Lázaro Cárdenas murió víctima de cáncer en la Ciudad de México el 19 de octubre de 1970. Sin duda, fue un personaje complejo y, en diversos aspectos, contradictorio.
El sexenio de Lázaro Cárdenas duró de 1934 a1940. El presidente Cárdenas fue un general combatiente de la Revolución Mexicana. Se caracterizó por aplicar la Constitución de 1917, la justicia social y las demandas campesinas y obreras. Durante su mandato se consolidó el Partido de la Revolución Mexicana (P.R.M.), que posteriormente sería denominado como el PRI y predominó el monopolio del partido oficial, “La dictadura perfecta” como la denominarían los Premios Nobeles, Octavio Paz y Mario Vargas Llosa.
Alentó la agitación obrera con constantes huelgas y paros en todo el país. Promovió las expropiaciones en terrenos agrícolas de particulares como en la región de La Laguna (Coahuila), en Mexicali (Baja California Norte), en las tierras donde se sembraba el henequén en Yucatán, lo mismo que las florecientes haciendas de “Lombardía” y “Nueva Italia” en Michoacán y las repartió entre muchos ejidatarios.
Sin embargo, fueron actos populistas y hechos realizados con apresuramiento y en los que no hubo continuidad, además de la tremenda burocracia y corrupción que todo lo enlentecía y el flujo de dinero nunca les llegó a los campesinos. Total, que su reforma agraria fue un estrepitoso fracaso.
De igual forma, las continuas huelgas en las empresas crearon incertidumbre entre los industriales e inversionistas extranjeros y tanto ambiente de inseguridad social pudo haber provocado una grave inestabilidad social y económica en México, de no haber sido por la oportuna intervención del siguiente Presidente Manuel Ávila Camacho (1940-1946) que puso en paz al campo y a la industria y coincidió con el inicio de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) en la que Estados Unidos requería comprar todos los frutos de la producción agrícola y la producción manufacturera de nuestro país para su país y su ejército. Y, como consecuencia de ello, reinó de la bonanza económica y política que continuó hasta 1970 con el llamado “Desarrollo Estabilizador”.
Lázaro Cárdenas era partidario del marxismo y apoyó a Vicente Lombardo Toledano en la fundación de su partido de izquierda radical. Para equilibrar esas tendencias extremistas, Manuel Gómez Morín, junto con un grupo de políticos e intelectuales, fundó el Partido de Acción Nacional (PAN). También Cárdenas era partidario de la educación socialista y atea y generó estragos en los colegios católicos.
Por otra parte, no simpatizaba en absoluto con la Iglesia Católica ni con sus fieles. Un botón de muestra: el 30 de septiembre de 1934, Tomás Garrido Canabal -un fanático antirreligioso-, exgobernador de Tabasco y secretario de Agricultura del gobierno del General Lázaro Cárdenas, mandó a sus “Camisas Rojas” para que se apostaran con metralletas en el atrio de la iglesia de San Juan Bautista en Coyoacán y, al grito de “¡Viva la Revolución!”, abrieron fuego contra los indefensos fieles que salían de Misa. El sangriento resultado fue de 5 muertos y numerosos heridos. Hubo manifestaciones de católicos para protestar contra este hecho criminal, pero el Presidente Cárdenas, externamente lamentó estos sucesos, pero en la realidad solapó estos trágicos hechos y a nadie se le declaró culpable.
También apoyó la consolidación de la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM) y la Conferencia Nacional Campesina (CNC) que, a la postre se convirtieron en “ganado político” para manipular y controlar las diversas elecciones en todo el país.
En 1938 expropió las compañías petroleras de la zona costera del Golfo de México que se encontraban en manos de empresas norteamericanas e inglesas. Lo que, a primera vista, parecía un acto positivo de recuperar un patrimonio nacional, a la postre, se estatizó bajo la tutela de “Pemex” con una enorme burocracia y corrupción y hasta la fecha funciona con considerables deudas y “números rojos”.
Se ha pretendido edificar un mito en torno a Lázaro Cárdenas como protector de los campesinos y obreros, pero condujo al país al caos y a la anarquía. Sin duda, fue un hombre noble, bien intencionado, pero con ideas extremistas.
Cuando Fidel Castro expulsó al Fulgencio Batista y se hizo con el poder, el 1 de enero de 1959, instaurando un gobierno marxista-leninista, este ex Mandatario mexicano fue el primero en viajar a Cuba para brindar su completo apoyo. Fue así como se conoció más a fondo su trasfondo comunista.
Protestó contra los gobiernos de los presidentes Miguel Alemán y Adolfo Ruiz Cortines por impulsar a la iniciativa privada e impedir más expropiaciones agrícolas. Pero continuaba siendo fiel al sistema del PRI y apoyó la candidatura de Gustavo Díaz Ordaz. Murió víctima de cáncer en la Ciudad de México el 19 de octubre de 1970. Sin duda, fue un personaje complejo y, en diversos aspectos, contradictorio.
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