Esta generación y su guerra mundial

Cada semana existe un atentado terrorista en alguna parte del mundo con víctimas mortales, el último mes murieron 239 personas: el 23 de mayo fueron asesinadas 23 y 116 más fueron heridas en un concierto en Manchester, Inglaterra; el 31 de mayo murieron 150 y más de 460 resultaron heridas en el ataque a la embajada alemana en Kabul, Afganistán; el 2 de junio murieron 38 más en Manila, Filipinas; el 3 de junio 11 personas fallecieron y 48 fueron heridas en Londres, Inglaterra; y la semana pasada, el 7 de junio, murieron 17 personas en Teherán, Irán. En todos los casos los terroristas murieron.



Construir la paz mundial en partes


Existen muchos conflictos armados vigentes en el mundo: República del Congo, República Centroafricana, Burundi, Nigeria y Sudán, en África; Siria e Irak, en Medio Oriente, por señalar las más cruentas. Algunos conflictos llevan años, como la guerrilla en Colombia, o el que existe entre Israel y Palestina; otros son provocados por el tráfico de drogas y el crimen organizado, como es el caso de México; y algunos que están en proceso, como el aislamiento a Qatar o el conflicto entre Rusia y Ucrania, sin mencionar los diversos países que se encuentran en guerra civil.

En varias circunstancias el Papa Francisco ha insistido que actualmente vivimos una guerra mundial en partes, y sus consecuencias se manifiestan en las grandes cantidades de desplazados y refugiados en todo el mundo. Los flujos migratorios generan conflictos por el encuentro de culturas y las condiciones de vulnerabilidad social y legal de quienes llegan a nuevos países, además de la persecución y discriminación por motivos de raza y religión.

Esta generación vive pues una condición novedosa respecto a los conflictos. El texto “El fin del poder”, de Moisés Naím, ofrece algunas claves para entender este nuevo entorno, al ubicar las modificaciones en cantidad de actores, capacidad de movilización de los mismos y los cambios de mentalidad que en esta generación se acentúan por la sinergia entre ellos. Estas condiciones se agravan por la indiferencia y el paradójico aislamiento derivado de la conectividad virtual, como muestra el video de Moby.

Estas características han hecho que los conflictos y guerras sean distintas a las dos guerras mundiales del siglo pasado, teniendo ahora múltiples conflictos “en partes”, que además están conectados a través de organizaciones multinacionales, tanto terroristas, como de crimen organizado, que rebasan los conflictos tradicionales entre países o bloques de países.

Lo anterior se suma a las guerras civiles y guerras entre países que persisten desde el siglo pasado, ahora con características propias de esta generación. Las tensiones separatistas, étnicas o regionales dentro de las naciones que buscan su propia autoafirmación frente a la creciente globalización, también generan conflictos. La manera de hacer daño está disponible en todos lugares por el comercio de armas que es denunciado por el video del Papa de este mes.

Las nuevas características de esta guerra mundial “en partes” requieren que las respuestas locales de construcción de paz sean parte de la solución, junto con iniciativas internacionales. Lamentablemente las respuestas gubernamentales siguen siendo para otra época y contexto, con perspectivas de seguridad nacional, que no responden a las nuevas realidades, ni atienden a las causas de los conflictos “en partes”.

Entre otras acciones clave, la educación debe tener su principal objetivo no en tener dinero o trabajo, sino en la paz y la solidaridad para prevenir que los jóvenes se involucren en la delincuencia organizada y en grupos terroristas, incluyendo acciones locales y virtuales con organismos regionales y transnacionales que promueven el apoyo a refugiados, a migrantes y a víctimas de todo tipo, para realizar actos concretos de solidaridad.

La formación del carácter en los jóvenes que los haga capaces de la paz, de la ternura y el perdón, es una prioridad de esta generación en todo el mundo, y al mismo tiempo se requiere promover la participación y solidaridad con los demás, ya que la indiferencia, la violencia, el abuso y el uso de la fuerza, propician más y mayores conflictos. La guerra mundial es en partes; por lo tanto, la paz mundial debe construirse también en partes.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com


 

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