Una institución que cuando sus fundadores le dieron vida hace ya ciento cinco años le impusieron un lema que es todo un mensaje: “POR MI DEBER Y POR MI DERECHO”.
El día de hoy, miércoles 27 de abril de 2022, es digno de celebrarse dentro de las más importantes efemérides de la historia de la educación en México.
Y es que fue un 27 de abril, pero del año 1917, cuando un puñado de valientes caballeros fundaron una institución benemérita que ha sobrevivido al paso de los años y que ha escribo páginas decisivas dentro de nuestra vida nacional.
Una institución que hoy tiene un gran prestigio incluso más allá de nuestras fronteras.
Una institución que cuando sus fundadores le dieron vida hace ya ciento cinco años le impusieron un lema que es todo un mensaje: “POR MI DEBER Y POR MI DERECHO”
Considerando que la vocación de todo padre de familia consiste en educar rectamente a sus hijos, el lema de la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) resume como dicha vocación es al mismo tiempo un deber y un derecho.
El deber de educar. El derecho de educar. Unidos ambos de modo tan entrañable como podrían estarlo las dos caras de una misma moneda.
Los paterfamilias que fundaron la UNPF hace más de un siglo comprendieron como solamente unificándose entre sí lograrían hacer un frente común en contra de un Estado despótico que amenazaba destruir el más sagrado de sus derechos: La educación de sus hijos.
Y fue así como –doce semanas después de que nociones sectarias se introdujeran en el artículo 3º. Constitucional- entró en el escenario cívico mexicano una institución benemérita que habría de cubrirse de gloria dando la batalla por un México mejor.
Ciento cinco años después, si hubiera que hacer un resumen acerca de los beneficios que la UNPF ha reportado a nuestra patria diríamos lo siguiente: El hecho de que nuestras generaciones actuales sepan ser fieles a los valores de nuestra identidad nacional, así como el que sepan repudiar ideologías contrarias a la dignidad humana, en gran parte se debe a la benemérita institución que hoy cumple más de un siglo de vida.
Y es que la UNPF ha estado presente siempre que se ha requerido de una institución respetable que sepa representar y hacer oír las voces de millones de mexicanos que, de otro modo, serían individuos aislados y dispersos cuyos reclamos de justicia se perderían en el desierto de la indiferencia.
Es así como la hemos visto condenar los libros de texto gratuitos cuando éstos se transformaron en folletos de adoctrinamiento marxista; la hemos visto pidiendo que se ayude a la economía de los paterfamilias exigiendo que los gastos escolares sean deducibles de impuestos; la hemos visto protestas contra la pornografía y el aborto; la hemos visto editando libros y organizando congresos…
Pero también –y esto es de suma importancia- a la UNPF la hemos visto colaborar amistosamente con la Secretaría de Educación Pública (SEP) en materias didácticas y pedagógicas.
Aún recordamos las estupendas relaciones del presidente de la UNPF Guillermo Bustamante con el entonces secretario Reyes Tamez Guerra que tuvieron lugar durante el sexenio de Vicente Fox. Y recordamos también las muy cordiales que se dieron siendo presidenta de la UNPF doña Consuelo Mendoza con el secretario Alonso Lujambio en el sexenio de Felipe Calderón.
En los difíciles tiempos que vivimos, realmente es algo sorprendente que una institución rebase el siglo de existencia.
Máxime teniendo en contra al poderoso aparato estatal, así como un gran número de intereses creados que pueden convertirse en traidores en potencia.
La lucha en defensa de un derecho natural como es el derecho que los padres tienen de educar a sus hijos ha sido algo tan difícil como nadar contra corriente en un río que corre cuesta abajo.
Sin embargo, ahí ha estado la UNPF sin claudicar un solo instante durante más de un siglo.
Hoy miércoles 27 de abril de 2022, bajo la presidencia del ingeniero don Luis Arturo Solís Bravo, la UNPF está de manteles largos.
Aprovechamos tan memorable efeméride no solo para felicitar a sus dirigentes y militantes sino también para ponerlos como ejemplos vivos de honestidad, valor civil y entrega a las causas más nobles.
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