Acabo de terminar de leer un estupendo libro, titulado: Señor del Mundo escrito por Robert Hugh Benson (1871-1914; Ediciones Palabra, Madrid, 2015, 315 páginas). Esta obra ha sido ampliamente recomendada por el Papa Francisco ya que se trata de una novela en que “el espíritu de la mundanidad lleva a la apostasía”.
Este texto literario, aunque fue publicado en 1907, mantiene plena vigencia y actualidad porque la humanidad se enfrenta con los mismos problemas y tendencias, es decir, se trata de sustituir a la Religión por una ideología basada en el igualitarismo, la libertad y la fraternidad. Son los mismos principios de la Revolución Francesa que ha impulsado la masonería a lo largo de varios siglos y hasta nuestros días.
Se busca afanosamente expulsar a Dios de la vida pública, de las escuelas y universidades, de los trabajos y ocupaciones profesionales, de los medios de comunicación y de la cultura; los templos son destruidos y los creyentes son perseguidos y condenados a muerte, sin más razones que “sostener creencias oscurantistas que se oponen a la ciencia y al progreso de la humanidad” y son acusados de “mantener una actitud contraria a la ideología de la fraternidad universal”.
En esta novela, algunos personajes tratan desesperadamente de extirpar de la faz de la tierra todo indicio de Trascendencia y pretenden exterminar a quienes tienen fe en un Señor, Creador del universo y de los hombres, con un destino eterno.
Este libro recuerda bastante la obra 1984 del escritor inglés, George Orwell (1903-1950), que junto con Rebelión en la Granja constituyen dos novelas críticas hacia el totalitarismo sociopolítico. El personaje del “Gran Hermano”, en este caso, es el líder supremo del mundo aclamado por las multitudes. Los dirigentes y los políticos son los héroes a imitar y las reuniones cívicas se convierten en una especie de liturgia pagana.
Es una novela centrada en el libro del Apocalipsis de la Biblia: una narración sobre el tiempo futuro. No obstante que es un relato de ficción, tiene muchos aspectos que se han cumplido en la sociedad de nuestro tiempo. Nos presenta un mundo globalizado y tecnológico que ha negado la existencia de Dios y una religión que se ha difuminado en un humanitarismo sin alma.
Prevalece una sociedad relativista y materialista en la que no cabe la Iglesia. Cuando el gran líder supremo ha controlado políticamente y por las armas a los países de los cinco continentes, realiza un intenso proselitismo sobre una ideología humanista y solidaria y es secundado ciegamente por millones de personas. Pretende –en apariencia- unificar casi todo el planeta predicando la paz y la concordia, pero ocultando detrás un gran mal.
Sin duda, Robert H. Benson escribió no solamente una obra maestra sino también una novela visionaria y profética, de un entorno social que da la espalda a su Creador, y sobreviene el caos y la desintegración moral de las personas y de la convivencia humana.
En definitiva, es una novela de lectura recomendable para todo lector preocupado por el presente y futuro de nuestro mundo y sus verdaderos valores.
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