El año pasado durante la peregrinación anual de jóvenes al cubilete, el Nuncio Franco Coppola llegó a la celebración eucarística en helicóptero, y entonces se comprometió a que este año caminaría junto con los jóvenes hasta la cima del monumento a Cristo Rey. Monseñor cumplió su promesa y caminó junto con más de 40 mil jóvenes hasta llegar al lugar de la celebración eucarística.
El mismo Nuncio confesó que la caminata le ayudó a realizar una serie de reflexiones, la peregrinación como una parábola de la vida, donde va uno caminando y sin la ayuda de los demás no se puede avanzar. Reconoció el impulso que recibió durante la caminata por las porras y palabras de ánimo de los jóvenes que lo acompañaron sin las cuales quizá no hubiera podido llegar caminado a la cumbre.
Me parece que lo mismo que experimentó el Nuncio en su caminata al lado de los jóvenes, lo experimentamos los mexicanos que vimos como los muchachos salieron durante los sismos a ayudar a la gente, mostrando una solidaridad cristiana que está en el ADN de nuestra cultura. Esta actitud nos hace a muchos seguir caminando por esta vida con la esperanza de tener un México mejor.
Los jóvenes del movimiento Testimonio y Esperanza que organizaron esta caminata con el lema: “Solidaridad, Justicia, y Transparencia por el Bien Común“, tienen muy clara la problemática por la que atraviesa la patria y así invitaron a miles de jóvenes a dar testimonio que genere esperanza.
Como dijo Mons. Coppola, la mayoría de los habitantes de México son menores de 25 años y pueden comprometerse en la construcción de un México diferente, donde exista solidaridad no solo en las emergencias y tragedias, sino como expresión institucional, donde la justicia no sea solo para quienes puedan pagar por ella, sino que efectivamente se acabe con la impunidad y la corrupción que ahoga al país, y que hoy hace imposible construir el bien común.
Mis alumnos se dan cuenta de que no saben cómo trabajar en equipo, y que en equipo es la única manera de dar solución a problemas y ser productivos. La desconfianza e inercia que domina el quehacer de los mexicanos evita que trabajemos juntos en la construcción del bien común, es como si hubiéramos decidido quedaremos al pie de la montaña, como espectadores de quienes si son capaces de aspirar y caminar hasta llegar a la cima.
Los jóvenes peregrinos hacen un llamado a todos los mexicanos para que al igual que el Nuncio, se animen a caminar junto con ellos a construir un nuevo país. También los jóvenes que salieron a ayudar a los damnificados hicieron un llamado a apostar por la solidaridad con el necesitado, a construir juntos un mejor lugar para vivir. El primer reto para todos los ciudadanos es organizarnos y trabajar juntos para solucionar los problemas que tenemos a la mano.
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com