El espejismo de las remesas

Consultando en el diccionario la palabra “espejismo” encontramos que se trata de una ilusión óptica debido a la reflexión total de la luz cuando atraviesa capas de distinta densidad, lo cual ocasiona que objetos lejanos produzcan una imagen invertida como si se reflejasen en una bolsa de agua.

El espejismo es un fenómeno particular de los países cálidos y suele ocurrir en las llanuras de los desiertos.

Dejando a un lado explicaciones de tipo científico, definiremos al espejismo como una apariencia seductora y engañosa.

Aquel viajero sediento que vaga perdido por el desierto del Sahara se consuela al ver a lo lejos un oasis siendo que se trata de un espejismo o sea de una mera ilusión óptica. La dramática realidad es que, en vez de una pequeña laguna rodeada de palmeras, lo único que existe es arena, arena y más arena.

Tan larga introducción viene a cuento porque es precisamente un espejismo el que hemos estado padeciendo en México durante los últimos años.

Una auténtica ilusión que nos hace ver cosas que no existen y que nos consuelan con una apariencia agradable pero engañosa.

Se trata del espejismo de las remesas, una ilusión que le hace creer al común de la gente que México progresa económicamente debido a que cada año que pasa aumentan las remesas que nos envían nuestros paisanos desde los Estados Unidos.

Analizando el tema con visión económica y apegada a la realidad, veremos que el hecho de que hayan aumentado las remesas nos algo para enorgullecernos sino más bien para preocuparnos.

Por lo pronto, si aumentan las remesas es porque aumenta también el número de emigrantes que cruzan la frontera porque aquí en México no encuentran facilidades para salir adelante.

La migración hacia los Estados Unidos significa miseria en México, carencia de oportunidades, bajos salarios, desempleo, creciente poder del crimen organizado, inseguridad, etc.

Todo esto significa que las actuales autoridades han sido incapaces de crear un ambiente propicio para que se creen más empleos, disminuya la inflación y los ciudadanos puedan vivir tranquilos.

Y es que en el momento en que se presenta al sector empresarial como si fuese el gran villano del drama; en ese momento quien tiene ahorros prefiere ponerlos a salvo en el banco antes que arriesgarse a invertir.

Y al no invertir no se crean empleos que darían de comer no solamente a los trabajadores sino también a sus familias.

Al no invertir no se crea riqueza lo cual significa que —valgan los ejemplos— habrá menos fábricas de zapatos, de camisas, de refacciones para automóviles, de televisores, de electrodomésticos, etc.

Y al haber menos fábricas produciendo bienes, las pocas que queden —al no tener competencia— se adueñarán del mercado creándose monopolios que elevarán los precios hasta las nubes.

El cuadro viene siendo desolador: Miles y miles de mexicanos sin trabajo y los pocos afortunados que lo tengan se toparán con una carestía agravada por el altísimo costo que tienen los bienes que desean adquirir.

Y si a todo eso le aseguramos la violencia de los narcotraficantes, el cobro de “derecho de piso” por parte del crimen organizado se viene dando un panorama que nos pone los pelos de punta…

Como para salir corriendo…

Si, “salir corriendo”, eso es lo que cada año hacen más y más mexicanos que, desesperados, cruzan la frontera aunque para hacerlo se vean expuestos a sufrir humillaciones o incluso perder la vida.

Todo con tal de llegar a los Estados Unidos y ver como se hace realidad el “sueño americano”.

Una vez en el país del norte —a salvo de los riesgos que padecen en su patria— los mexicanos trabajan de sol a sol si es necesario y, en cuanto tienen algún dinero, se lo envían a las familias que acá dejaron.

Ni duda cabe que, al obtener un salario de manera honesta y con garantías de que serán respetadas sus vidas y propiedades nuestros compatriotas no solamente honran a México sino que le ayudan económicamente con sus remesas.

Con su conducta, los mexicanos emigrantes demuestran que nuestro pueblo es un pueblo trabajador y que si el país no progresa es porque se lo impide el sistema imperante.

Nuestro México es un país rico, inmensamente rico, y nuestro pueblo es noble y trabajador; lo que está haciendo falta es que se produzca el ambiente necesario que le permita progresar aquí en vez de enfrentarse a lo desconocido en una tierra que le recibe con hostilidad…

Más que andarse ilusionando con falsos espejismos habría que llegar a la siguiente conclusión: En el momento en que disminuyan las remesas porque son menos los mexicanos que emigran, en ese momento habremos llegado al principio del fin de la crisis económica.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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