El legado de un sexenio: fin y nuevo comienzo

Un sexenio termina y otro comienza, reflexionamos sobre los responsables a cargo, pero no sobre nosotros mismos en esos años


Reflexión del sexenio


A menos de una semana que concluya la gestión del gobierno actual y comience su labor el entrante, conviene reflexionar sobre esta conclusión y la génesis de lo que deseamos se avecine.

Válidamente preguntamos y cuestionamos los logros, errores y omisiones de la administración 2012-2018, y exigimos mejoras a la 2018-2024. Sin embargo nos hemos preguntado, ¿qué balance hacemos de nosotros mismos como ciudadanos desde hace 6 años?

En un camino honesto, ¿recorrimos nuestro andar de acuerdo a los valores cívicos para construir una mejor nación?, porque de lo contrario caeríamos en el juego del juez sin juicio, donde únicamente ve “culpables” sin mirarse a sí y con la única facultad de señalar y exigir.

Somos corresponsables del país que tenemos, para bien o para mal. Y seguiremos siéndolo con el próximo gobierno. Erróneo resulta esperar un testamento donde todo venga del cielo. La labor cotidiana personal y comunitaria es el fermento que permite que todos crezcamos en diferentes ámbitos.

Tenemos un deber, y es de obedecer a nuestra conciencia. Esto no quita que seamos críticos constructivos de nuestros gobernantes, porque como seres humanos – al igual que nosotros – cometen aciertos y errores. Desde un ejercicio autodidacta nos corresponde dar la mejor versión como mexicanos para la edificación de la nación que anhelamos.

No hay otros beneficiados más que nosotros. En honor a la verdad, detengamos la crítica mal sana, destructiva y divisoria. Extrememos siempre nuestro pensamiento, pero que esto no haga un rompecabezas de piezas que pertenecen a distintos escenarios. Todos colaboramos si todos así lo practicamos.

Las enseñanzas que nos ha dejado este sexenio saliente deben permitir observar los errores para no repetirlos, y aceptar los acuerdos para acrecentarlos y fortalecerlos. Utópico que un solo hombre logrará erradicar los males que acechan a nuestra sociedad. Es la sociedad quien en un flujo recíproco le aportará a su mismo espacio el oxígeno que se requiere para un ambiente sano y al alcance de todos.

Aprendamos juntos lo que de manera amable o agresiva nos dejan estos años y reflexionemos, ¿qué le hemos dejado a nuestro país en este tiempo?, ¿qué promesas le hemos hecho que no hemos cumplido?, ¿cuáles están en proceso?, ¿cuáles fueron imposibles o insuficientes? ¿qué nos motiva a trabajar a partir del próximo 1o de diciembre?, ¿extendemos nuestra mano para sumar y multiplicar o buscamos reste o dividir?

En la inspiración del recordado Ricardo López Méndez, que sea una oración de gratitud y deseo el extracto de su obra maestra “México, creo en ti”:

“…México, creo en ti,
Sin que te represente en una forma
Porque te llevo dentro, sin que sepa
Lo que tú eres en mí; pero presiento
Que mucho te pareces a mi alma
Que sé que existe pero no la veo.

México, creo en ti,
En el vuelo sutil de tus canciones
Que nacen porque sí, en la plegaria
Que yo aprendí para llamarte Patria,
Algo que es mío en mí como tu sombra
Que se tiende con vida sobre el mapa…”

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