Justicia y no venganza

Que quede muy claro que no se trata de pedir venganza; lo único que pretendemos es que se haga justicia.



Han pasado más de doscientos cincuenta años de que la Muy Noble y Leal Ciudad de México se vio sacudida por una noticia que la hizo temblar de pies a cabeza y que durante más de un año fue el tema principal de todas las conversaciones.

Se trató de un crimen espeluznante que le costó la vida a un sacerdote que, por prestar sus servicios en el Templo de la Profesa de la Compañía de Jesús, fue conocido como “el crimen de la Profesa”.

Repetimos: Tan terrible noticia dio tema de conversación no solamente a los piadosos y pacíficos habitantes de la Ciudad de los Palacios, sino a quienes vivían en las principales ciudades del entonces Virreinato de la Nueva España.

Al percatarnos de lo que hoy en día estamos padeciendo, nos asombramos al ver lo mucho que han cambiado las cosas.

Hace un cuarto de milenio un crimen dio tema de conversación durante muchísimo tiempo.

Actualmente, el crimen que hoy se comete hace que nos olvidemos del que se cometió ayer y que, por desgracia, será también olvidado por el que se cometerá mañana.

El joven estudiante de la Universidad de Guanajuato que fue asesinado por un elemento de la Guardia Nacional y que salió libre a las pocas horas hizo que pasara a un segundo plano el asesinato cometido en Monterrey en agravio de Debanhi y que, a su vez, hizo que cayesen en el olvido el asesinato de un joven en el Estado de México que –gracias a que sus familiares bloquearon el Periférico- hicieron tan presión que se logró que el homicida estuviese pronto tras las rejas.

Al llegar a este punto, nos detenemos unos segundos: Fue necesario que sus padres, parientes y amigos bloqueasen Periférico para que las autoridades los tomasen en cuenta.

¡Vaya que es poderosa la presión mediática!

Ahora bien, aquí lo lamentable es que se tenga que recurrir a tales extremos o sea que los familiares de las víctimas tengan que apoderarse de las vías de comunicación para que las autoridades les hagan caso.

Las autoridades de los tres niveles de gobierno están para cumplir con su deber que no es otro que el de atender las quejas de la ciudadanía y ponerse a trabajar en cuanto tengan conocimiento de algún delito.

Resulta lamentable, repetimos, que solamente se muevan cuando vean como prensa, radio, televisión y medios digitales se les echan encima exigiendo justicia.

Y cuando los familiares de las víctimas hacen oír sus voces son amenazadas de muerte como ocurrió con el papá de Debanhi, quien lo único que pide es que se aclare lo ocurrido, que se haga justicia y que se castigue a los responsables conforme a la ley.

De nada vale aquella recomendación que mucho tiene de hipócrita amenaza:

-A su hija ya no se la van a devolver. Mejor ni le mueva.

Vaya un triste consuelo que condena a que sigamos padeciendo un ambiente de asfixiante impunidad.

Aunque a los padres, hermanos y familiares ya no les devuelvan al ser querido, si logra darse una fuerte presión social lo que se puede lograr es que muchas de estas barbaridades no vuelvan a cometerse.

En cambio, si agachamos la cabeza de manera cobarde y conformista, las cosas irán de mal en peor…

Que quede muy claro que no se trata de pedir venganza; lo único que pretendemos es que se haga justicia.

¿Acaso es mucho pedir?

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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