Los memes también son reflejo de lo que la gente en México piensa de quien los dirige. Si crecen los memes y las burlas, el presidente seguirá aún más solo que ahora.
‘TÁ GÜENO
No hay duda de que vivimos tiempos convulsos. Como destaca el analista Guillermo Torres Quiroz, palabras más o menos, “Cuando vemos que los liderazgos de la oposición son un periodista, un payaso y un consejero presidente del INE, entonces habrá que preocuparnos”.
Ciertísimo. Conforme avanza la telenovela “En Palacio también lloran”, más y más se enfrasca el ciudadano presidente en justificar lo que no tiene forma de justificarse; y cada vez que –ya lleva algo así como 17 días- intenta una nueva cortina de humo, de esas que son de tu especialidad y le salen tan bien, todo se le revierte. En expresión de los mexicanos de a pie: “Todo indica que si pone un circo, le crecen los enanos y la mujer barbuda se depila”.
NO LAS TRAE CONSIGO
En efecto, cuando en nuestro país, un presidente ha perdido el control de cualquier cosa o de todo, y los ciudadanos lo perciben, surge algo que los mexicanos no perdonan en estas ocasiones: Empezar a hacer chistes a costillas de los mandatarios, desde las infantiles y anodinas, hasta las ácidas y cáusticas.
Desde luego, pueden encontrarse apodos y sobrenombres que encierran en sí mismos una crítica fuerte del mexicano de la calle, a quien le resulta cuesta arriba evidenciar su malestar, enojo, frustración o inconformidad en un proceso más formal. Por eso, en nuestro país se le canta, se hace mofa y se ridiculiza la parte inevitable que significa la muerte, por ejemplo.
Es evidente que hay sobrenombres que derivan en chistes populares como forma de participación ciudadana.
Samuel Schmidt en un trabajo genial –“Política y Humor”, Chistes sobre el presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari- plantea y puntualiza: “Para analizar la participación política, tradicionalmente se han considerado solamente los actos masivos, en especial los formales como son las elecciones. Las formas de resistencia activa como las huelgas, tomas de tierra, fuga de capital y hasta la guerrilla han tenido valor explicativo. Sin embargo, los actos de resistencia y oposición individuales, que pueden no tener mucho impacto político inmediato y tangible, aunque culturalmente pueden tener una gran importancia, han sido ignorados. Las expresiones informales también impacto político”.
CATARSIS
Como el mismo autor señala, en efecto, hay una correlación entre la cantidad de chistes y la falta de libertad. El chiste es catarsis y libera de la frustración porque golpea a todo lo que es considerado como tabú. Es el caso de la figura presidencial “de águila serena” como alguna vez llamó al mandatario, la periodista Isabel Arvide.
Y en este mismo proceso, se pueden encontrar chistes finos, vulgares, inteligentes, atinados, forzados o francamente “sin chiste”.
CASOS
A don Pascual Ortiz Rubio, la gente le decía “El nopalito” –así, en diminutivo cariñoso- porque tenía fama de ser muy “baboso”, sinónimo de torpe, descuidado o poco listo. A Porfirio Díaz Mori, como consigna Paco Martín Moreno, era conocido por “el garañón”, por su fama de conquistador y sus “arrebatos carnales”
A Luis N. Morones, fundador de la CROM, le cambiaban el significado de su central obrera para asegurar “Cómo Roba Oro Morones” por sus nexos con la honestidad valiente que dejaba mucho qué desear. Más recientes, son los chistes creados para Gustavo Díaz Ordaz, aludiendo a su gesto adusto y su amplia sonrisa como “el Bocón”
Las ocurrencias continuas de Luis Echeverría le ganaron una cantidad impresionante de chiste fuerte y crueles que aludían a sus muchas torpezas, porque pasaba mucho tiempo hablando y con frecuencia, se equivocaba. El monero Carreño se llevó una portada que dibujó todo ese sexenio, a aparecer él mismo como “bolero”, lustrando el calzado del presidente, al tiempo que le preguntaba: “Oiga… ¿ya se sabe el último de Echeverría?” En otros ambientes, la burla fue sobre sus iniciales y su relación con una campaña a favor de la lectura. “L.E.A. Los libros no muerden”
López Portillo se convirtió en “López Por Pillo”; Miguel De la Madrid resultó tan gris, al igual que Zedillo Ponce de León, que merecieron muy pocos chistes de parte del respetable. Durante la campaña de Salinas de Gortari frente al candidato Manuel Clouthier, se popularizó un grito de campaña conocido en la Sierra Tarahumara: “¡Viva colish, abajo purush!”, que traducían como “Viva el gordo, abajo el pelón” Algo similar sucedió con Peña Nieto.
SIN EMBARGO, “THE OSCAR GOES TO…”
Basta dar un paseo por las redes sociales para identificar la cantidad de motes que se le han colgado al presidente López Obrador.
El planteamiento es claro. “Puede deducirse que debido a estos chistes, casi el 15% de su popularidad disminuyó? Es viable. También lo es por el tema de los reclamos a España, al Papa Francisco, a Joe Biden, a Lorenzo Córdova, al INAI, al CIDE, a Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva, Ricardo Rocha, Raymundo Riva Palacio o a los “empresarios rapaces” que tanto le ayudan en la edificación de sus faraónicas ilusiones.
Es decir, los memes también son reflejo de lo que la gente en México piensa de quien los dirige. Si crecen los memes y las burlas, el presidente seguirá aún más solo que ahora. Es cuestión de tiempo.
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