Redes sociales: la tentación de lo inmóvil

Las redes sociales tienen como objetivo, unir a las personas, pero hoy en día nos hacen tener contacto virtual solamente.



¿Qué sucede cuando en lugar de acercarnos a las personas nos alejamos por la fuerte presencia de la tecnología? ¿No es acaso este fenómeno el que percibimos día a día en todos los escenarios de nuestra sociedad?

No se debe detener la evolución de los recursos de comunicación, pero evolucionar no significa distanciar. Y es un riesgo presente. A la par que hoy podemos hacer transmisiones “en vivo”, podemos olvidarnos de los “vivos” que están acompañándonos.

Es evidente el valor estratégico al generar, procesar y aplicar conocimiento desde las redes sociales a tal grado que hoy es una necesidad ser “ciudadano digital”. Son las redes sociales un lugar dotado de implementar valores. Se aborda el descubrimiento y apropiación de criterios de juicio.

Estamos invitados a ver con mayor claridad lo que generamos en estos espacios cibernéticos, donde es posible analizar las necesidades sociales de manera ética, responsable y dinámica.

¿Qué estamos declarando en nuestros perfiles? Nuestra competencia colaborativa en ocasiones se desvirtúa. Informamos de más y formamos de menos. Publicamos intimidad y escondemos fraternidad. Las paradojas se dejan entrever en un ambiente donde los claroscuros son ilegibles e impiden un equilibrio afectivo y efectivo.

¿En quien nos caracterizamos detrás de una pantalla de un smartphone o una tableta? ¿Somos capaces de decir en persona lo que escribimos en chat? ¿Somos capaces de mostrarnos igualmente a cómo nos describimos en los perfiles?

¿Qué se debe hacer y cómo hacer lo que se debe? ¿Será que la convivencia ha tomado un giro y los encuentros ahora son a través de un dispositivo electrónico? ¿Será válido pensar que lo virtual suple lo presencial? ¿Qué queremos decirle a los demás al publicar un “estado”? ¿No será el ego el que busca ser acrecentado al difundir si estamos contentos o tristes? ¿Lo que buscamos en esos medios también lo podemos encontrar en nuestro interior?

Ahora es posible publicar “historias” que son publicaciones que tienen una cierta durabilidad. ¿Qué historia de vida estamos construyendo? Porque no se trata de satanizar, condenar o rechazar, es educar en el uso para no caer en el abuso. Se requiere de un gran espíritu de discernimiento diario para no perder el centro.

Aprovechemos las oportunidades que nos ofrecen estos recursos. Y no despersonalicemos la riqueza de extrañarse, buscarse, soñarse y pensarse. Que cuando enviemos un mensaje vaya acompañada la intención de la coherencia. Que cuando estemos con otras personas no caigamos en la tentación de atender a las personas conectadas en el teléfono y olvidemos a las que están en nuestro lado siendo prójimos con nosotros.

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@yoinfluyo
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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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