Malcom Muggeridge: un ilustre comunicador que promovió “la cultura de la vida”

En unos días más se cumplen 120 años del natalicio de este célebre periodista inglés que nació en 1903 en Londres, por lo que me ha parecido oportuno recordar su figura. Estudió en la Universidad de Cambridge y contrajo matrimonio con Katherine Dobbs. A través de otro amigo comunicador, Arthur Ransome, fue recomendado para colaborar en el “Manchester Guardian”. Al inicio de la década de los años treinta, este notable periódico lo contrató como corresponsal en Rusia porque tanto el Director de “The Guardian” como Muggeridge simpatizaban con el gobierno de José Stalin, pensando que era un régimen socialista moderado.

Pero al concluir la Segunda Guerra Mundial, en mayo de 1945, Stalin mostró su verdadero rostro como un dictador que sólo ambicionaba tener más poder político y extender el territorio de Rusia por toda Europa del Este. Entonces, Malcom dejó de simpatizar con Stalin y confesó ser agnóstico, porque consideraba inaccesible para la razón llegar al conocimiento de un Ser Supremo. También fue partidario del “amor libre”, así que su juventud se desenvolvió con serios desórdenes sexuales y confusiones ideológicas hasta que un día esa conducta le produjo hartazgo y decidió cortar radicalmente con esa visión desacertada.

Personalmente, me enteré de su existencia hacia los años setenta, ya que publicaba numerosos artículos, ensayos y libros. Comencé a interesarme por sus escritos porque redactaba de una manera valiente, contundente y amena. Muy pronto, Malcom se convirtió en un apasionado defensor de la dignidad de la persona humana.

Después, fue contratado por la BBC de Londres para realizar reportajes por algunos países del mundo. Fueron famosas sus entrevistas con la Madre Teresa en Calcuta. Malcom quería develar las causas últimas por las que esta santa mujer estaba dedicando su vida a los más pobres y necesitados y cuál era la fuerza interior que la movía a dedicarse -junto con las demás monjas “Misioneras de la Caridad”- a vivir en aquellos paupérrimos tugurios.

Con gran celo por las almas -en el que incluía a este conocido comunicador- le comentó que si realmente quería conocer a fondo la espiritualidad de su congregación y qué motivo las impulsaba, lo invitó a que temprano, por las mañanas, junto con ellas hiciera la meditación frente a Jesús Sacramentado y asistiera a Misa, los días que estuviera en Calcuta. Del mismo modo, le animó a que leyera sus escritos fundacionales y a tener largas conversaciones para aclararle todas sus dudas.

Con ese antecedente, este periodista publicó en 1974 su conocido libro “Madre Teresa de Calcuta”. Estas entrevistas supusieron para el comunicador una “sacudida interior” que le cambió sus viejos esquemas anticlericales para pasar a ser un admirador de la Fundadora de las “Misioneras de la Caridad”.

Comenzó, a continuación, a realizar más reportajes en la India sobre la Madre Teresa. De igual forma, conversaron largamente sobre el aborto. Y como fruto de esas charlas publicó otro libro, titulado: “El aborto y la conciencia de la nación”, que de inmediato se convirtió en un “best-seller”.

Pero, en la medida que Muggeridge platicaba con la Madre Teresa, le fue exponiendo sus dudas personales sobre la fe cristiana. Ella le fue aclarando todos sus cuestionamientos. Y en ese trato de plena confianza, se fue generando una buena amistad. Hasta que la Madre Teresa le propuso que se hiciera católico. En 1982, a la edad de 80 años, se convirtió a la fe. Falleció en 1990 y, un año después, se publicó su libro póstumo “Conversión: un viaje espiritual” (1991).

Después, este escritor comenzó a publicar numerosos artículos y ensayos promoviendo la vida humana. En un texto suyo escribiría: “La vida es siempre y en cualquier circunstancia Sagrada, o intrínsecamente no contaría para nada”.

La publicación española “Aceprensa”, recuerdo que hacía bastante eco de sus libros, ensayos y entrevistas por televisión en defensa de la vida humana. Fue, a través de ese medio de comunicación, que comencé a interesarme y profundizar en su pensamiento.

Además, fue de los defensores de la Encíclica “Humanae Vitae” (sobre “La Vida Humana”) en la que el Papa Paulo VI expuso de modo orgánico y sistemático las ideas centrales de la vida humana y el amor conyugal. Este documento fue publicado en 1968 y causó gran revuelo en muchos ambientes ya que condenaba el aborto y la píldora anticonceptiva. Muggeridge decidió dar la batalla en los medios de comunicación, difundiendo las ideas medulares de esta trascendental Encíclica.

En varias ocasiones, se unió a la Madre Teresa para hacer verdaderas campañas en favor de la cultura de la vida y denunciando el relativismo de nuestra sociedad que tiende a despreciar la existencia humana, permitiendo que se aprueben leyes, como: el aborto, la eutanasia, el infanticidio, la experimentación con embriones humanos, la drogadicción, etc. A esta nueva ola de barbarie, Malcom no dudó en calificarla como “la cultura de la muerte”

Con esa inquietud espiritual que llevaba en su alma, realizó un serial para la BBC, titulado: “La Vida de Cristo”, filmado en Tierra Santa. Es verdad que fue lento el proceso de su conversión, pero sus pasos fueron seguros y bien fundamentados.

Siempre manifestó su inmensa gratitud hacia la Madre Teresa quién lo fue conduciendo, paso a paso y con entera libertad, hacia la fe cristiana. Escribía que, además, la Madre Teresa le había enseñado con una visión totalmente nueva sobre la gran importancia de promover “La Cultura de la Vida”.

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