¿Confiar en quienes amenazaron con expropiar, con violentar el estado de derecho?
Inspiración
En su más reciente entrega, mi distinguido maestro Antonio Maza Pereda (YoInfluyo.com – Julio 2 del 2018) a raíz de la elección presidencial, destaca un par de aspectos que al escribano y a sus bellísimas lectoras y amables lectores les resulta importante: “…la gobernabilidad de un país –sostiene Maza Pereda- depende de la confianza de los ciudadanos en su gobierno. La legitimidad solo en parte la dan las urnas, a pesar de lo importante que son las elecciones. Ahora que se habla de reconciliación (…) al menos de dientes para afuera…no faltan quienes nos piden confiar en aquellos que tienen dudosos antecedentes, en los que se dedicaron a infundir el odio entre los mexicanos”
Ese es el primero y difícil rescoldo. ¿Confiar en quienes amenazaron con expropiar, con violentar el estado de derecho? No será fácil. Se requiere un alma grande que, por el momento no asoma con claridad en este país. Muchos memes festinaron el triunfo del presidente electo. Podía olerse el mismo clamor a venganza después de 18 años.
Una triada
Es prudente el tema porque tampoco faltan aquellos que invitan a “ya olvidar el pasado…a darle vuelta a la página” y demandan “Unidad” para “Apoyar” con todo al nuevo gobierno federal. Tampoco se ve muy tersa la caminata por esos lugares.
Para apoyar, lo mismo que para un choque de vehículos, se necesitan dos. Uno, que tenga claro que dejó ya de ser “candidato” y que en diciembre tendrá que gobernar para todos, no solo para los suyos como señala Denise Dresser en la carta que le dirige a López Obrador este mismo día.
Y un segundo protagonista, quien desee efectivamente contribuir a resolver los graves problemas nacionales, y hacerlo con hombría de bien, honrando la palabra y el disenso democrático –no la oposición leal que tanto daño causó a los mexicanos- abriendo espacios de diálogo, sin ingenuidad; de buena fe, sin olvidar los agravios; de poner “la otra mejilla”, recordando a un tiempo, que solo tenemos una boca. Sin descuidar que dos monólogos no construirán jamás un diálogo.
El rol novedoso
Unos tendremos que entender que las inquietudes, ideas, ideologías y sentires, resabios, rencores y hartazgos que representa Andrés Manuel, requieren de espacios institucionales para ser escuchados, atendidos y acudiendo al encuentro de respuestas y soluciones a sus demandas.
Los demás, dejando de lado “una apasionada entrega” que mucho tiene de claudicación, creyendo que la totalidad del proyecto del nuevo gobierno estará exento de presiones, intereses económicos y de poder, como para dejar de lado la deseada, por ellos, integración al nuevo Eje de Socialismo Bolivariano.
Es decir, comparten idéntico nivel de importancia las virtudes políticas de la confianza, el apoyo y el disenso, para que pueda gestarse la necesaria e indispensable Unidad, así, con mayúscula.
Y esta urgente unidad, no la harán germinar ideologías disolventes que, por lo mismo, asumen una visión miope, reduccionista y sesgada de la respuesta requerida para el desarrollo espiritual y el progreso material de nuestro México.
Será necesario superponer a las tesis que dividen, los ideales de orden superior que pueden cohesionarnos como mexicanos; y de esta forma, estar en condiciones de caminar por el sendero de la confianza entre gobernantes y gobernados; de aprender a disentir en buen lid y con honor; y entender que México tiene un destino histórico como cabeza de Latinoamérica.
No podemos volver a caer en la cita que hace Edna Jaime rescatando una expresión aparecida en The Economist (https://www.mexicoevalua.org/2018/06/29): No entendieron que no entendían. No somos Venezuela, Nicaragua, Ecuador o Bolivia, este escribano está de acuerdo. Pero la nueva administración federal tendrá que evidenciar –no solo demostrar- que no llevarán a México por ese mismo camino. Al tiempo.
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com