España: un gobierno con mala estrella

¡Pobre Pedro Sánchez! Al profanar la tumba de Franco, lo que hizo fue arrojar piedras contra un avispero.


Pedro Sánchez


Empezaremos diciendo que nos resistimos a creer que el gobierno social comunista español –presidido por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias– se encuentre embrujado puesto que, hacer dicha afirmación, sería apoyarnos en una base pantanosa que carece de fundamento científico.

Sin embargo, quienes hayan venido observando la evolución política que se ha dado en España durante los últimos dos años, estarán de acuerdo con nosotros en que, por más que lo intente, a Pedro Sánchez todo le sale mal.

Y al salirle mal todo lo que intenta, tenemos todo el derecho de pensar que el actual gobierno español es un gobierno con mala estrella.

Al socialista Pedro Sánchez la ambición lo domina con la misma intensidad con que la droga domina a un vicioso.

Y no digamos al comunista Pablo Iglesias quien, con tal de imponer en España la dictadura del proletariado quemando y saqueando templos, es capaz hasta de vender su alma al diablo.

Cuando las mafias de izquierda consideraron que Mariano Rajoy ya no les era útil, lo derrocaron mediante una sorpresiva moción de censura que al primero que sorprendió fue al propio Rajoy quien no se esperaba tal ingratitud de un sector político al que tanto había favorecido al dejar vigentes las leyes aprobadas por José Luis Rodríguez Zapatero.

Rajoy fue derrocado y mediante una serie de triquiñuelas, Pedro Sánchez fue investido presidente; no obstante, al sentir que caminaba sobre el filo de la navaja, pretendió legitimarse mediante el apoyo popular y fue así que convocó a elecciones.

Se celebran los comicios a fines de abril de 2019 y el PSOE obtiene una ridícula mayoría relativa que le impide formar gobierno.

Vuelven las interminables pláticas con los diferentes líderes políticos y tal parece que todos se ponen de acuerdo para negarle la investidura a Pedro Sánchez.

Humillado y con el rabo entre las piernas, Pedro Sánchez se decide jugarse el todo por el todo: creyendo que iba a conquistar una popularidad de tales dimensiones que acabaría flotando entre las nubes, el frustrado socialista decidió emprenderla contra Francisco Franco.

Franco, el jefe de estado que gobernó España cerca de cuatro décadas. El hombre que le dio paz y progreso a su patria. El general que jamás fue derrotado en el campo de batalla.

Pues bien, creyendo que, para ganar las elecciones, bastaría con profanar una tumba y humillar un cadáver indefenso, el frustrado Pedro Sánchez ordenó sacar del Valle de los Caídos el cuerpo embalsamado de Francisco Franco.

Lo hizo el 24 de octubre de 2019 con gran despliegue de medios informativos: La cosa no era para menos pues no cualquiera podía darse el lujo de afirmar que había derrotado a un muerto que en vida solamente tuvo éxitos.

¡Pobre Pedro Sánchez! Al profanar la tumba de Franco, lo que hizo fue arrojar piedras contra un avispero.

Pocos días después (10 de noviembre) se celebran elecciones y el resultado para Pedro Sánchez y cómplices que le acompañan fue aún peor que en otras ocasiones.

Rabioso por el nuevo fracaso y traicionando a quienes votaron por él confiados en que jamás pactaría con los comunistas, lo primero que hizo Pedro Sánchez fue aliarse con Pablo Iglesias.

Y con todo y eso tardó más de dos meses en formar gobierno.

No hay duda: A Pedro todo le sale mal, da la impresión de que le ha caído encima la peor de las maldiciones.

Irreflexivo y sectario, el actual presidente español comete torpeza tras torpeza siendo la peor de todas cuando –por medio de su portavoz– animó a que la gente participase en la marcha feminista del 8 de marzo puesto que, según su vocero, no existía riesgo de contagio del coronavirus.

No tiene caso seguir contando calamidades pues todos conocemos la magnitud de la tragedia: En el momento de escribir este artículo (primeros días de abril) habían muerto más de 11 mil españoles. Cantidad que, por desgracia, quizás sea superada cuando nos estén leyendo nuestros amigos lectores.

Y todo debido a la torpe soberbia de un prepotente que es incapaz de gobernar.

Los principios fundamentales de la Teoría Política sostienen que gobierno ilegítimo es aquel que procura el Bien Común de los gobernados no importando tanto como fue que dicho gobierno llegó al poder.

Considerando que, por torpe y sectario, Pedro Sánchez no busca el Bien Común de los españoles, no hay duda de que su gobierno ha perdido legitimidad.

Es un gobierno ilegítimo que no solamente debe ser relevado cuanto antes, sino que, con apego a estrictas normas de Justicia, debe ser sometido a proceso penal por ser el responsable directo de una de las peores mortandades que han afligido al pueblo español.

Un gobierno al que, por torpe y sectario, todo le sale mal. Un gobierno con mala estrella que muy pronto acabará estrellándose contra una roca.

Un gobierno al cual, según parece, le ha caído encima la misma maldición que les caía a los aventureros que se dedicaban a descubrir pirámides y profanar las tumbas de aquellos faraones que reinaron en tiempos del Antiguo Egipto.

 

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