En el año 2016, el cantautor norteamericano, Bob Dylan, recibió el Premio Nobel de Literatura. Inmediatamente vinieron a mi memoria algunas letras de sus melodías.
Porque Bob Dylan canta en versos profundos, llenos de contenido que invitan a la reflexión. Por ejemplo, “A Través de la Torre de Observación”. No le sorprenda al lector el llamado “Verso Libre”, iniciado por otro gran poeta inglés Thomas S. Eliot, en que no lleva ningún signo de puntuación.
En esta melodía comienza diciendo:
Debe haber alguna manera de salir de aquí.
Dijo el bromista al ladrón.
Hay demasiada confusión
No puedo conseguir ningún alivio.
¿A qué se refiere el Premio Nobel? A que en muchos sectores de la población se han perdido los conceptos del bien y del mal. Y continúa:
Los hombres de negocios beben vino (…)
Ninguno de ellos a lo largo de su vida
Sabe lo que vale la pena
Es decir, me imagino que un numeroso grupo de personas van viajando en un tren en el que nadie sabe adónde exactamente se dirige. Y continúan bebiendo y jugando a las cartas. Nadie de ellos pregunta por su último destino. sino que para ellos vivir es pasarla bien “hoy y ahora”, aunque el tren se dirija a un precipicio.
No hay razón para preocuparse
El ladrón habló con voz serena
Hay muchos aquí entre nosotros
Que piensan que la vida no es más que una broma.
Reconozco que estos versos de Bob Dylan, me impresionaron porque da “directo en el blanco” de la situación social que está ocurriendo en nuestros días. “La vida no es más que una broma”. Y la muerte también. Hoy se vive y mañana ya no existes. Y todo da igual.
A esta concepción se le denomina “Nihilismo”. Dicho en otras palabras, es una corriente filosófica que niega toda creencia o todo principio moral, religioso, político o social. Además de que niega el valor de todas las cosas.
En parte, también es “Existencialismo” en que los seguidores de esta corriente filosófica, afirman: “el hombre no es otra cosa que lo que él se hace”. No hay lugar para la trascendencia y en su concepción no cabe un Ser Supremo. Sólo hay lugar para el placer, el sexo y una visión sin Dios en la existencia humana como proclamó el filósofo francés, Jean-Paul Sartre.
Lo que siempre me ha llamado la atención es que en política Sartre se declaró “Maoísta”. Nunca se tomó la molestia de investigar a fondo al dictador chino, Mao Tse Tung, ni de viajar a China para comprobar de primera mano el fenómeno del Comunismo chino.
En cambio, la escritora de este país, Jung Chang, escribió el libro: “Mao, la Historia Desconocida”, que ha sorprendido a muchos intelectuales de Occidente ya que desconocían por completo la biografía y aspectos concretos de este sanguinario personaje. Otro brillante libro de esta autora es “Los Cisnes Salvajes” en que narra la historia de tres generaciones abuela-madre-hija. A Jung Chang le tocó vivir los horrores de “La Revolución Cultural de Mao”. Es decir, en este par de libros desmitifica la historia de Mao y el Comunismo Chino.
Lo que parece una digresión, en realidad tiene un hilo conductor. Me refiero a los versos:
Debe haber alguna manera de salir de aquí (…)
Hay demasiada confusión
El poeta Dylan también se refiere a la asfixiante sociedad de consumo en la que vivimos. Por ejemplo, comprar “ahí y ahora lo que me apetece, sin importar que me endeude con un dinero que ahora no tengo y no sé si en el futuro lo tendré”.
O también, seguir las modas, sin tener el más mínimo sentido crítico. Por ejemplo, utilizar un nuevo coche, un celular a la última moda o, tal vez, un caro reloj de pulsera que en realidad no hace falta, pero la víctima consumista piensa: “No me puedo quedar atrás si me comparo con mis colegas de trabajo o mis amistades”.
Y concluye Bob Dylan:
No hablemos falsamente ahora
Porque se está haciendo tarde.
El poeta invita a vivir en la verdad, sin falsedades ni presunciones. Porque la existencia en este mundo se marcha rápidamente.
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