Si don Alberto, al usar la palabra “indios” lo hizo con intención racista, está muy equivocado puesto que formar parte de alguna de las múltiples etnias de esta América nuestra es motivo de legítimo orgullo y no algo que avergüence.
Si acaso deseaba popularidad y pasar a la Historia, no nos cabe la menor duda de que el actual presidente de Argentina lo consiguió… y con creces.
Ahora bien, más que digna de enojo, es digna de lástima la infortunada intervención del presidente de aquel país, Alberto Fernández, ante Pedro Sánchez, jefe de gobierno español.
La frase que consagró a don Alberto haciéndolo inscribir su nombre no tanto en el Libro de la Historia sino más bien en el libro de los ridículos fue la siguiente:
“Los mexicanos salieron de los indios, los brasileños de las selvas; en cambio los argentinos llegamos en barco”.
Y aún hay más: La frase se la atribuye don Alberto al poeta mexicano Octavio Paz siendo que su autor es un argentino.
Ignoramos a ciencia cierta lo que en aquellos momentos haya pasado por la cabeza del argentino: ¿Deseos de humillarse ante un europeo? ¿Complejo de inferioridad ante un Pedro Sánchez que había cruzado el Atlántico en avión? ¿Ganas de molestar a pueblos hermanos cuyas raíces son indígenas en gran parte? ¿Notorio gesto de ingratitud hacia el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, ferviente indigenista, que lo había recibido con todos los honores cuatro meses antes?
Analicemos la cuestión y tratemos de poner cada cosa en su lugar.
Si don Alberto, al usar la palabra “indios” lo hizo con intención racista, está muy equivocado puesto que formar parte de alguna de las múltiples etnias de esta América nuestra es motivo de legítimo orgullo y no algo que avergüence.
Cuando el presidente argentino dijo que “los mexicanos salieron de los indios”… ¿Qué quiso decir en realidad? ¿Surgieron, acaso por generación espontánea?
Ni duda cabe que quien habita la Casa Rosada de Buenos Aires -aparte de tacto diplomático y buena educación- ignora por completo que la inmensa mayoría de los pueblos de esta parte del mundo son producto de la unión de españoles e indígenas que dio origen a la Gran Nación Mestiza que habita el Continente de la Esperanza.
Así pues, los mexicanos -que tan bien trataron a don Alberto el pasado 24 de febrero- no salieron de los indios, sino que llevan en sus venas lo mejor de ambas razas.
Por cierto… ¿Qué opinará de todo esto López Obrador? Dudamos que tanto él como su esposa doña Beatriz Gutiérrez Müller estén de acuerdo con tamaña estupidez.
No nos cabe la menor duda que en este 2021, en que se celebran quinientos años de la Conquista de México, Alberto Fernández se acaba de echar un alacrán al bolsillo al convertirse gratuitamente en el blanco predilecto de los indigenistas.
Tampoco estamos de acuerdo en que los brasileños salieron de las selvas como si fuesen animales puesto que tan querido pueblo hermano nuestro es también fruto del mestizaje.
¿Dónde y cuándo estudió Historia de América Alberto Fernández? Y en caso de haber cursado y aprobado dicha asignatura… ¿Qué nota obtuvo en el examen final?
Respecto a que los argentinos llegaron en barco, tampoco estamos de acuerdo puesto que, desde el momento en que Juan de Garay, en pleno siglo XVI, puso sus plantas a orillas del caudaloso río de la Plata, empezó a darse el mestizaje.
Argentina es también un querido pueblo hermano fruto de la unión de indígenas y españoles; sería durante el pasado siglo XX cuando recibió a millones de inmigrantes italianos que allí encontraron el futuro prometedor que su patria les negaba.
Sin embargo, cuando, primero en Buenos Aires y posteriormente en el resto del país, se fueron asentando los inmigrantes italianos ya Argentina se había consolidado cono nación hispánica y mestiza.
El presidente argentino se traiciona a sí mismo puesto que su apellido no es de origen italiano como pudieran serlo Onganía, Videla, Bergoglio o cualquier otro.
Nada de eso. Su apellido es ni más ni menos que el españolísimo Fernández y si acaso algún antepasado suyo llegó en barco eso fue a bordo de galeones españoles y eso ocurrió hace siglos.
¿En qué estaría pensando don Alberto al pronunciar semejante tontería? ¿Estaría en su sano juicio? ¿Cuál es su bebida favorita? No olvidemos que en Argentina se cosechan muy buenos vinos.
No hay duda, de buenas a primeras, Alberto Fernández se acaba de convertir en el blanco preferido de los indigenistas.
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