Racismo en los Estados Unidos

Ya lo dijo Calvino: Dios marca a sus elegidos dándoles riquezas. Así pues, habrá que acumular dinero a como dé lugar, sin que importe despojar de sus tierras a los apaches, humillar a los indocumentados o asesinar a un negro.


EU negros


El video de casi diez minutos que fue grabado en Minneapolis la tarde del 25 de mayo es aterrador.

Imágenes despiadadas que dieron la vuelta al mundo. Imágenes que presentan al agente policíaco Derek Chauvin arrodillado sobre el cuerpo de George Floyd, un afroamericano de 46 años de edad. Con la rodilla, el policía le apretó el cuello hasta que le causó la muerte por asfixia. A su lado, otros tres agentes que nada hicieron para impedir el crimen.

Un crimen repugnante que no solamente indignó a los Estados Unidos sino al mundo entero.

Después de que, en 2008, un negro, Barack Obama, fue elegido presidente de los Estados Unidos, ingenuamente, creímos que el racismo había pasado a mejor vida.

Desgraciadamente no es así y, con el furor de los peores tiempos, la violencia racial es una amenaza real en Norteamérica.

Una violencia que viene desde mucho tiempo atrás porque tiene antecedentes seculares de los cuales vale la pena hablar un poco.

Fue allá por 1786 cuando el entonces presidente, Thomas Jefferson, le escribió una carta a un tal Stuart en la que le decía lo siguiente: “Nuestra Confederación ha de verse como el nido desde el cual se poblará América entera, tanto la del Norte como la del Sur”.

Es aquí donde se encuentra la génesis del expansionismo norteamericano. Un expansionismo según el cual los angloamericanos se consideran nada menos que el pueblo elegido por la providencia en la misión de ser los amos del mundo para luego regenerar a ese mundo según la doctrina que profesan.

¿Y cuál es esa doctrina que profesan y que los impulsa a dominar a otros pueblos haciendo lo que les venga en gana?

Su doctrina es la que tiene por autor a Juan Calvino (1509-1564) en Ginebra y según la cual (sin que importen las buenas o malas obras) Dios ha decidido que unos se salven y otros se condenen.

Según Calvino, Dios marca a sus elegidos con bienes materiales, lo cual trae como consecuencia que los seguidores de esta doctrina intenten acumular riquezas a como dé lugar.

Los inmigrantes ingleses que llegaron a Norteamérica a principios del siglo XVII profesaban el calvinismo lo cual explica la conducta que siguieron siglo y medio después cuando las primitivas trece colonias lograron su independencia.

Fieles seguidores del calvinismo, los dirigentes de la nueva nación se propusieron conquistar el mundo para luego regenerarlo según el pensamiento de Calvino.

Y dentro de esos proyectos de conquista, los dirigentes empezaron por extender sus fronteras sin importarles despojar a los nativos de sus tierras, invadiendo los territorios vecinos o presionando para comprarlos a precios irrisorios.

Los angloamericanos calvinistas están firmemente convencidos de que Dios está con ellos y no con los infieles; por supuesto que para ellos infieles son los pueblos hispánicos, los indios que vivían en los territorios que ellos fueron invadiendo y –desde luego– los negros.

Y ya que hablamos de los negros no hay que olvidar que –fruto de ese desprecio a otras razas– fue que se dedicasen a capturar negros en la costa de África occidental para luego venderlos como esclavos. Todo era válido con tal de acumular riquezas ya que, según Calvino, las riquezas son signo de predestinación.

A quienes deseen más detalles acerca de la tragedia que significó el tráfico de negros en Norteamérica les recomendamos la novela Raíces cuyo autor es Alex Halley y que tuvo tanto éxito que incluso hicieron de la misma una serie televisiva.

Y como –según los seguidores de Calvino– Dios está de su parte y no con los infieles, se sienten con todo el derecho de maltratar, humillar e incluso matar a los indios, a los indocumentados y a los negros.

Una mentalidad profundamente arraigada en vastos sectores de la población norteamericana.

Eso explica que –a diferencia de lo que ocurrió en los dominios de España– allá en Norteamérica no se haya dado el mestizaje, que hayan matado indios para despojarlos de sus tierras y que, desde África, hayan traído negros para convertirlos en esclavos.

Ya lo dijo Calvino: Dios marca a sus elegidos dándoles riquezas. Así pues, habrá que acumular dinero a como dé lugar, sin que importe despojar de sus tierras a los apaches, humillar a los indocumentados o asesinar a un negro inerme como ocurrió con George Floyd.

Muy diferente ocurrieron las cosas en los dominios del imperio español en donde sus gobernantes, cumpliendo fielmente el Testamento de Isabel la Católica, vieron a los indígenas como hermanos por ser todos hijos de un mismo Dios.

Existe un profundo abismo entre el mundo anglosajón y el mundo hispanocatólico.

En el mundo anglosajón se asesina por motivos raciales. En el mundo hispanocatólico a nadie se considera inferior por el color de su piel.

Tema interesante que prometemos tratar con mayor amplitud en otra ocasión.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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