Vísperas de efemérides

Quizás con un poco de retraso puesto que 2025 se inició hace algunas semanas; sin embargo, con la mejor intención de que se recuerde, estudie y haga justicia a personajes que en el pasado contribuyeron para que se diera un mejor ambiente que el que actualmente tenemos, es que nos animamos a escribir el presente comentario.

Antes de seguir adelante, conviene recordar que el próximo 2026 se cumple un siglo de la Cristiada, aquella epopeya en la cual miles de católicos ofrendaron sus idas con el noble propósito de rescatar para México la perdida libertad religiosa.

En efecto, fue el 31 de julio de 1926, fiesta de San Ignacio de Loyola, cuando la Iglesia cerró sus templos como protesta contra las medidas anticatólicas decretadas por el entonces presidente Plutarco Elías Calles.

A partir de ese momento gran cantidad de católicos tomaron las armas dispuestos a luchar para que Cristo fuera reconocido como Rey de México.

“¡Viva Cristo Rey!” fue el grito de guerra de aquellos héroes y mártires.

Fue por eso que les llamaron cristeros. Fue por eso que aquella epopeya fue conocida como la Cristiada, al estilo de epopeyas del mundo antiguo como la Ilíada o la Eneida.

No obstante, esto no se comprende como es debido si antes no mencionamos que fue el 11 de diciembre de 1925 cuando el Papa Pio XI publicó su Encíclica “Quas primas”

Un documento en el cual se proclama la Realeza Social de Cristo o sea que se establece un reino que no debe ser visto como algo emotivo y quizás utópico. Un reino en el cual el Divino Soberano reina en todos los órdenes de la vida, empezando por el corazón de ese hombre a quien redimió con Su Sangre.

Precioso documento el de la “Quas primas” ya que pone firmen cimientos para que sobre ellos se edifique un sistema de paz con justicia o sea esa sociedad cristiana que a gritos pide el hombre de hoy y que es la única que puede garantizar la felicidad del hombre sobre la tierra.

Este año, el próximo 11 de diciembre, se cumple un siglo de que viera la luz dicho documento.

Razón por la cual sería deseable que dicho acontecimientos fuese celebrado por todo lo alto mediante congresos, conferencias, edición de libros, documentales y cuanto pueda motivar la piedad popular.

Qué bueno fuera que, así como San Juan Pablo II publicó en 1991 la “Centessimus Annus” para conmemorar el primer siglo de la “Rerum novarum” de León XIII, de igual manera el Papa Francisco publicase una Encíclica conmemorando el primer siglo de la “Quas primas”

Qué bueno fuera. Sería algo edificante.

Pues bien, el hecho de que Pío XI publicase su Encíclica el 11 de diciembre de 1925, en cierto modo, inspiró a quienes lucharon por la libertad religiosa en México para que lo hiciesen al sonoro grito de “¡Viva Cristo Rey!”.

Ni más ni menos. De  ese modo los defensores mexicanos de la Fe Católica y de la libertad religiosa fueron los primeros que en el mundo tomaron como bandera la “Quas primas”

Una vez que hubo concluido la Cristiada, se construyó un nuevo monumento a Cristo Rey en el Cerro del Cubilete (el anterior había sido destruido por el gobierno); un monumento edificado en el centro geográfico de la República Mexicana y que atrae al año miles de peregrinos.

En 1974 la Acción Católica de la Juventud Mexicana (ACJM) organizó la Primera Marcha el Cubilete, la cual tuvo tal éxito que repitió la invitación un año después en 1975 cuando se celebraban los 50 años de haber sido instituida la Fiesta de Cristo Rey.

Lamentablemente, durante la II Marcha (22 de noviembre de 1975) los eternos enemigos de la Fe Católica volvieron a mostrar su odio asesinando a dos jóvenes acejotaemeros asistentes: Cesar Fernando Calvillo Silva y Juan Bosco Ignacio Rosillo Segura.

Al igual que en los tiempos heroicos de la Cristiana, las fértiles tierras del Bajío volvieron a teñirse de rojo en esta ocasión con la sangre de dos jóvenes mártires.

Recientemente, el ingeniero don Fernando García Mata, quien estuviera en el Cubilete en tan dramáticos momentos, acaba de publicar una edición conmemorativa con motivo del 50 aniversario de tan fatal acontecimiento.

En vista de que el corto espacio de que disponemos nos impide extendednos, prometemos en un próximo trabajo tratar con mayor detenimiento acerca de esta obra de García Mata que a todos nos hará reflexionar.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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