Firmaron 32 gobiernos el documento Declaración del Consenso de Ginebra para declarar: “No existe un derecho internacional al aborto”.
Por fin se acaba de firmar un documento internacional en defensa de la vida y la familia. Este documento llamado Declaración del Consenso de Ginebra acaba de ser firmado por 32 gobiernos que se unieron para, sin ambigüedades, declarar que: “No existe un derecho internacional al aborto”. Los gobiernos firmantes, excepto México, representan un consistente movimiento de resistencia en contra de la presión de la burocracia de las Naciones Unidas y otras instancias que promueven un “derecho humano” al aborto, la cual ha aumentado significativamente durante la pandemia del COVID-19.
La Declaración afirma que “no existe obligación internacional por parte de los Estados para financiar o facilitar el aborto”. El evento fue copatrocinado por Estados Unidos, Brasil, Egipto, Indonesia y Uganda, y firmado por otros 26 países. Muchos otros, entre ellos México, hicieron caso omiso de esta Declaración.
Para tener éxito posterior en contra de la presión a favor del aborto e instituciones internacionales, para obtener éxito, los gobiernos comprometidos en la defensa de la vida del no nacido deberán trabajar juntos, uniendo sus voces soberanas para cerrar el alcance burocrático. Sin embargo, es necesario decir que ésta fue solamente una declaración, no un tratado internacional que vincule a los Estados.
La presión del cambio en el llamado “nuevo orden mundial” en el rubro de la mujer proviene de manera importante a partir de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing (Pekín), 1995. Aquí los temas tratados variaron sobre una definición de “familia” en donde fue inaceptable dar cualquier referencia a ‘esposo y esposa’, o al matrimonio entre un ‘hombre y una mujer’. También se habló de los bancos de esperma (para que parejas de lesbianas pudiesen tener hijos, y por supuesto, se trató el aborto a demanda y ‘derechos sexuales’).
Por el contrario, las necesidades de la mujer promedio en cualquier país en desarrollo, quienes verdaderamente experimentan falta de igualdad y protección, fueron olvidadas. Los puntos esenciales u objetivos a partir de esta Conferencia Mundial, en resumen, se han desarrollado en seis erróneas afirmaciones:
– La familia es una institución patriarcal anticuada perpetuada por varones para mantener en sometimiento a las mujeres.
– Los niños crecen mejor en cuidado infantil fuera del hogar que con su propia madre.
– Las mujeres deben ser animadas a dejar a sus hijos y trabajar fuera de casa para contribuir al PNB de su país.
– Las mujeres deben tener derecho a matar a sus hijos en su útero para no tener que trabajar en desventaja o con el inconveniente de las responsabilidades de la maternidad.
– La religión es un obstáculo para la realización completa de derechos humanos para las mujeres, ya que promueve la maternidad, la familia, el matrimonio y la represión sexual.
– La homosexualidad es natural y es una expresión válida de la sexualidad humana que debe ser legalizada, protegida, promovida y celebrada.
Estos seis puntos parecen una pesadilla o un cuento de ficción. Y si esto fue a partir de 1995, ¿qué ha pasado en los años que siguieron después? Es difícil resumir en un breve artículo lo sucedido en el ámbito internacional.
Lo que se puede afirmar es que se creó un nuevo paradigma de la familia. La llamada “perspectiva de género” es un concepto clave de la ‘reingeniería’ social anticristiana (llamada así por el P. Juan Claudio Sanahuja). Así, vemos que el objeto de esta reingeniería es la autorrealización de la mujer y según esta, los principales obstáculos que se oponen a esta son la familia y la maternidad. Lo femenino se anula a través de una “equidad e igualdad de género”. Este es un punto clave de la nueva sociedad que la corriente del Nuevo Orden Mundial impone.
En todo esto se basa el reconocimiento jurídico de la homosexualidad, el pseudoderecho al mal llamado ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo y la adopción de niños por estas parejas. Todo esto se aplica en los documentos internacionales con los vocablos: “formas de familia” o “familias” (en plural), y para quienes usan esta terminología, la familia ha dejado de tener como raíz la unión de un hombre con una mujer.
Volviendo a la Declaración del Consenso de Ginebra firmada apenas hace una semana en octubre de 2020, debemos decir que su importancia consiste en que nunca 32 gobiernos se habían unido para la defensa de la salud de la mujer y de la vida del no nacido. Deberá, por tanto, insistirse en la protección de todas las personas, incluyendo a los más vulnerables.
Durante este mismo mes de octubre, unos días antes de esta Declaración, en una reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA, 20ª Asamblea General) fue firmada una declaración conjunta por las delegaciones de EEUU, Brasil, Guatemala, Honduras, Paraguay, Colombia, Bolivia, Sta. Lucía y Venezuela (con representación de Juan Guaidó, no del régimen de Maduro) en que declaran: “Cada ser humano tiene derecho a la vida, la libertad y la seguridad de su persona”, y afirman su propósito de defender “el soberano derecho de las naciones a hacer sus propias leyes en relación a la protección de la vida desde el momento de la concepción”. Nótese que tampoco firmó México esta declaración latinoamericana.
Estos países a través de sus delegaciones enfatizan además que “la familia es la unidad natural y fundamental de la sociedad y es titular de protección por la sociedad y el Estado” y declaran su compromiso de trabajar juntos para “proteger a la familia como fundacional de la sociedad y como fuente de salud, apoyo y cuidado a través de toda América”.
Esto nos hace reflexionar en la reciente salida de EEUU de la Organización Mundial de la Salud debido a la tendencia de esta organización a favor del aborto durante la crisis del coronavirus.
Hay que hacer énfasis en que México no firmó tampoco este acuerdo de la OEA quedando fuera de los propósitos internacionales de fortalecimiento de la familia y el derecho a la vida del no nacido. Siguiendo los oscuros propósitos del Nuevo Orden Mundial, nuestro país acaba de anunciar que se celebrará en México el “25º Aniversario de la Conferencia Mundial de la Mujer” de la que hablé al principio de este artículo, cuyo título será “Foro Generación Igualdad”. Este Foro es convocado por la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Instituto Nacional de las Mujeres a realizarse el 31 de marzo del 2021 en la Ciudad de México.
Este Foro se realiza en el marco de la 74ª Asamblea de las Naciones Unidas por los gobiernos de México y Francia, proceso convocado por ONU Mujeres, a favor de la igualdad de género. “El Foro representa la oportunidad de acelerar la implementación de la Plataforma de Acción de Beijing… Constituye la ruta más completa para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas en los próximos años, en cumplimiento de la Agenda 2030 para el desarrollo sustentable”.
Con esto último, nos podemos dar cuenta claramente de la tendencia que sigue nuestro país, al rechazar la Declaración del Consenso de Ginebra a favor de la vida y la familia, y al mismo tiempo organizando con gran pompa el 25º Aniversario de la Conferencia Mundial de la Mujer que marcó y seguirá marcando un gran salto hacia el concepto de la ideología de género en el mundo.
No es raro que estemos ‘celebrando’ a nuestros muertos y al mismo tiempo causando tantas muertes a través de la imposición de leyes a favor del aborto y organizando un Foro con ideologías extrañas del “Orden Mundial” que nos dañan a todos.
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