El mundo de lo ágil no está contrapuesto al mundo del rigor procesal, pero sí jerarquiza poniendo énfasis en la percepción y la reacción del individuo usuario.
Está presente en todas las Salas de Consejo. Se escucha con intensidad directiva. Así es el deseo de operar empresas y negocios con agilidad corporativa. El 2020 lo evidenció como necesario. En el 2021, resultará indispensable si se pretende sobrevivir.
En su definición más simple, la agilidad es una cualidad física o intelectual en relación con la manera de realizar una acción. En su expresión ante terceros, la agilidad se hace evidente cuando ciertos movimientos, cálculos o decisiones se muestran tan certeros como flexibles y rápidos.
La agilidad en el mundo corporativo –concepto que fue acuñado en la industria del software hace casi dos décadas– se usa hoy como forma intencionada de aproximarse al cambio asertivo.
Aquí los tres mantras que debe interiorizar todo director que pretende hacer de la agilidad una virtud de su organización:
1) Individuos e interacciones importan más que procesos y herramientas.- La experiencia final del usuario y la multiplicación de sus interacciones positivas tienen prioridad sobre el método preestablecido o los instrumentos originalmente elegidos.
El mundo de lo ágil no está contrapuesto al mundo del rigor procesal, pero sí jerarquiza poniendo énfasis en la percepción y la reacción del individuo usuario.
2) La funcionalidad del producto o servicio está por encima de la documentación excesiva.- Vaya que si protocolos documentales robustos o exagerados no sólo disminuyen la velocidad de toda acción, sino atentan contra toda capacidad óptima de reacción.
El mundo de lo ágil privilegia que las cosas funcionen. Que muestren ser producto o decisión viable antes del subordinar todo avance a la micro documentación congelante.
3) La colaboración con el cliente predomina sobre la rigidez contractual.- Pocos cambios son inmunes a la afectación de algún acuerdo o precepto contractual que requiera ser revisado, repensado o, en algunos casos, eliminado.
El mundo de lo ágil pone el acento en la colaboración cliente-proveedor / usuario-sistema / marca-consumidor y evita una visión rigorista que asuma que las negociaciones contractuales son escritas en piedra.
En el fondo, una empresa o una entidad que pretende ser ágil en sus respectivos negocios acepta que está obligada a hacer ‘n’ ajustes a su estrategia, modelo de negocios, producto o estándar de servicio ante cualquier cambio relevante en las circunstancias o entornos en los que opera.
La empresa ágil no es indisciplinada, ni carente de sentido estratégico. Simplemente es una entidad que da respuesta continua, con flexibilidad y rapidez, al cambio necesario y a la evolución obligada.
Y es que la agilidad en la empresa no es una metodología, es simplemente una mentalidad para hacer las cosas, hacerlas rápido y hacerlas bien.
Y COPARMEX NACIONAL RENUEVA SU PRESIDENCIA…
Es una voz valiente. Una voz fuerte. Necesaria en tiempos donde muchos liderazgos del sector privado han optado por la prudencia extrema o el silencio intencionado. Al abogado bajacaliforniano Gustavo de Hoyos Walther se le puede observar todo lo que se quiera menos haberse refugiado en la neutralidad.
Desde Jalisco, el 1 de enero toma la batuta el Fundador de Compusoluciones, el ingeniero José Medina Mora Icaza. Muchos lo definen como un hombre con enorme sentido estratégico. Necesitamos empresas sólidas y empresarios dignos, afirma. En breve conoceremos su estilo personal de gobernar una confederación de sobrada complejidad institucional, en un entorno político nacional al que no le faltan temas sensitivos.
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