En México, desde 2005, el primer domingo de marzo se celebra el Día de la Familia con la finalidad de promover y resaltar la importancia social que tiene esta institución natural. Sin embargo hay quienes cuestionan si todavía es válido apostar por la familia y argumentan que esta institución esta caduca y ya no tiene la importancia que tenia anteriormente, pero ¿realmente ya no es tan importante fortalecer y promover la unión familiar?
Algo que como seres humanos se nos olvida, es que la naturaleza no se equivoca y que de una u otra manera se abrirá paso para imponerse y demostrar su supremacía. Esto lo vemos día a día reflejado en el deterioro ambiental, causante de desastres naturales de diversos tipos como consecuencia de la intervención del hombre para alterar la naturaleza. Con la familia sucede lo mismo, se han hecho muchos intentos por alterarla, por negar su naturaleza y su esencia, que ya se dejan ver las consecuencias desastrosas en el tejido social.
Dado que la familia es la primera escuela que tenemos los seres humanos en la que aprendemos a vivir valores, normas y desarrollamos las habilidades sociales necesarias para interactuar con los demás, tanto en el ámbito familiar como en la escuela, el trabajo y la comunidad, es muy importante que esta primera célula social este fortalecida, protegida y cuente con las herramientas necesarias para educar y formar a niños y jóvenes sanos, que se convertirán en ciudadanos funcionales y productivos.
Debido al ritmo de vida de la mayoría de los padres de familia, es importante revisar el ambiente familiar, aunque en ocasiones se dificulta poder pasar más tiempo con los hijos, la presencia es requisito indispensable en la educación, en la comunicación familiar y en el desarrollo de los hijos, desafortunadamente pocos empresarios y autoridades gubernamentales han hecho algo para conseguir la conciliación entre familia y trabajo.
Otro tema es el incremento de las familias monoparentales, por causas diversas, en las que la carga de sostener, cuidar, educar y formar a los hijos la enfrenta sólo el padre, y en mayoría de los casos, sólo la madre. Esta situación ha incrementado los periodos de soledad y desatención de niños y adolescentes, porque quien se ha quedado con los hijos, tiene que dedicar más tiempo al trabajo para lograr un ingreso suficiente, en el mejor de los casos. Por lo tanto, la convivencia en familia pasa a segundo término.
Se nos olvida que la responsabilidad de mantener, atender y educar a los hijos es compartida entre padre y madre; por algo la naturaleza ha determinado que se necesite de los dos para engendrarlos. Es necesario fomentar la permanencia de la unión de los padres para fortalecer la estructura familiar, porque entre dos siempre será más fácil y posible.
Entonces, ¿por qué apostar por la familia? Porque sólo ella será capaz de fortalecer el tejido social y generar un cambio positivo. En la medida en que sus integrantes se sientan acogidos, escuchados y apoyados en familia, se disminuirán las conductas antisociales, ya que solo ella nos permite responder las preguntas que todos nos hacemos: quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, cuál es el sentido de nuestra vida, y cuál es el camino para llegar a nuestras metas. Sólo en la familia adquirimos lo necesario para entablar relaciones sociales sanas, capaces de reconocer la dignidad que todos tenemos como seres humanos.
Porque para promover respeto y unidad, en la familia está la solución!!
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