Tres gigantes de la literatura universal

Un buen escritor relata la riqueza del pensamiento humano y narra las inquietudes de todo un pueblo. Por ejemplo, el autor ruso León Tolstoi nos dejó un importante legado de presentar la radiografía de toda una época: el sorpresivo ataque de Napoleón y las tropas francesas cuando invadieron el territorio ruso y, posteriormente, cuando fueron derrotados al mando del brillante estratega militar Mikhail Kutuzov (1745-1813) con su novedosa “guerra de guerrillas”. El ingenio de este general ruso sorprendió al mundo entero porque ordenó quemar las cosechas y las ciudades para que el ejército de Napoleón no tuviera qué comer ni un posible albergue, de lo contrario el General Galo se hubiera apoderado de Rusia.

Otra genialidad de este célebre general fue alargar -lo más posible- esta conflagración y esperó a que llegara el invierno con sus nevadas porque los franceses no venían preparados para los rigores de este clima. En conclusión, fue estrepitosa la derrota del entonces considerado el ejército más poderoso de Europa. 

Podríamos decir que León Tolstoi casi nos hace respirar el olor a pólvora de los fusiles y cañones y nos relata magistralmente el dolor de las familias rusas ante la pérdida de sus seres queridos. 

Otro gigante de la Literatura Universal fue Fiódor Dostoyevski (1821-1881) que nos presenta el alma humana en las profundidades de su ser, como en: “Crimen y Castigo”, “El Jugador”, “El Idiota”, “Los Hermanos Karamázov”.  A la vez que va haciendo agudas reflexiones sobre la psicología humana. Por ello, Friedrich Nietzsche le llama “El Literato Psicólogo de quien ha aprendido mucho”.

Hay un autor que influyó mucho en su época, Thomas S. Eliot (1888-1965), quién utiliza su arte -el verso libre- para convertirlo en un poderoso transmisor de ideas. Su obra poética más conocida es “La Tierra Baldía”. Recogiendo unos versos escribe:

“Ciudad irreal

Bajo la parda niebla del amanecer invernal,

una muchedumbre fluía sobre el puente

de Londres,

¡eran tantos!

Nunca hubiera yo creído que la muerte se llevara

a tantos.

Exhalaban cortos y rápidos suspiros.

Y cada hombre clavaba su mirada delante

de sus pies”.

T. S. Eliot hace especial hincapié en la actitud egoísta y de desprecio hacia la vida que conduce a una sociedad estéril y vacía de valores:

“Deberías avergonzarte, dije, de parecer tan vieja

(Y no tiene más que treinta y un años).

No es culpa mía, dijo poniendo la cara triste,

Son esas píldoras que tomé para abortar, dijo.”

Al término de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) sobrevino una oleada generalizada de pesimismo, de ateísmo, de amargura, de pérdida de valores debido a la enorme cantidad de personas que fallecieron, otros quedaron con serios trastornos mentales.

T. S. Eliot logró describir ese mundo, en un tiempo convulso, cínico y descreído que le tocó vivir. Expone -por ejemplo- a las mujeres que despreciaban la vida humana, muchedumbres sin un sentido en sus vidas. Otra obra célebre de este autor es: “Los Cuatro Cuartetos”

Es considerado el mejor poeta del Siglo XX. Por ello, en 1948 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura, por considerarlo como un sobresaliente y pionero de la Poesía Moderna.

En mi opinión este escritor continúa ejerciendo poderosa influencia dentro de los autores de nuestro tiempo, verbigracia, en Octavio Paz y inolvidable poema “Piedra de Sol”.

En la tercera parte de “La Tierra Baldía”, T. S. Eliot expresa la sordidez, la monotonía, la tristeza, la soledad y el desencanto de la vida moderna, con una vacuidad absoluta. Dice:

“Somos los hombres huecos, 

Los hombres embutidos.

Nos inclinamos juntos

Con las cabezas llenas 

de paja ¡Ay, Ay!

En suma, la Literatura es otro modo de acceder a la Verdad, de reflexionar sobre temas profundos y de meditar sobre la persona humana y el acontecer de nuestro tiempo.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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