Destruir lo que no se puede destruir

La llamada “educación integral en sexualidad” es una altamente controvertida forma de ‘educación sexual’ que enseña a los menores a experimentar su sexualidad.



Hace un par de días, escuchando las noticias matutinas, la locutora transmitió una noticia que a mí no me pareció tan importante, sin embargo, tendría mucho qué decirse en cuanto a lo que esta involucra, ya que no se trata solamente de un acontecimiento, se trata más bien de destruir una verdad biológica y natural. La noticia fue que actualmente ya está inscrito en alguna de las facultades de la UNAM el primer estudiante transgénero después de haber hecho el cambio legal de su nombre.

Veamos en dónde está la verdad. Acudo a quienes estudian con más profundidad estos fenómenos actuales, y me refiero a los estudios de acercamiento comportamental para el tratamiento de la “disforia de género,” llamada “transexualismo” o también “transgenerismo”.

Durante décadas muchos investigadores de este fenómeno y médicos clínicos activistas han promovido una falsa ideología: si un varón, una mujer o un menor de edad declara ser miembro del sexo opuesto o expresa un entusiasta deseo de “cambiar de sexo” a través de intervenciones hormonal y quirúrgica, ¿existe solamente el remedio de ‘afirmar’ o facilitar la creencia y el deseo de esa persona? Un componente clave de esta ideología es que se cree que las intervenciones psicoterapéuticas se han aplicado en tales pacientes y que nada ha cambiado en ellos.

En la realidad, esto no es cierto. La base de esa creencia son las declaraciones repetitivas del llamado ‘abuelo’ del transgenerismo, el Dr. Harry Benjamin, quien a pesar de no haber ofrecido nunca estas terapias, declaraba que la psicoterapia era una “tarea inútil” en pacientes con “transexualismo.”

La organización que ha influido mundialmente en la promoción de la ideología transgénero y la noción de que la psicoterapia no sirve, es la World Professional Association for Transgender Health (WPATH). Hasta el 2007, esta organización fue conocida como Asociación Internacional de Disforia de Género Harry Benjamin (HBIGDA). El dogma heredado por WPATH fue precisamente que la psicoterapia era una “tarea inútil” en pacientes con disforia de género, lo cual causó tremendo daño a pacientes vulnerables, especialmente lo sigue causando en años recientes cuando pretendidos modelos de “consentimiento informado” que avanzaron con WPATH y otros medios clínicos activistas reemplazaron o influyeron los antiguos modelos solamente de ‘vigilar’.

La verdad es que muchos médicos clínicos psicoterapeutas han ofrecido psicoterapia y terapias del comportamiento para ayudar a sus pacientes con disturbios de identidad fijados en el “género” o en el “cambio de sexo” y han tenido éxito en su ayuda.

Veamos ahora algunas noticias que nos dejan bastante sorprendidos a todos: En California, EEUU, la Representante del 58º Distrito, Cristina García es autora de un proyecto de ley (AB-367) que afirma que “el acceso a productos menstruales es un derecho humano básico… y California tiene interés en promover la ‘igualdad de género’ no solamente para mujeres y adolescentes, sino también para varones transgénero, para no-binarios y para personas no-conformes quienes pueden también menstruar y experimentar inequidades resultantes de la falta de acceso a productos para menstruación.” Y ante mi sorpresa, y quizá también la del lector de este artículo, ella continuó diciendo que: “El hecho científico de que mujeres no-biológicas no tengan períodos menstruales, no es razón para no darse el gusto en la evidencia de que ellos tienen derecho a menstruar, y por tanto, a los productos para la menstruación.”

Otras noticias impactantes son que, con el uso de la expresión “no-discriminación” en varias universidades e institutos de EEUU en donde los estudiantes viven durante sus estudios superiores, y anteriormente los dormitorios eran: o para mujeres, o para varones. Ahora con esa expresión, ya pueden dormir varones ‘trans’ en dormitorios para mujeres y viceversa. Esto ya está sucediendo también en el uso de baños, y cuartos para el cambio de ropa, ej: para el deporte de la natación, en los que los “transgénero” han adquirido derechos de uso de esos cuartos de baños y cambio de ropa y regaderas que correspondían a un solo sexo. En algunas cárceles para mujeres han sido aceptadas ya personas varones que se autoidentifican con el sexo opuesto y el resultado es que varias mujeres han sido violadas.

Y está sucediendo también que EEUU, país élite en deportes mundialmente, que en diferentes áreas deportivas ya comienzan a hablar de “el verdadero final de los deportes femeninos” ya que atletas masculinos autoidentificados transgénero están compitiendo en deportes de competencias para mujeres y por supuesto, tienen toda la ventaja física para ganar siempre, quitando oportunidades de becas de estudio para mujeres atletas. El mismo Comité Olímpico Internacional acaba de decidir cambiar su reglamento para las próximas Olimpiadas, incluso declaró este año a través de su director médico Richard Budgett, que “las mujeres trans, son mujeres” y deben ser incluidas en deportes de mujeres.

Uno de los rubros más importantes en esta materia es el “lenguaje.” Esto es recomendado por Walter Heyer, hombre que, con mucha seguridad en el pasado hizo el “cambio” de sexo, hoy llamado “transición,” vivió como mujer ocho años y después de tratamientos hormonales continuos, más de 100 operaciones de feminización, y vida como mujer, llegó a la conclusión que su sexo no cambió, es autor del libro “Sobrevivientes de la Vida Trans” (“Trans Life Survivors”). Esta persona declara que: “el lenguaje importa, el significado de las palabras es importante. La expresión “identidad de género” es inventada, obscurece la verdad. La identidad de género que se refiere al sentido interno de una persona de quién es él o ella, separa el género de la realidad corporal y biológica. En realidad, el género es inseparable del sexo biológico. Aunque las expresiones pueden variar, el género –como el sexo—no pueden en último término, ser cambiados.”

En el ámbito internacional, la organización Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) está actualmente solicitando a los estados miembro, una orden para promover el aborto, la anticoncepción y derechos LGBT. El llamado plan estratégico que proponen incluye la promoción de “derechos sexuales y reproductivos,” término que incluye el aborto y derechos LGBT, así como la “educación integral en sexualidad.” Estos términos han sido rechazados hasta ahora por estados miembro ONU.

La llamada “educación integral en sexualidad” (EIS), que ya se está incluyendo en planes de estudio en este país, es una altamente controvertida forma de ‘educación sexual’ que enseña a los menores a experimentar su sexualidad, e incluye enseñar a partir de los más pequeños a masturbarse y promueve la aceptación social de la homosexualidad.

Ya desde el año 1996, la Santa Sede suprimió su financiamiento a UNICEF después que no aseguraba que empleados de esta agencia no promovieran el aborto. Hasta la actualidad, las enseñanzas de la Iglesia no concuerdan con las políticas llevadas a cabo por UNICEF. Esta agencia también está involucrada en un escándalo por la promoción del uso de pornografía por menores de edad. UNICEF publicó un reporte a principios de este año (“Digital Age Assurance Tools and Children’s Rights Online Across the Globe”) invitando a los países a considerar clasificaciones para pornografía que asignaría material sexualmente explícito ‘apropiado’ para menores. Este plan estratégico es sólo uno de varios que actualmente son discutidos, a ser aprobados en septiembre.

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OECD) de la que México forma parte junto con 15 países, ciertamente apoya e incluye en sus planes las direccionales de este organismo para la inclusión de derechos LGBTI, como: “antidiscriminación, lenguaje de odio o delitos de odio, leyes de asilo, promoviendo una cultura de igual trato en educación, empleo y cuidado a la salud y un acercamiento escolar completo para abordar la fobia LGBTI, creando y manteniendo un apoyo popular a la inclusión LGBTI, promoviendo conocimiento bien diseñado en actividades entre el público en general”. (OECD, Over the Rainbow. The Road to LGBTI Inclusion).

Los padres de familia tienen gran responsabilidad actual en la correcta educación de sus hijos en lo que puede o no ser cambiado o destruido, y en el claro discernimiento de la verdad, debido a las corrientes ideológicas actuales.

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