Los deportes son la base de valores y costumbres en las que no solamente los hombres, sino también las mujeres han logrado sobresalir en México.
Nací en 1951 en Ciudad Obregón, Sonora. En mis años de infancia recuerdo que a las niñas y adolescentes sólo se les permitía –en lo relativo a los deportes– jugar voleibol o ir a la alberca a nadar. Todo lo demás estaba estrictamente prohibido porque se consideraba que eran actividades propias de los varones, y romper con esas injustas costumbres sociales, atentaba “contra su feminidad y buena fama”.
Por fortuna, en nuestro tiempo, eso ha cambiado en forma notable. Por ejemplo, hay mujeres que practican todo tipo de deportes; acostumbran pasear en bicicleta; participan en carreras y maratones. En los gimnasios se observa que mujeres y hombres de más de ochenta, setenta, sesenta, cincuenta años…diariamente acuden a su caminadora o escaladora, y a muchos otros aparatos que ejercitan diversos músculos.
Como es lógico, muchas de estas adolescentes, jóvenes y mujeres mayores se encuentran en plena condición física.
El deporte, además de que tonifica la mente, se adquieren hábitos constructivos. “Mente sana en cuerpo sano”, decían los griegos. Dicho en otras palabras, influye de manera definitiva en la salud del organismo. Cuántas veces no es la acostumbrada recomendación de un sabio doctor ante un afligido paciente: “Camine y haga algún tipo de ejercicio físico, pero corte con esa vida sedentaria”. Y le advierte, al igual que al familiar que le acompaña en la visita: “En realidad, ésta es la mejor medicina que le puedo recetar”.
Con el deporte se desarrollan un considerable cúmulo de valores y virtudes, como son: la fortaleza, la reciedumbre, la constancia, la perseverancia, el optimismo, el aprender a vencer la desgana; el mantener el entusiasmo; el no desalentarse ante los pequeños fracasos y, por supuesto, el buen humor.
Me llama mucho la atención ese ambiente de alegría y de camaradería que hay en los gimnasios y en toda competición deportiva. Se observa cómo, entre los compañeros, se animan mutuamente para superar metas concretas, retos o desafíos.
Mujeres mexicanas que hayan ganado medallas olímpicas, podemos recordar a: María del Pilar Roldán (natación); María Teresa Ramírez (esgrima); Ana Gabriela Guevara (atletismo); Belem Guerrero (ciclismo); Iridia Salazar y María del Rosario Espinoza (taekwondo); Paola Espinosa, Laura Sánchez, Alejandra Orozco y Tatiana Ortiz (clavados); Aída Román y Mariana Avitia (tiro con arco); Luz Mercedes Acosta y Soraya Jiménez (halterofilia); Guadalupe González (marcha)…
Ellas nos han demostrado con hechos que no son “el sexo débil” como antiguamente se les denominaba. Que destacan por su gran talento y empeño en este terreno, así como en el mundo profesional, intelectual, en la cátedra universitaria, en el laboratorio, en el taller de manufacturas, en el ambiente artístico, etc.
Te puede interesar: Sin Dios no existe la verdad, ni el bien ni el mal: Benedicto XVI
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com