La tradición jurídica romana disponía que, aunque la persona surgía con el nacimiento, se le protegía desde la concepción.
La declaración de Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no dejó lugar a dudas: Solicitar el aborto de un embarazo que fue causado por una violación no es anticonstitucional.
Y lo que sigue es aún peor: Quien solicite un aborto no tendrá que presentar pruebas de que se produjo dicha violación; bastará con que lo afirme quien lo solicite.
O sea que, si una mujer de cascos ligeros quedó embarazada por andar jugando con el sexo, podrá decir que la violaron y asunto arreglado: Le practicarán el aborto porque así lo dispone el presidente de la SCJN.
No sabemos dónde habrá cursado su carrera de abogado Arturo Zaldívar, ni tampoco sabemos con qué calificación aprobó tanto la asignatura de Derecho Romano como la de Historia del Derecho. Todo eso es una incógnita.
Y es que si Zaldívar no lo recuerda (quizás nunca lo supo) la legislación imperante en la Antigua Roma, era muy clara al respecto: Infans conceptus pro jam natu habetur que, traducido a la sonora lengua de Castilla significa: Al concebido se le tiene por nacido.
La tradición jurídica romana disponía que, aunque la persona surgía con el nacimiento, se le protegía desde la concepción.
Y si se le protegía desde la concepción era porque –desde que el óvulo es fecundado por un espermatozoide– existe ya una persona diferente a la madre que lo lleva en su seno.
Así pues… ¿con qué derecho se autoriza a una mujer para que mate a otra persona que se está formando dentro de sí?
“Bueno”, habrá quien objete, “es que la mujer es libre para disponer de su cuerpo”. Argumento débil que refutamos de la siguiente manera: Supongamos (sin conceder) que la mujer es libre para disponer de su cuerpo, pero… ¿Y si acaso el feto fuera de sexo femenino? ¿Dónde quedaría el respeto a ese cuerpo de la mujer que con tanto ahínco defienden los grupos feministas?
Si ese feto de sexo femenino pudiese hablar… ¿No tendría derecho también a disponer de su cuerpo? Y si la pregunta fuese afirmativa… ¿Estaría de acuerdo en que le quitasen la vida?
Pedimos a nuestros amigos lectores que mediten lo anteriormente expuesto. Por nuestra parte regresamos a las antiguas enseñanzas que nos brinda la Historia del Derecho. Varios siglos después del derrumbe del Imperio Romano, los pueblos bárbaros que se asentaron en Europa fueron elaborando sus propios ordenamientos jurídicos.
Y fue así como el Fuero Juzgo que rigió en España durante la época de los visigodos se inspiró en la legislación romana e incluso estableció la pena de muerte para la mujer que impidiese el nacimiento de su hijo.
Como bien lo sabe cualquier mediano conocedor de la Historia, los visigodos eran uno de los numerosos pueblos bárbaros que invadieron Europa.
Sin embargo, al ver cómo defendían la vida que germinaba dentro del seno materno, esto nos hace pensar que no eran tan bárbaros como parecían.
Ya muy cercanos a nosotros, los aztecas disponían la pena de muerte tanto para la mujer que abortaba como para quien le proporcionaba el abortivo.
Eso disponía un pueblo salvaje que, a pesar de sacrificar miles de personas al año ante el feroz Huitzilopochtli, sabían respetar la vida de la criatura inerme que llevaba la madre en sus entrañas.
Por supuesto que la vida del no nacido se respetó tanto en la Nueva España durante la época virreinal como durante los casi dos siglos que lleva México como estado independiente.
¿En qué se inspira Arturo Zaldívar para imponer lo que dijo sobre el aborto? Todo hace suponer que se inspiró en Hans Kelsen, creador del positivismo jurídico, doctrina según la cual una ley –por el sólo hecho de estar promulgada– es ya algo bueno.
¿Nos damos cuenta del tamaño de dicha aberración? Con ese criterio se puede disponer que los narcotraficantes reciban una pensión vitalicia por parte del Estado y, al estar la ley aprobada por el Congreso, dicha ley es ya algo bueno. Mucho nos tememos que ese es el sendero por el cual camina Arturo Zaldívar, el encargado del máximo tribunal del país y quien por tal motivo debería velar para que sea la Justicia la que se imponga.
Mucho nos tememos que el actual presidente de la SCJN jamás ha oído hablar acerca del Derecho Natural el cual establece que la Ley es el ordenamiento de la razón, promulgada por la legítima autoridad y buscando siempre el bien común de los gobernados.
Desconocemos si es la ignorancia de las fuentes jurídicas o si es el sectarismo derivado del positivismo lo que hace que Arturo Zaldívar adopte una conducta totalmente contraria a la Justicia por la sencilla razón de que con quien más se ensaña en precisamente con los más débiles.
Y concluimos comentando un tema de actualidad: Rosario Robles anda en líos con la justicia porque todo parece indicar que permitió el desvío de más de cinco mil millones de pesos.
Sí, Rosario Robles, la misma que, siendo jefa de gobierno de la Ciudad de México, en el otoño del año 2000 presionó para que el aborto fuese despenalizado en la capital del país.
A partir de ese momento, se desencadenó la masacre. A partir de ese momento, la sangre de miles de inocentes empezó a clamar al Cielo pidiendo Justicia.
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