Uno de los novelistas españoles que más destacó durante el pasado siglo XX fue Gonzalo Torrente Ballester, nacido en el Ferrol (La Coruña) en 1910 y fallecido en Salamanca en 1999.
Un literato cuya obra magna fue “Los gozos y las sombras”, pero destacando de manera muy especial una muy completa historia de la Literatura Española que durante muchos años sirvió de texto a los alumnos que se preparaban para ingresar a la Universidad.
Un personaje que, durante los muchos años que destacó en el mundo de las letras, fue todo un referente dentro de la cultura española.
Debido a que poseía muy buena pluma, se le concedieron varias distinciones como el Premio Príncipe de Asturias (1982), el Premio Cervantes (1985) y el Premio Planeta (1988).
Sin embargo, siendo ya un anciano empezó a notarse una evolución en la obra e ideología de don Gonzalo Torrente Ballester.
En 1989, con 79 años a cuestas, Torrente Ballester publica la que sería su última novela: “Crónica del rey pasmado” en la cual la tesis que sostiene es la del triunfo del hedonismo frente al oscurantismo. Y prueba de ello es que en varias entrevistas que le hicieron afirmó como –a pesar de los curas y de la Inquisición- la Corte del Madrid del siglo XVII era en la que más se fornicaba en toda Europa.
Un par de años después, en 1991, la novela se convierte en una película con duración de 111 minutos y que fue dirigida por Imanol Uribe.
Una película –repetimos- marcadamente anticatólica que ridiculiza a la España Católica del siglo XVII, se burla de los sacramentos del matrimonio y de la confesión y difunde la falsedad de que al rey (en este caso Felipe IV) solamente le permitían tener relaciones con su consorte para embarazarla.
Pues bien, debido a su anticlericalismo pornográfico, a la película la llenan de premios al concederle ocho Goyas, gracias a lo cual logró tal popularidad que fueron cerca de 700 mil espectadores quienes acudieron a verla
Es aquí donde varias preguntas acuden a nuestra mente: ¿Cuál fue la causa de la evolución ideológica de un autor que por su trayectoria era considerado conservador? ¿Cómo se explica tanto odio en contra de los sacerdotes, los frailes, las monjas y la Iglesia en general? ¿Por qué goza ridiculizando el matrimonio religioso y el sacramento de la confesión? ¿Por qué razón insiste –a pesar de ser ya un anciano casi octogenario?- tanto en lo pornográfico?
Desde luego que si deseamos dar una explicación medianamente convincente habremos de introducirnos en el terreno de las conjeturas.
Pudiera ser que haya perdido la ecuanimidad y –a pesar de su avanzada edad- le haya dado por tratar temas que solamente interesan a jovencitos inmaduros obsesionados por el sexo.
Pudiera ser que, al estar atravesando por una personal crisis económica, haya decidido alquilar su pluma al mejor postor quien se habría aprovechado del prestigio de don Gonzalo para difundir una obra que falsea la verdad histórica y corrompe moralmente.
Pudiera ser que, por estar afiliado a una secta anticatólica, se haya limitado a obedecer las órdenes que le dieron sus jefes; en este caso concreto la de escribir para corromper.
Ni duda cabe que “Crónica del rey pasmado” mucho contribuyó a corromper aún más una sociedad que en la última década del siglo XX estaba ya podrida moralmente gracias a la revolución cultural llevada a cabo por el socialista Felipe González quien supo cumplir exitosamente aquella consigna de que “cambiaremos a España de tal modo que no habrá de reconocerla ni la madre que la parió”
Mucho de lo que actualmente está ocurriendo en España en lo político, social, moral e incluso económico tiene su causa en una sociedad corrompida que no posee el criterio necesario para distinguir entre el bien y el mal.
Y si acaso distingue –debido a la corrupción moral- aunque reconoce lo bueno, dicha sociedad podrida acaba eligiendo siempre lo malo.
Pues bien, esta corrupción de criterios y voluntades tiene su origen en la feroz embestida que los medios han lanzado contra los valores y tradiciones del pueblo español.
Por supuesto que obras como la que hoy mencionamos en mucho contribuyeron a que se diera ese clima de podredumbre que todo lo invade.
Qué lejos está el Torrente Ballester de la última etapa de su vida de aquel gran escritor que, con motivo de la españolísima devoción por el Apóstol Santiago escribió una de las mejores obras que hemos leído sobre el tema jacobeo: “Compostela y su ángel”
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