Nuestra sociedad requiere protagonismos positivos que generen roles constructores de escenarios alternos de significación.
Numéricamente estamos en deuda. Moralmente en pie de lucha. ¿Qué nos falta?, ¿Qué nos sobra? ¿Hacia donde vamos o hacia donde queremos ir educativamente?
Más allá de los resultados que las pruebas nacionales e internacionales nos reflejan – planea y pisa; ¿Cómo educamos?, ¿Para qué realidad o realidades?, ¿Educamos para la vida?
Reformar no necesariamente es un ejerció socio político. Reformar en educación impacta en la gestión que hace el alumno de su propio conocimiento. Cuando se reforma se logra aprender y la capacidad de desaprender, porque no solo se alcanzan modificaciones legales, sino un enriquecimiento global en el educando y su educador que permite preguntar, investigar, documentar, observar, escuchar y construir conocimientos y emociones coherentes a su propias necesidades.
Avanzando en esta línea podremos situar al alumno para que resuelva en conjunto y asuma un rol protagónico como ciudadano – ser social.
Dicho en otras palabras, nuestras escuelas están llamadas a ser lugares privilegiados donde suceda la transformación del pensamiento focalizado a acciones concretas de mejora real y aterrizada.
Si nuestro desgaste sigue siendo solamente en estándares numéricos nuestra visión se limita a espectros que van del 0 al 10.
La razón y el corazón no se miden matemáticamente de manera aislada. Necesitan de un torrente que anime y motive a prepararse para la vida, que sí tiene mucho de cifras, pero tiene más de esencia ontológica dirigida al ser.
No podemos alimentar anonimatos. Nuestra sociedad requiere protagonismos positivos que generen roles constructores de escenarios alternos de significación.
Dicho en palabras evangélicas, nuestra gran tarea es orientar juntos a nuestros alumnos a responder la pregunta ¿Quién es mi prójimo?
De aquí surge las cuestionables que arrebata comodidad ¿Qué urge moral y globalmente?, ¿Qué aporta la escuela para dar respuestas?, ¿En la escuela hemos escuchado estos llamados urgentes?
Nuestra sociedad está lastimada por una pobreza que aparece de muchas formas: hay pobreza de aislamiento y abandono; pobreza en los excluidos, que viven en los márgenes de ciudades ricas y opulentas, aquellos considerados “fracasos” de la sociedad; la pobreza de las victimas de una cultura cuya identidad rechaza aceptar al diferente; la pobreza de las víctimas del SIDA; la pobreza de quienes están atrapados en adicciones; y otra pobreza que incluye la condición de quienes padecen problemas físicos; la pobreza de los emigrantes y refugiados, muchos de los cuales viven escondidos; la pobreza de quienes son esclavizados y traficados; la pobreza de quienes viven sin Dios, o aquellos que deliberadamente han apartado a Dios de sus vidas; existe la pobreza de los jóvenes que han perdido el sentido o la confianza en sus vidas.
Otras formas de pobreza afectan a una diversa gama de personas que sufren marginación y está repercutiendo en el debilitamiento de las relaciones familiares y comunitarias; está provocando crímenes, conflictos regionales, violencia, inestabilidad laboral, inseguridad social, enfermedad, aumento de personas sin hogar, migración, trata de personas.
La falta de acceso a la educación, la desnutrición, la violencia que encuentran en sus casas, la explotación infantil, son causadas por las deficientes infraestructuras, el desempleo, la escasez de servicios básicos, ingresos insuficientes, y la degradación del medio ambiente.
¿Lograremos revertir este efecto en déficit con gráficas superadas?, ¿qué más podemos hacer, que de menos hemos omitido?, ¿estaremos amenazando el sentido de identidad?
En clima de discernimiento podremos dar alternativas a la paradoja planteada. Y se logrará el efecto alumnos exitosos en sociedades exitosas. O mejor aún, sociedades exitosas con seres humanos plenos, felices, con capacidad de extender la mano para solucionar retos.
Y para retos, el que dejó José Martí: “mientras haya un pobre, seguramente habrá una injusticia”.
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com