En los últimos años las relaciones de noviazgo de los adolescentes han cambiado drásticamente; a diferencia de lo que podríamos pensar, no todo es miel sobre hojuelas en esta etapa.
Actualmente en las relaciones de noviazgo de los adolescentes y jóvenes de entre 15 y 20 años, se ha presentado una nueva forma de maltrato: el control. Aparentemente pudiera ser “normal” que el novio o la novia de nuestra hija o hijo siempre esté al pendiente de él o ella, queriendo saber dónde está, qué hace y con quién habla. Pero estas conductas pueden llegar a convertirse en una pesadilla para quien lo está viviendo, en una relación de noviazgo.
Según estudios realizados por la universidad Complutense de Madrid, el 25% de los jóvenes se sienten controlados dentro de su relación de noviazgo, el 23% ha tenido que alejarse de sus amigos porque su pareja así se lo exige, y lo más grave es que el 36% cree que estas conductas son normales porque las asumen como expresiones de amor.
Esta forma de violencia puede pasar desapercibida, incluso para los padres, ya que debido a la ausencia de golpes o insultos, estas conductas controladoras pudieran confundirse con muestras de preocupación o afecto por parte del novio o novia. Sin embargo, estas actitudes son la puerta para la entrada de la violencia verbal y, posteriormente, llegar a los golpes.
Es necesario que los jóvenes reconozcan que las conductas controladoras atentan contra su dignidad como personas y que forman parte de un círculo de violencia que puede ir incrementándose si ellos no ponen un límite en su relación.
Es muy importante que como padres estemos alerta para identificar si nuestros hijos o hijas son víctimas de control. Algunas de las principales señales son:
• Si ella o él cambian su manera de vestir porque a su pareja no le gusta.
• Si está constantemente preocupada(o) porque no pudo contestar la llamada.
• Si deja de hablar o salir con sus amigos, porque no le caen bien a su pareja.
• Si el novio(a) revisa sus cuentas personales de correo electrónico, redes sociales o whatsapp para revisar el remitente y contenido que recibe.
• Si su pareja le prohíbe ir a reuniones sola(o) porque es muy “celoso”(a), aunque ponga como pretexto el deseo de protegerla(o)
En caso de detectar alguna de estas conductas es muy importante acercarnos a nuestros hijos para abrir un espacio de diálogo y preguntarle cómo se siente con esa relación y hacerle notar que esas actitudes no son normales y que pueden llevarlo a una situación de peligro. Muchas de las veces los jóvenes que sufren dentro de una relación controladora no se percatan de ello, debido a la falta de amor y comunicación que pueden haber vivido dentro de su familia; por esta razón pasan por alto estas conductas y permiten que el control vaya en aumento hasta el punto en que el agresor maltrata y manipula a su víctima hasta producirle una lesión psicológica y un desgaste que la vuelve vulnerable y la deja incapacitada para poder defenderse.
La educación para el amor que requieren los adolescentes y jóvenes ha de recibirse en el hogar familiar desde las primeras etapas de la vida. Primero por la experiencia de ser amados tal como son por sus padres y hermanos y segundo por descubrir que el amor está basado en la libertad y la confianza mutua. Con esa preparación ellos serán capaces de amar sin renunciar a su libertad, en un verdadero noviazgo. De cualquier manera, el noviazgo es una forma de relación siempre destinada a romperse, sea porque deciden darlo por terminado, sea porque se casan y pasan a ser esposos.
Fomentemos las relaciones sanas y armoniosas dentro de la familia, porque para vivir un noviazgo de respeto y amor mutuo, en la familia está la solución.
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