Ucrania es un pueblo de héroes que ha sufrido mucho en los últimos tiempos y que está dispuesto a todo antes que volver a caer en la esclavitud.
La tragedia que está padeciendo el sufrido pueblo ucraniano nos hace tomar conciencia de cómo lo que en aquella lejana región del mundo está ocurriendo nos ofrece una serie de reflexiones dignas de ser tomadas en cuenta.
Aparentemente, los principales protagonistas del drama son un Vladimir Putin, antiguo espía de la KGB soviética, y un Volodymyr Zelensky, antiguo actor que interpretó el papel de presidente sin imaginarse que llegaría a serlo en la realidad.
Sin embargo, existen otros protagonistas cuyos nombres jamás conoceremos pero que su actitud alcanza niveles de admiración.
Tal sería el caso de aquel sacerdote que se dedicó a exorcizar campos y carreteras para ver, si de esa manera, se alejaban de Ucrania los demonios del terror, la ruina, la desolación, el hambre, la muerte y la desesperación.
Tal sería el caso de las mujeres embarazadas que, ante el riesgo de una muerte inminente, buscaron un lugar seguro para dar a luz y, de ese modo, traer al mundo una criatura que quizás en el futuro podría ser la esperanza de su patria.
Tal sería el caso de los miles de ucranianos que, desafiando bombardeos y tanques rusos bloquean las carreteras para impedir o al menos retrasar el avance de los invasores.
Tal sería el caso de aquellas santas monjas benedictinas que se negaron a abandonar su monasterio por considerar que serían más útiles si se quedaban ayudando a los necesitados.
Y como esas, otras miles de anécdotas que nos hacen ver como Ucrania no es una región perdida allá en el extremo de la Europa Oriental.
Nada de eso. Ucrania es un pueblo de héroes que ha sufrido mucho en los últimos tiempos y que está dispuesto a todo antes que volver a caer en la esclavitud.
Y es aquí donde deseamos que se inicie el punto de partida de nuestra reflexión medular.
Ucrania, al igual que Rumania, Polonia, Hungría y otros pueblos de la antigua Unión Soviética (que conste que incluimos también al sufrido pueblo ruso) son naciones que se forjaron en el yunque del sufrimiento, lo cual ha hecho que broten con facilidad héroes que en un caso extremo bien podrían convertirse en santos.
Recordemos por un momento a la heroica Polonia que durante siglos supo contener a las hordas de bárbaros que llegaban desde el Oriente y que en el siglo pasado dio grandes personajes, de los cuales el más destacado fue San Juan Pablo II, de feliz memoria.
Recordemos a la también heroica Hungría, regida hace más de un milenio por San Esteban, cuya mano incorrupta se venera en la catedral de Budapest y que le dio a la Iglesia a ese valiente defensor de la Fe que fue el Cardenal Stephan Midzensky.
No hay duda: Es dentro del dolor y de la adversidad donde se forjan héroes dignos de convertirse en santos.
Y prueba de ello lo constituye el hecho de que son precisamente Hungría y Polonia las naciones donde con más vigor y coherencia se vive la fe católica. Esta circunstancia hace que ambas naciones sean hoy en día la esperanza de la Iglesia.
Eso explica el odio de los liberales que se han apoderado de la Unión Europea y que a como dé lugar pretenden derrocar a los actuales gobiernos húngaro y polaco.
Y es que, debido a las duras pruebas a que los sometió el comunismo ateo, en aquella región del mundo se vive una espiritualidad fuera de serie.
¿Será esa la explicación por la cual se ha unido todo Occidente para atacar no solamente a Rusia sino a los gobiernos que le estorban en dicha región?
Muy diferente es la situación del Occidente antaño cristiano que actualmente se encuentra drogado por el conformismo, el hedonismo, el materialismo, la ideología de género, el control natal, las uniones homosexuales y una serie de plagas que dan testimonio de los extremos a los que puede llegar una sociedad en decadencia.
Al llegar a este punto, nos permitimos recomendar un breve video de diez minutos en el cual el Padre Santiago Martín toca este tema y que, con el título de “Lecciones de la guerra de Ucrania” reprodujo el pasado 28 de febrero don Francisco José Fernández de la Cigoña en su blog LA CIGÜEÑA DE LA TORRE. Vale la pena verlo, meditarlo y sacar profundas enseñanzas.
En fin, que la tragedia que están viviendo los ucranianos y pueblos circunvecinos ofrece mucha tela de donde cortar, motivo por el cual no debemos andarnos por las ramas. Más bien lo que debemos es ser profundos y tratar de encontrar las raíces del problema.
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