Un engaño a la inteligencia

Cada quien podrá determinar su identidad independientemente de su origen biológico sexual. El “género” será lo que cada quien deseé ser.


sexo


Si me reflejo en una tina con agua y creo verme como un águila, o como un pájaro, o jirafa, o como un libro, o donde mi imaginación me lleve, ¿esto hace que yo sea realmente lo que mi imaginación crea? ¿Puedo yo ser tú? ¿Puedo hoy vivir como otra persona del pasado, como hacen creer algunas películas? Pues si alguien creyera lo anterior, estaría siendo analizado por un psiquiatra; sin embargo, aunque parezca tonto, afirmaciones como estas están surgiendo entre las personas, transmitidas por otras quizá muy convincentes que, por alguna razón, ciegan la verdad de cómo es la realidad de la naturaleza.

Tomemos en cuenta por un momento, las diferencias sexuales. En la historia de la humanidad sabemos que todos nacemos en uno de los dos sexos: masculino o femenino. Sin embargo, hoy mucha gente ha aprendido de sociólogos o psicólogos o asociaciones médicas o por teorías ideológicas que no existe tal cosa llamada ‘diferencias sexuales’, sino que hay un sólo “género”, o lo que cada uno piense que es su sexo, es decir, si me reflejo en la tina de agua y veo imaginariamente que yo ‘ya’ no soy el sexo que me corresponde, sino que mi cara refleja el opuesto.

De un tajo, el sexo de cada uno fue borrado para convertirlo en género, una sola palabra “género” que se refiere a una creencia ha reemplazado a “sexo” y a todos sus referentes biológicos.

Lo conocido hoy es que “género” es cualquier cosa que uno imagine, o sienta, o crea que uno ‘es’. Significa “con lo que alguien se identifica”, aunque esa identidad no esté basada en ninguna medida objetiva o científica. Así, cada quien podrá determinar su identidad independientemente de su origen biológico sexual. El “género” será lo que cada quien deseé ser. Según Facebook existen de 58 a 71 géneros que pueden adoptarse.

Pasando a nivel internacional, regional y/o nacional, en todas partes es aceptado que pueda haber un sentimiento de las personas en ser varón, mujer, ambos, ninguno o cualquiera del espectro de género.

Pero ¿cómo podemos tener un sentido de ser mujer o varón sin suponer que hay otros elementos aparte de nuestros sentidos que denominamos “mujer” y “varón”? ¿Y qué puede ser este hombre o esta mujer, sino un ser humano con una estructura genética basada en uno de los dos sexos? Así, mientras que la experiencia interna e individual de cada persona puede ser de “género” (esto es, sentirse hombre o mujer o X), sufren de una ilusión que hoy es llamada “disforia de género” cuando se piensa que su propia identidad de género está fuera de sintonía con su sexo biológico. Las organizaciones, las leyes y las teorías afirman solamente el sentido de lo que se cree cada uno y no lo que es, llamado en términos filosóficos ‘solipsismo’.

Increíblemente esto está siendo llevado aún más lejos. Médicamente se administran medicamentos y hasta cirugías para alterar los genitales masculino y femenino y sus respectivas hormonas. Esto significaría que ¿cada quien pueda rehacer químicamente y quirúrgicamente lo que es natural, aunque el resultado pueda sonar mal estructuralmente y pueda no ser enteramente exitoso y médicamente peligroso? Y aun así, en esta ‘reconstrucción’ ¿esto hará a un hombre ser mujer y a una mujer ser hombre?

Hay tanta confusión ideológica que a veces alguien no se identifica con ser hombre ni mujer, sino como alguien entre los dos sexos y a esto se le ha dado en llamar “gender queer” que aparenta la identificación con uno u otro sexo, dependiendo de cómo alguien se “sienta”. Pero, si alguien no se siente ni mujer ni hombre, entonces ¿qué es? ¿es un águila? ¿es un perro, o un gato, o un pájaro o un personaje ficticio? Las posibilidades son ilimitadas. Aparentemente no hay restricciones hoy de lo que alguien quiera imaginar ser, pero que no sea biológicamente determinado.

La imaginación llega tan lejos que los activistas transexuales llegan a decir que: “una mujer ‘trans’ no es un varón biológico que se identifica como mujer”, sino que “una mujer ‘trans’ ES una mujer”, simplemente porque así lo cree y lo dice.

Todo esto ha llegado a las leyes, al imaginar que dos varones o dos mujeres pueden ser un ‘matrimonio’. Y ¿cómo ha funcionado esto en países como EE. UU. en donde el “matrimonio homosexual” se legalizó en el 2015?

Tres economistas de gran prestigio, M. Anderson, K Matsuzawa y J. Sabia acaban de publicar un estudio por medio de la Oficina Nacional sobre Investigaciones Económicas en EEUU (“Marriage Equality Laws and Youth Suicidal Behaviors”) en donde exploran la relación entre igualdad matrimonial y comportamientos suicidas entre jóvenes que se identifican como lesbianas, gay, bisexuales, transexuales o queer (LGBTQ).

Una de las conclusiones de este estudio es que “a pesar de previas investigaciones que sugieren lo contrario, encontramos poca evidencia que las leyes de matrimonio de personas del mismo sexo hayan reducido intentos de suicidio entre minorías sexuales adolescentes, ni tampoco ha decrecido la tendencia suicida, ni la idea de suicidio o la depresión.” Originalmente estas habían sido las principales razones aducidas en el juicio que legalizó en EE. UU. el matrimonio homosexual (en base a un artículo NBER-2017 de pediatría JAMA por Julia Rafman, et. al.)

El mensaje que transmiten los expertos economistas es aun peor: “Encontramos evidencia que la legalización del matrimonio del mismo sexo vía mandato judicial, está asociado con el empeoramiento de la salud mental de estos individuos, consistente con una historia de respuesta negativa social, lo cual solamente quiere decir que, lo que la ley logra es mayor hostilidad hacia personas gay/ lesbianas, sobre todo en hogares en donde hay menos aceptación matrimonio ficticio de este tipo.

El equipo de economistas investigadores encontró que la legalización del matrimonio del mismo sexo no redujo comportamientos riesgosos a la salud. Por el contrario, esto está asociado con más del tres por ciento de incremento en ingesta de bebidas alcohólicas entre jóvenes que se autoidentifican como LGBQ. El estudio hace notar que las políticas de apoyo e ‘igualdad’ o ‘no-discriminación’ no garantizan que todo vaya a mejorar, sino que puede llegar a ser peor.

Una de las batallas más sensibles es la ‘colonización de la niñez’. Durante los últimos años, ha habido un tremendo esfuerzo por parte del movimiento LGBT y sus aliados en política, los medios y la industria del entretenimiento para empezar a introducir los principios de su ideología a los niños a edades cada vez más pequeños.

De esta manera tenemos el ejemplo de Industrias Mattel que anunció la venta de la nueva línea de “muñecos de género-neutral”. Ellos aducen que los menores “no quieren que sus juguetes estén dictados por normas de género” dijo su vicepresidente Kim Culmone.

Es difícil saber qué es más impactante: que Mattel haya creado un muñeco de género-neutral o que el mercado, principalmente aquel para menores, supuestamente esté demandando un muñeco como este. Creo que es difícil de creer que pequeños niños y niñas, quienes aún no saben el significado ni siquiera de “género”, estén demandando un muñeco de “género-neutral”. En realidad, la nueva línea de muñecos nos está diciendo más sobre la política del momento presente, que los deseos de la niñez.

Con estos muñecos de ‘género-neutral’, Mattel está deconstruyendo la idea de sexo en las mentes de pequeños niños, enseñándoles una ideología que dice que no hay relación entre el sexo biológico y la realidad. Esta misma ideología ha probado ser desastrosa cuando es llevada a su última conclusión: impulsando a la gente joven hacia abajo en la creencia de reasignación de sexo con medicamentos que alteran su vida y cirugías dañinas.

Otra de las facetas de esta ideología es que, ya que el género es simplemente una construcción social sin bases en la realidad biológica, entonces puede ser ‘fluida’ –de allí el término “género fluido” –. Sin embargo, en un estudio publicado en 2017 en la revista Infant and Child Development dice que sí existe una base biológica para el comportamiento humano. La verdad es que solamente hay dos sexos, y las compañías de juguetes no deben engañar a los niños a creer otra cosa.

El procurador de los Estados Unidos William Barr, pronunció un discurso hace una semana, el 18 de octubre pasado, en la Escuela de Leyes y el Centro Nicola para la Ética y la Cultura de la Universidad de Notre Dame (publicación del Ministerio de Justicia, EEUU) y refiriéndose al sacerdote John Courtney Murray, –quien participó en el Concilio Vaticano II sobre la Declaración de Libertad Religiosa de la Humanis Dignitatem–, comenzó diciendo: “¿Cómo promueve la religión la disciplina moral y la virtud necesaria para sostener a un gobierno libre?”

En EEUU y también aquí, la fundación de la nación se construyó sobre bases cristianas. En su discurso, el procurador dijo: “El sistema moral judeo-cristiano corresponde a la verdadera naturaleza del hombre. Esos principios morales comienzan con los dos grandes Mandamientos –Amar a Dios con todo el corazón, el alma y la mente, y amar a sus semejantes como a sí mismo.” Pero estos incluyen la guía de la Ley Natural– un verdadero, transcendente orden moral que emana de la ley eterna de Dios… De la naturaleza de las cosas podemos, mediante la razón, experimentar, discernir los estándares del bien y del mal que existen independientemente de la voluntad humana. Los estándares morales judeo-cristianos son las definitivas reglas utilitarias para la conducta humana. Estas reflejan las reglas que son mejores para las personas hoy, ahora… Al mismo tiempo, violaciones de estas leyes morales tienen malas y mundanas consecuencias para los seres humanos y para la sociedad. Podremos no pagar el precio de inmediato, pero con el tiempo, el daño es real”.

Barr continuó: “La religión ayuda a enmarcar la cultura moral entre la sociedad e infunde y refuerza la disciplina moral, ayuda a enseñar, entrenar y habituar a la gente a querer lo que es bueno, y lo hace a través de la educación moral y al informar a la sociedad sus reglas informales, sus costumbres y tradiciones que reflejan la sabiduría y la experiencia de todas las épocas”.

Creo que esto ayudará a padres de familia a guiar a sus hijos con esa disciplina moral que los conduzca por el mejor camino, haciendo a un lado ideologías imaginarias que no valen la pena y luchar por un futuro más sano y recto.

 

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