Un buen libro no tiene comparación con los materiales audiovisuales o de las redes sociales.
Con motivo de la “cuarentena” recomendada, entre otros grupos sociales, a las familias por las autoridades sanitarias para evitar mayores contagios con ocasión la pandemia del coronavirus que asola los cinco continentes, pensaba en aquella célebre pregunta:
-¿Y qué libros te llevarías para leer si estuvieras en una isla desierta?
Ayer estuve con un amigo que tiene gran afición por la literatura y cuenta con numerosos volúmenes de los autores clásicos que han recibido Premios Nobel.
Es verdad que los pedagogos en estos días de forzoso encierro, también han recomendado videojuegos y películas formativas y con valores.
Pero considero que lo que deja un buen libro no tiene comparación con los materiales audiovisuales o de las redes sociales.
Subrayo la importancia de buscar “buenas lecturas” porque hay libros que resultan perniciosos y desorientadores en la formación de los chicos y jóvenes.
¿Qué es lo que activa en el cerebro al despertar la afición por las lecturas?
1) En primer lugar, hay que tomar en cuenta que la inteligencia tiene una capacidad asombrosa de aprender fechas, lugares, historias de personajes, anécdotas, etc. Si los hijos no la ejercitan es similar a cuando se tiene un coche de carreras Fórmula 1, con un motor imponente, y se prefiere guardarlo en la cochera, quedando la mente entelarañada y perezosa.
2) En cambio, cuando se practica la lectura se tiene una participación muy activa dentro de la trama, ya que el lector va hilvanando ideas y conceptos y sacando sus propias conclusiones. Es decir, se aprende a razonar y a ejercitar la lógica.
3) Las lecturas también contribuyen a que las personas se expresen mejor y manejen con mayor acierto y seguridad la sintaxis y la ortografía.
4) También, avivan la creatividad, el ingenio y la imaginación, que son herramientas claves para el posterior desarrollo académico.
5) Es notorio que cuando un chico no lee, le falta lógica en su discurso, no discurre con facilidad y muchas veces se contradice en su exposición.
6) Y, finalmente, carece de un bagaje cultural tan necesario en el desempeño profesional. ¿Qué lecturas básicas recomiendo? Me he dado a la tarea de elaborar un elenco de lecturas formativas y recomendables. Comencemos por Los cuentos clásicos infantiles: los de los hermanos Grimm y Charles Perrault, como “Hansel y Gretel”, “La Cenicienta”, “Caperucita Roja”, “Blancanieves”, “La Bella Durmiente”, “El sastrecillo valiente”, “Pulgarcito”, de Charles Dickens: Cuento de Navidad.
Los autores clásicos de Grecia e Italia: Ilíada y Odisea de Homero; Eneida de Virgilio; Historia de Roma de Tito Livio; Diálogos de Platón.
Sobre la literatura de la Edad Media: Divina Comedia de Dante Alighieri, Los milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo; Cantigas de Alfonso X, el Sabio.
Escritores españoles del siglo XVI-XVII: Naufragios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, sin duda, uno de los autores más interesantes y amenos de su época y basada en hechos reales, al igual que Las cartas de relación de Hernán Cortés.
Un lugar especial lo ocupa, El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, obra insuperable de la literatura universal y que muchos escritores reconocen que cada año la releen. La vida es sueño de Calderón de la Barca, obra llena de sabiduría del Siglo de Oro español.
Lecturas recomendables del siglo XIX: Oliver Twist y David Copperfield de Charles Dickens; Moby Dick de Herman Melville, La Isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson, La dama de blanco de Wilkie Collins; Los hermanos Karámazov, El jugador, Crimen y castigo de Fiódor Dostoyevski; La guerra y la paz y Cuentos escogidos de León Tolstói, Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe; Las aventuras de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle; las obras completas de Julio Verne y Emilio Salgari.
Libros interesantes del siglo XX: El Principito de Antonio de Saint-Exupéry, una extraordinaria obra atractiva tanto para niños como para adultos; 1984 y Rebelión en la granja de George Orwell; Las divertidas historias Don Camilo del italiano Giovanni Guareschi; En otro orden de temas, por ejemplo de la literatura rusa del siglo XX: Un día en la vida de Iván Denísovich, Pabellón de cáncer y Cuentos en miniatura de Alexandr Solzhenitsyn; Los novios de Alessandro Manzoni; El caballo rojo de Eugenio Corti.
Para los aficionados a la ciencia ficción: Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Sobre el racismo en Estados Unidos, Matar a un ruiseñor de Harper Lee. También son recomendables las obras completas de Agatha Christie. Otros clásicos que han perdurado con el tiempo son, El viejo y el mar de Ernest Hemingway, La tierra baldía de Thomas S. Eliot; El señor de los anillos de J. R. R. Tolkien; las obras completas de los ingleses Gilbert K. Chesterton y C. S. Lewis; El diario de Ana Frank de Ana Frank. De la literatura contemporánea: Julia Navarro Dime quién soy; La sombra del ciprés es alargada, La señora de rojo sobre fondo gris y El príncipe destronado de Miguel Delibes; las obras completas de la escritora italiana Susanna Tamaro; la tetralogía del brillante escritor español Carlos Ruiz Zafón.
Para adultos, sobre la historia reciente de China, Los cisnes salvajes de Jung Chang. La lista se podría extender mucho más, pero me parece que con estas obras célebres de la literatura universal que he mencionado, podrían contribuir a despertar en la familia el hábito por las buenas lecturas.
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