Los líderes políticos que se comunican con las grandes mayorías, utilizan un lenguaje que se aleja de la complejidad y de los datos.
¿Cómo resolver problemas sociales y comunicarse en un contexto de posverdad?
Los escenarios políticos actuales son dominados en gran medida por populismos de derecha e izquierda, y las decisiones políticas cada vez se toman más a partir de campañas de mercadotecnia en lugar de propuestas para solucionar problemas. El campo es fértil para la posverdad, para las “fake news”, y para las expresiones políticas como “yo tengo otros datos”.
Además, la comunicación actual incluye el uso de redes sociales, que también propagan verdades a medias, manipulaciones y “datos” sin fuente, imágenes editadas que muestran situaciones que no son reales, y por supuesto los memes y múltiples aplicaciones que distorsionan la realidad. Y cada vez con mayor frecuencia el uso de Inteligencia Artificial para dar a cada quién solo lo que “prefiere”, incluyendo información fragmentada, preseleccionada y sesgada.
El resultado es que cada vez con mayor frecuencia la mayoría se agrupa alrededor de temas que no son los más importantes, pero que apelan a los sentimientos o al inconsciente colectivo de dicha mayoría; paradójicamente, frente a la ausencia de datos claros, o frente a la complejidad de los problemas y soluciones, la sobre simplificación, o las frases que dividen se convierten en los mejores vehículos de comunicación masiva. Esto, en lugar de encontrar soluciones normalmente provoca que se agraven los problemas.
Por ejemplo, cuando se habla de violencia, seguridad e impunidad, nunca hay espacio para atender las causas, que son muchas y complejas, ni las opciones de prevención, simplemente se discuten estadísticas y niveles de actuación policial o militar.
Los líderes políticos que se comunican con las grandes mayorías, utilizan un lenguaje que se aleja de la complejidad y de los datos, de tal manera que quienes están acostumbrados a manejar información detallada de los problemas para encontrar soluciones, quedan frustrados y fuera de dicha conversación.
El mensaje cristiano no es una idea o concepto, sino una experiencia, y ésta se manifiesta en el encuentro personal con el otro, de hecho, una de las maneras de encontrar a Cristo es sirviendo a quién necesita algo de ti, sea en tu familia, en tu escuela, en tu trabajo, o donde sea.
El encuentro y acompañamiento a los sencillos representa quizá la manera más práctica de establecer una comunicación directa, porque al conocer su realidad, el espacio para la posverdad se limita, y abre la oportunidad para compadecer, convivir y construir bien común al trabajar junto con otros para el beneficio de todos.
La cercanía permite una comunicación que se antepone a los “datos” y se construye desde los sentimientos y experiencias compartidas, el diálogo permite también construir desde la sencillez y la apertura, opciones para atender problemas complejos, juntos, desde abajo, no como una definición de “sabios e inteligentes”, sino como un proceso de aprendizaje y acompañamiento solidario que permita la colaboración con expertos y el uso de tecnología.
“La verdad los hará libres” es otra expresión que se convierte en un criterio de acción en la actualidad para, los observatorios, los investigadores y los grupos que se dedican a analizar datos, ellos se convierten en herramientas poderosas para desmentir noticias falsas y para dar certeza entre tanta incertidumbre. Y a su vez se convierten en ejercicios proféticos de denuncia ciudadana que son en sí mismos contrapesos a los afanes autoritarios de los gobernantes.
¿Cómo resolver problemas sociales y comunicarse en un contexto de posverdad? Con cercanía a quienes sufren los problemas y generando datos verdaderos para soluciones de fondo.
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