¿Y si el presidente faltase?

“Los amigos de mis enemigos son mis enemigos”, dice el viejo dicho, lo cual nos da serios motivos para pensar que los más importantes personajes del gobierno federal pudieran estar en la mira de los sicarios del CJNG.


Sucesión por fallecimiento


El video que presentó Ciro Gómez Leyva en su noticiero el pasado 17 de julio es como para ponerle los pelos de punta al más flemático.

Aparecían en dicho video –que circuló masivamente en las redes– unos 80 hombres con fusiles de asalto y 20 vehículos blindados balizados con las siglas del CJNG (Cartel Jalisco Nueva Generación). Con este video, los sicarios de dicho grupo de narcotraficantes exhiben todo un arsenal militar.

Ni duda cabe que con tal desplante es el gobierno mismo –más que los simples ciudadanos– quien se encuentra acosado.

El video circuló masivamente pocas semanas después de que el mismo cartel atentase contra Omar García Harfuch, secretario de seguridad de la CDMX.

Aparte de mostrar una fuerza que jamás hubiésemos imaginado, el CJNG muestra su desagrado contra un AMLO que ha mostrado sus preferencias hacia el Cartel de Sinaloa, tanto al liberar al hijo del Chapo como al saludar cariñosamente a la madre del mismo Chapo.

No olvidemos que ambos carteles, el de Jalisco y el de Sinaloa, están enfrentados en una guerra a muerte.

“Los amigos de mis enemigos son mis enemigos”, dice el viejo dicho, lo cual nos da serios motivos para pensar que los más importantes personajes del gobierno federal pudieran estar en la mira de los sicarios del CJNG.

Quizás estemos exagerando; pero, al expresarnos de este modo, lo hacemos con la intención no tanto de alimentar el morbo sino más bien de impedir una tragedia que nos afectaría a todos. Es por ello que nos hacemos la pregunta con la cual titulamos este comentario: ¿Y si el presidente faltase?

La Constitución General de la República es muy clara al respecto y es el artículo 84 quien nos da la respuesta.

Por lo pronto, habría que distinguir si la falta absoluta de presidente se produce en los dos primeros años del sexenio o en los cuatro últimos. Proporcionemos datos concretos:

*En estos momentos y de aquí al 30 de noviembre nos encontramos dentro de los dos primeros años.

*A partir del 1 de diciembre y hasta el 30 de septiembre de 2024 nos encontraremos dentro de los últimos cuatro años.

Si la falta se produce antes del 30 de noviembre, la secretaria de Gobernación (Olga Sánchez Cordero) asumiría el cargo y le pediría al Congreso que nombrase un presidente interino que debería convocar a elecciones en un plazo comprendido entre los 7 y los 9 meses. Una vez hecha la elección, el presidente electo tomaría posesión en 7 días para concluir su mandato el 30 de septiembre de 2024.

Si también se diese la falta absoluta del secretario de Gobernación, se haría cargo el de Hacienda (Arturo Herrera) y en su defecto el de Relaciones Exteriores (Marcelo Ebrard) quienes convocarían al Congreso para que nombrase un interino que convocase a elecciones y lo que sigue…

Ahora bien, si la falta se produce a partir del 1 de diciembre, el secretario de Gobernación convoca al Congreso para que nombre un sustituto que habrá de concluir el período que –como todos sabemos– finaliza el 30 de septiembre de 2024.

No obstante, a pesar de que el artículo 84 explica claramente ambas hipótesis, pudieran presentarse problemas inesperados.

El principal podría ser que al disponer la Constitución que deben concurrir las dos terceras partes del total de ambas cámaras, podría ocurrir que, debido a un sabotaje, dicho número no se completase.

Pudiera ser que, aunque Morena y el Partido del Trabajo suman mayoría, si el PAN, el PRI y el PRD (o al menos uno de estos tres) deciden no presentarse en el Congreso, lo que ocurriría es que no se lograrían completar las dos terceras partes requeridas.

Y, al no completarse dicha cantidad, sería imposible elegir tanto un presidente interino (los dos primeros años) como un presidente sustituto (cuatro últimos años).

Para nadie es un secreto que, en estos momentos, estamos muy lejos de aquel sistema monolítico que existía en tiempos del viejo PRI.

Pues bien, al no ser un sistema monolítico tendrían que darse grandes consensos entre los principales partidos. Y es que para completar con éxito la gestión, es necesario el consenso de al menos dos de las principales fuerzas políticas presentes en el Congreso.

Y es que, si no se da el consenso necesario para que concurran las dos terceras partes de los legisladores, simplemente, será imposible seguir adelante…

Es aquí donde surge una pregunta de vital importancia: ¿Cuántos días podría resistir el país sin jefe del Ejecutivo?
Una situación muy, pero muy delicada que deseamos jamás llegue a presentarse puesto que el tren podría descarrilar y ocurrir tragedias que en estos momentos nos resistimos a imaginar.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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