Don Luka nunca olvidó aquellos gritos de desesperación de los que estaban siendo aplastados en muerte lenta y muy dolorosa.
Conocí a Don Luka Brajnovic en enero de 1976 en la Facultad de Comunicación en la Universidad de Navarra (España). Estábamos tomando un curso de posgrado para 25 Periodistas de América Latina.
Recuerdo que el Doctor Francisco Gómez Antón, también profesor, nos comentó un día en el aula: “Aprovechen la sabiduría y los conocimientos de Don Luka Brajnovic. Ya se irán enterando poco a poco de su gran personalidad”.
Así que aprovechábamos las pausas entre clase y clase, varios compañeros y yo, para invitarlo a la cafetería con la finalidad de entablar lazos de amistad y que nos fuera narrando su interesante y casi increíble vida.
Don Luka nació en Croacia en 1919. Fue novelista, poeta, profesor universitario, periodista y editor. En cierta ocasión fue detenido por criticar en un artículo la figura del dictador italiano Benito Mussolini. Con este motivo, Don Luka no tuvo más remedio que exiliarse durante la Segunda Guerra Mundial. Pasó por tres campos de concentración: primero el de los nazis, luego el de los comunistas y finalmente el norteamericano ya que se consideraba que era un ciudadano sospechoso.
Sobre todo, en el campo de concentración de los rusos comunistas la pasó particularmente mal por la crueldad de los soldados hacia los prisioneros. Un día me relató que le resultaba muy duro el escuchar el tronido de las ramas secas de los árboles porque de inmediato venía a su mente un horroroso recuerdo: cuando a los soldados marxistas se les acababan las balas, entonces hacían pilas con prisioneros amarrados y los tanques pasaban encima de ellos para machacarlos y esas personas, al quebrarse sus huesos, emitían un sonido similar al de los troncos en el suelo. Don Luka nunca olvidó aquellos gritos de desesperación de los que estaban siendo aplastados en muerte lenta y muy dolorosa.
En esa ocasión Don Luka se salvó por ser periodista y porque los comunistas consideraron que era una persona útil para la publicación de periódicos, revistas y panfletos y porque dominaba varios idiomas.
En medio de la Guerra y los campos de concentración perdió contacto con su esposa Ana Tijan y sus hijas Elica y Olga. Muchos años después logró encontrarlos de nuevo.
Fue educado en la Universidad de Zagreb donde se doctoró en Derecho y obtuvo su licenciatura en Sociología. Por su ideología contra el comunismo y el fascismo fue expulsado de su natal Croacia y no pudo regresar hasta 1989.
De 1949 a 1956 trabajó en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid. Posteriormente fue contratado por la Universidad de Navarra (Pamplona) en la facultad de Periodismo como profesor. Ahí escribió su libro clásico sobre Deontología (o Ética) Periodística, Géneros Periodísticos, Técnicas de la Información, 2 novelas, 6 libros de poemas y un libro de relatos cortos en croata.
Con cierta frecuencia, nos invitaba a su casa a cenar y ahí tratamos a su esposa Ana y a sus hijas. Era un hombre apacible, sereno, cordial y abierto a hacer amistad con todos; alumnos, profesores, colegas periodistas, intelectuales, etc.
Al final de sus días escribió sus memorias, tituladas “Despedidas y Encuentros”. Recuerdo que me lo leí de un tirón y, al final, llegué a la conclusión de que de ese libro podría salir el argumento de una excelente película.
Don Luka nunca guardó rencores ni resentimientos contra los que lo maltrataron o persiguieron para matarlo. Superó el odio mediante la caridad cristiana y vivió el resto de sus días con mucha paz.
Era un hombre que sabía querer de verdad a sus alumnos por ello muchos que regresaron de visita a la Universidad, de inmediato lo buscaban para charlar con él y continuar la amistad.
Por muchos años escribió en “El Diario de Navarra” y era un experto en política internacional. Recuerdo su magistral libro “Grandes Figuras de la Literatura Universal” en el que abría un amplio horizonte a los jóvenes lectores.
Falleció el 8 de febrero de 2001 a los 82 años. En su honor, la facultad de Comunicación decidió otorgar el “Premio Luka Brajnovic” a intelectuales, políticos y comunicadores comprometidos con la defensa de los derechos humanos y la dignidad de la persona.
Entre algunos de los galardonados se encuentran: Miguel Delibes (escritor), Violeta Chamorro (ex Presidenta de Nicaragua), Antonio Fontán (periodista), Joaquín Navarro-Valls (Portavoz de la Santa Sede).
En resumen, Don Luka Brajnovic son esas personalidades que por su calidad humana y talla intelectual no se olvidan y dejan a su paso una profunda huella entre las personas que lo trataron.
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