Donald Trump logró evitar el juicio político promovido por Nancy Pelossy, lo cual le concede la posibilidad de optar nuevamente por algún cargo público.
Cuando Joe Biden ganó las elecciones que lo convirtieron en presidente de los Estados Unidos (triunfo que Donald Trump tardó en reconocer), todo mundo creyó que la dramática situación de los migrantes mexicanos y centroamericanos mejoraría en muy poco tiempo.
Lamentablemente, las cosas ocurrieron de muy distinta manera…
Y es que, en el poco tiempo que Biden lleva en la Casa Blanca, la situación de esos miles de infelices ha empeorado en vez de mejorar.
Se ha encargado de recordarlo Roberta Jacobson quien tajantemente pidió que se abstengan de emigrar debido a que la frontera se encuentra cerrada.
Muy congruente la actitud de quien fuera embajadora de los Estados Unidos en México durante los últimos meses de Barack Obama, puesto que algo que muy pocos saben es que fue precisamente Obama quien más migrantes deportó.
El caso es que miles de migrantes que en Centroamérica huyen tanto de la miseria como de las pandillas asesinas de la “Mara Salvatrucha” buscan con desesperación llegar a lo que se conoce como el “sueño americano”
Hay que desengañarnos y decirlo claramente: Nadie abandona su terruño, su familia y sus amistades por simple capricho deseando solamente correr aventuras.
Nada de eso, quien atrás deja lo más querido lo hace con la desesperación propia de quien salta desde el noveno piso de un edificio que se encuentra en llamas.
Y lo mismo decimos de nuestros paisanos que abandonan las fértiles tierras del Bajío, de Michoacán, de los Altos de Jalisco o de Zacatecas.
Si todos ellos abandonan su querido terruño lo hacen debido a que el fracaso de una reforma agraria que les limita su derecho a ser propietarios los empuja también a dar un salto en el vacío.
Pues bien, a la vista de todo lo anterior, podemos decir que con un demócrata en la Casa Blanca –al menos en la cuestión migratoria– la situación no ha cambiado, sino que incluso ha empeorado.
Y no digamos de Siria, en donde, a las pocas semanas, Biden ordenó una serie de bombardeos que ignoramos qué consecuencias habrán de producir debido a las represalias de los fanáticos islámicos.
Al mismo tiempo, son evidentes las presiones de los Estados Unidos sobre China para que dicho país presione a Corea del Norte con el fin de que ya no siga fabricando armas nucleares.
Recordarán nuestros amigos lectores como la relación entre Trump y el mandatario norcoreano no solamente fue respetuosa sino incluso cordial.
¿Cómo responderá el gobierno de Corea del Norte a esta intromisión de Biden? No se nos olvide que el dictador norcoreano es un tipo de pocas pulgas y, en el momento menos pensado, pudiera dar alguna desagradable sorpresa.
Por lo que estamos viendo, tal y como van las cosas pudiera ocurrir que llegue el momento en que –a pesar de sus notorias excentricidades– el mundo acabe echando de menos a Donald Trump.
Un Donald Trump que logró evitar el juicio político promovido por Nancy Pelossy, lo cual le concede la posibilidad de optar nuevamente por algún cargo público.
Esto vendría ocurriendo no antes de 2022 que es cuando se celebran en Norteamérica las elecciones de medio período.
Podría ocurrir que Trump se convirtiese en diputado y que desde su tribuna en el Congreso actuase como el más fuerte líder de la oposición en contra de Biden.
Y también podría ocurrir (todas son conjeturas) que en 2024 –para entonces con 78 años– Trump contendiese nuevamente por la Presidencia.
Sin embargo, según nuestra opinión personal, pudiera ocurrir que el candidato republicano en 2024 no fuese Trump sino más bien el exvicepresidente Mike Pence, quien para entonces tendría 65 años de edad. Un político católico, conservador, discreto y que supo desempeñar a las mil maravillas su papel. Un personaje que bien podría dar una sorpresa dentro de tres años.
En fin, que es mucho el tiempo que falta y por lo tanto muchísima el agua que de aquí a entonces habrá de correr por debajo de los puentes.
Entretanto miles de hermanos nuestros están pasando las de Caín allá en Tijuana. ¿No habrá quién se compadezca de ellos?
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