondo, sostiene, el presidente Peña Nieto pertenece en cuerpo y alma- a la facción priísta que agrupa iluminados bajo el dictum de Hank González: “Un político pobre, es un pobre político” Por eso, de esta divisa se han derivado todos y cada uno de los escándalos que usted y el escribano conocen. Por eso mismo, agrega don Poncho Zárate, “Los usos y costumbres del partidazo: el acarreo, las tortas, las matracas, las ofertas fantasiosas de millones de votos, la cargada”
Para emitir su diagnóstico el doctor Zárate traza un triple eje temático: violencia e inseguridad, altos índices de corrupción y el crecimiento económico raquítico y marginal.
Peña Nieto ofreció un gobierno en paz. Las cifras de homicidios, secuestros, asaltos, robos y extorsiones, dan un mentís a la administración de Peña Nieto. Videgaray y su jefe ofrecieron crecimiento de un seis por ciento. No haberlo logrado, implica que entre 200 y 400 mil jóvenes estén fuera del mercado laboral. Y en el tema de corrupción, indica Zárate, la clase política que protege el sistema y se muestra como una camarilla voraz “que no tiene llenadera”. Como describe un alumno del escribano: “¿Por qué, si vamos tan bien como dice Peña, por qué todos nos sentimos tan mal”?
Segundo tiempo
La segunda joya la ofrece mi querido Profe don Raymundo Riva Palacio cuando aborda el ideario-venganza del propietario de Morena. El análisis resulta genial: El tabasqueño quiere que México crezca, que se acabe la pobreza, que deje de existir la corrupción y la impunidad. El ideario “es impecable” dice el maestro Riva Palacio, porque nadie en su sano juicio, podría oponerse a esos temas.
Como certeramente señala el Profe Riva Palacio, cuando el macuspano se presentó ante los CEOS de la industria mexicana que tienen influencia en el 29% del Producto Interno Bruto, que conforma un grupo de 37 empresarios dirigen la élite corporativa de 142 empresas y comparten mil 459 asientos en los Consejos de Administración, planteó un “proyecto de nación” de un lugar que dejó de existir en la década delos setenta.
El “Desarrollo Estabilizador”, el “Estado benefactor”, la economía central y estatizada, la sustitución de importaciones y el retorno a la fallida Alianza para la Producción, fracasada desde 1960 y que dejó en bancarrota a la hacienda pública, fueron la oferta y el plan de gobierno compartido por el tabasqueño. Las dudas no se aclararon y la incertidumbre, los extrañamientos y las cejas levantadas hicieron acto de presencia.
Los mexicanos de a pie, como el escribano, tenemos ya elementos para decidir el México que merecemos.
Podemos dar continuidad a la verborrea que tiene al país sumido en la ignorancia, la pobreza y la mediocridad; o podemos decidir regresar al nefasto y obsoleto pasado de estatismo, ocurrencias y del poder absoluto entregado a un solo hombre, como refiere el maestro Enrique Krauze.
Con todo y sus defectos –como cualquier democracia incipiente- es posible mirar hacia un futuro que ubica a México en otro nivel de cultura, de desarrollo espiritual y progreso material. Tendremos unos cuantos segundos, en la soledad de la casilla, para decidir qué país habremos de dejar a nuestros hijos. El asunto es libertad…eso es todo. El escribano se disculpa por el exceso de esta entrega.
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com